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La Prensa

Revolución y democracia

Uno de los muchos periodistas extranjeros que vinieron a Nicaragua para cubrir la insurrección final sandinista en julio de 1979, el mexicano Edgard Hernández, recuerda que cuando reportó para su medio la caída de la dictadura somocista expresó con entusiasmo desbordado, que ese día la libertad se había dado la mano con la democracia. Tal declaración del corresponsal mexicano aparece en el reportaje del periodista de LA PRENSA Eduardo Cruz, titulado Reporteros de la ofensiva final, publicado en la sección Domingo el pasado 16 de julio.

El mito de que fue gracias a la revolución del 19 de julio que se estableció la democracia en Nicaragua, era una  tesis histórica oficial en los años ochenta, durante la dictadura sandinista, y la siguen repitiendo inclusive disidentes del FSLN que ahora luchan por la democracia.

Pero no es cierto. El triunfo de una insurrección armada o revolución no produce  el establecimiento de la democracia, salvo casos muy  excepcionales. Más bien, la revolución  muchas veces impone   una nueva dictadura, como ocurrió precisamente en Nicaragua en 1979.

La democracia, como es bien sabido, exige  entre otros requisitos fundamentales la realización de elecciones competitivas y justas, mediante la práctica del sufragio universal y el voto secreto como expresión de la soberanía del pueblo; y que gobiernen los que obtienen el voto de la mayoría con pleno respeto a los derechos de las minorías.

Si  los sandinistas hubieran querido sustituir la dictadura somocista con la democracia  hubieran convocado de inmediato a elecciones libres y limpias, en el término de 6 meses o un año a lo sumo. Pero  ni siquiera  la palabra elecciones incluyeron en el Estatuto Fundamental y el Estatuto de Derechos y Garantías de los Nicaragüenses, los documentos programáticos con los cuales sustituyeron la Constitución de 1974. Mucho menos que reconocieran  el derecho  del pueblo a  elegir sus gobernantes, como es propio de una democracia.

Lo que hicieron los sandinistas fue imponer una dictadura revolucionaria que además de ajustarle las  cuentas a los somocistas derrotados, persiguió y reprimió también  a los partidos democráticos y a todos los nicaragüenses que reclamaban el reconocimiento de sus  derechos políticos y el establecimiento de la democracia, comenzado con la celebración de elecciones libres y competitivas.

Claramente, el objetivo del Frente Sandinista de Liberación Nacional no era establecer la democracia,  sino imponer  un régimen autoritario socialista —o totalitario comunista—, como el que había entonces y sigue existiendo hasta ahora en Cuba.

¿Elecciones, para qué? El pueblo ya votó el 19 de julio, gritaban los comandantes sandinistas en las plazas repletas con  sus simpatizantes. Uno de los  comandantes inclusive llegó a decir el disparate de que  en Nicaragua había  una “dictadura revolucionaria democrática”, frase que  ni siquiera era original sino la  elucubración de un teórico marxista de la  Hungría comunista llamado György Lukács.

Obligados por el crecimiento de la guerra contrarrevolucionaria, los sandinistas montaron en 1984 un simulacro de elecciones acompañados por sus partidos aliados del Frente Patriótico de la Revolución. Pero la estratagema no les dio resultado y en febrero de 1990 tuvieron que permitir elecciones competitivas, en las que triunfaron  la alianza opositora  UNO y su candidata presidencial, doña Violeta Barrios de Chamorro.

Fue hasta entonces que  hubo democracia en Nicaragua.

Editorial democracia editorial LA PRENSA revolución archivo

COMENTARIOS

  1. marcel
    Hace 7 años

    El Editorial es congruente con las consecuencias nefastas, quizás inesperadas para la mayoría del pueblo nicaragüense, que se vivieron desde el 1979 a esta fecha cuando los sandinistas, ocuparon el lugar del somocismo. La historia socio política de los pueblos del mundo nos enseñan que ninguna revolución o lo que es lo mismo , lucha armada redundara en un siclo democrático libertario para los pueblos, mas cuando sus dirigentes llegan al poder repletos de odios, rencores, resentimientos y un revanchismo desalmado, aunque muchas veces sin causas,Los bolcheviques, asesinaron millones en Rusia, desmantelaron el zarismo corrupto y eternizaron un sistema con mas corrupción y vicios que el anterior. Lo mismo había sucedido en México con un ignorante como cabecilla de la lucha armada me refiero a Pancho Villa y sus secuaces, allá fueron asesinados españoles, criollos culpables e inocentes, para que? para eternizar una dictadura sanguinaria ladrona y corrupta, la del PRI, en nuestra Nación, sucedió igual, al renunciar Somoza ante la presión gringa, estos ignorantes y sus aliados cubanos, libios y toda esa plaga de internacionalistas sentaron su trasero, viviendo a sus anchas disfrutando de las casas de los adinerados a quienes llamaban ladrones, y la plebe? Esa no fue tomada en cuenta ni será una revolución, es la evolución distorsionada por el odio y la envida y sobre todo el revanchismo y la sangre de mártires.

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