Otro 19 de julio
El partido y gobierno sandinista celebró otro 19 de julio en conmemoración del 38 aniversario del triunfo de la tal revolución popular sandinista, revolución de la cual, dicen los sandinistas orteguistas, le sirvió al pueblo de Nicaragua para liberarse de la dictadura somocista encabezada por el general Anastasio Somoza Debayle.
Según los largos discursos cada 19 de julio del eterno secretario general del Frente Sandinista, aquella revolución derrotó a una de las dictaduras militares más crueles y sanguinaria del continente americano sin hacer mención de la dictadura sandinista que se nos impuso a los nicaragüenses durante los años ochenta, una dictadura que la somocista le quedó corta. Aquellos que dicen que nos liberaban de una dictadura nos impusieron una peor que solo luto y dolor nos trajo a los nicaragüenses.
La nueva dictadura sandinista nos confiscó nuestra libertad, nuestras familias, nuestros bienes… y miles de nicaragüenses fueron a parar a las cárceles por no estar de acuerdo con aquella tal revolución. También fueron muchos los nicaragüenses enviados al exilio huyendo de esa dictadura.
Aquella dictadura sandinista nos impuso una guerra fratricida en donde murieron miles de nicaragüenses, o sea aquella revolución que nos venía a liberar nos impuso el yugo comunista y destruyó Nicaragua. Por eso no sé qué es lo que celebran el 19 de julio, si ese día fue el inicio de unas de las peores dictaduras que ha vivido el pueblo de Nicaragua, fue el inicio de la noche oscura como lo llamó nuestro santo, el papa Juan Pablo II.
Así que los de jóvenes de hoy que no vivieron la dictadura sandinista de los años ochenta no tienen nada que ir a celebrar, y los padres de familia que vivimos en carne propia la guerra fratricida de los años ochenta, estamos en la obligación de contarles a nuestros hijos —los jóvenes de hoy— lo cruel que fue la dictadura sandinista, especialmente con los jóvenes a quienes mandó a morir, como carne de cañón a las montañas de Nicaragua en el nefasto servicio militar.
No podemos contar a medias la verdadera historia de nuestra patria, hay que decirles a estos jóvenes que quien nos impuso esa guerra fue la dictadura sandinista por todos sus abusos y no fue los Estados Unidos, como dicen los dirigentes sandinistas en sus largos discursos. Fue por la lucha libertaria de la Contra y el pueblo de Nicaragua que nos liberamos de aquella dictadura, sino no hubiese sido posible la derrota de la dictadura sandinista aquel 25 de febrero de 1990.
Máximo M. Castillo (Mexicano).
Digno sucesor de Somoza
Cada 19 de julio se ha convertido en un día de satisfacción para Anastasio Somoza García. El fundador de la primera dinastía se ve fielmente representado en Daniel Ortega, quien se empecina en confirmar su doctrina de que para que las cosas marchen en armonía, Nicaragua debe ser gobernada por los siglos de los siglos por una sola familia.
Lo irónico del caso es que este nuevo dictador fue uno de los personajes, según libros de texto de primaria, que derrocaron al anterior opresor descendiente de esta familia mediante una guerra fratricida en la que todas las víctimas las puso el pueblo.
Me atrevo a pensar que Somoza García se siente más orgulloso de Daniel Ortega que de su propio hijo, Somoza Debayle, quien nunca se atrevió a hacer las cosas que nuestro ilustre presidente ha hecho en tan poco tiempo: una de las mayores fortunas de América, control absoluto de los demás poderes del Estado, convirtiéndolos en títeres que solo actúan bajo sus órdenes y orientaciones, y lo que nunca se le cruzó por la cabeza al hijo del antiguo dictador: su esposa como vicepresidente.
Creo que la muerte de tantos hermanos nicaragüenses en la “guerra de liberación” pudo haberse evitado si Ortega le hubiera planteado a Somoza Debayle que la guerra impulsada en su contra por el FSLN no era para acabar con una doctrina como la practicada por su padre, sino para pedirle la oportunidad de mejorarla con nuevas prácticas y artimañas, pues Somoza Debayle hubiera aceptado gustoso su propuesta con tal de mantener viva la memoria de su padre, total él ya había amasado una jugosa fortuna que le hubiera permitido vivir plácidamente el resto de sus días. Desgraciadamente eso no ocurrió y Somoza Debayle, al igual que todos los nicaragüenses muertos en esa guerra, murió creyendo que la misma era para implementar en Nicaragua un nuevo modelo de gobierno cuando en realidad fue para que una nueva familia se eternizara en el poder.
Lo lamentable de todo esto es que para lograr su objetivo Ortega usó la inocencia y la buena fe de los miles de héroes y mártires, incluido su hermano, que ofrendaron sus vidas luchando por un ideal distinto al perseguido por el dueño de la Revolución y sus cómplices. Qué decepcionante debe ser para estos personajes ver que mientras ellos moran en el olvido Ortega y sus allegados viven como nadie jamás lo ha hecho en Nicaragua y todo a costillas de su sacrificio.
Mientras tanto, Somoza García seguirá disfrutando cada 19 de julio que las masas se reúnan para vitorear a su pupilo y celebrar el éxito de su doctrina.
Francisco Javier Gutiérrez Lagos.
Un orgullo de Nicaragua
Conocí a Ariel Cajina en agosto de 1989, entonces dirigía todas las operaciones del área pecuaria de la DGTA, precursora de lo que hoy es el IPSA, tenía un grado en Zootecnia de la UCA y una maestría en Economía Ganadera de la Universidad Oregón, USA. Organizó y puso en funcionamiento con el apoyo de su equipo técnico, un innovador proceso de transferencia de tecnología a través de un modelo de fincas de referencia, ubicadas en las diferentes regiones del país, el éxito de esta iniciativa trascendió las fronteras, mereciendo el reconocimiento internacional.
Ariel fue un líder incansable en la causa por el mejoramiento de la ganadería nicaragüense, jamás claudicó en su compromiso profesional, gremial y productivo. No conoció la arrogancia y el egoísmo, tan populares hoy día; la sencillez y humildad fueron sus mayores valores.
Entre sus principales emprendimientos, resaltan: socio fundador de Agroconsult, desarrollando importantes proyectos agropecuarios, Agroconsult introdujo por primera vez en Nicaragua, un software para administración agropecuaria en fincas, su desempeño como director técnico de la operación ganadera más grande de América Central, su destacada lucha gremial lo llevó a la Presidencia de la Federación de Cámaras de Lácteos de Centroamérica, por sus amplios conocimientos pecuarios fue solicitado como asesor del sector privado en la discusión de tratados comerciales, asumió como decano de la Facultad de Producción Animal de la UNA y en ese contexto fundó la Escuela de Medicina Veterinaria, fue asesor en instancias públicas, importante consultor de Organismos Internacionales y agencias especializadas (FAO, Incae, IICA, RUTA, Unión Europea), visionario en sus enfoques y sobre todas las competencias: ganadero progresista!
Su hija Carmen conmovió a los asistentes en la misa del funeral, las tiernas palabras que dedicó a su padre, resumieron muy bien la nobleza y las cualidades de ese gran hombre, orgullo de Nicaragua. La dirigencia de Conagan expresó el día de su deceso el justo reconocimiento a su indiscutible influencia en el fortalecimiento y desarrollo del sector ganadero nicaragüense.
Hemos perdido a uno grande de verdad. Los que le conocimos, estaremos de acuerdo que la grandeza tiene un significado más completo cuando se refiere a personas como Ariel Cajina. Paz a sus restos.
Celio Humberto Barreto.