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“Ley Magnitsky”, Daniel Ortega

“Yo no estaría tan tranquilo siendo un empresario cercano al régimen (de Daniel Ortega), que protege al régimen o ser un funcionario de Gobierno”, dice Carlos Ponce. LA PRENSA / AFP

Cuando Daniel Ortega fue “periodista”

Antes de convertirse en el “hombre fuerte” del sandinismo y en el nuevo caudillo del poder en Nicaragua, Daniel Ortega quiso ser periodista. Y lo fue, por muy poco tiempo.

Era joven e inquieto. Era antisomocista. Ya había caído preso por manifestarse y ya sabía cómo eran las torturas en los calabozos de la dictadura. Tendría 17 o 18 años, estaba a punto de bachillerarse y tenía el deseo de ser periodista como uno de sus mejores amigos: Carlos Guadamuz. Un día le pidió que convenciera a sus jefes en Radio Mundial para que le dieran una oportunidad también a él. “El amigo ensalzó al amigo”, recuerda como si fuera ayer uno de los directores de aquel radioperiódico de los años 60. Carlos describió a su amigo como un muchacho lleno de cualidades, un prospecto listo para destacarse en la radiodifusión. ¿Su nombre? Daniel Ortega Saavedra. El caudillo sandinista que hoy lleva 16 años como presidente de Nicaragua.

Pero Ortega no fue el único revolucionario o miembro del Frente Sandinista que antes de tomar las armas probó las grabadoras y las libretas. Roberto Sánchez, William Ramírez y Bayardo Arce también fueron periodistas, y la vicepresidenta y esposa del mandatario criollo, Rosario Murillo, fue a la vez muy cercana de la profesión, pues fue la secretaria de Pedro Joaquín Chamorro y Pablo Antonio Cuadra, director y codirector del Diario LA PRENSA.

En 2017, imaginar a Daniel Ortega recorriendo Managua con un equipo de grabación, lapicero, libreta y credencial de prensa en mano luce como fantasía, pero no es un episodio de ficción. Hace muchos años, en aquella Managua preterremoto, ser periodista era el anhelo genuino de un joven Daniel que desdeñaba a Somoza. Y en enero de 2008, de hecho, él mismo aseguró ante cámaras que había sido periodista.

Carlos Guadamuz, amigo de Daniel Ortega por muchos años y periodista, con Tomas Borge, cofundador y comandante del Frente Sandinista. Borge, según el periodista Agustín Fuentes, vendió el diario LA PRENSA en la ciudad de León para ganar dinero y también fue corresponsal del rotativo en esa ciudad. LA PRENSA / Archivo.
Carlos Guadamuz, amigo de Daniel Ortega por muchos años y periodista, con Tomas Borge, cofundador y comandante del Frente Sandinista. Borge, según el periodista Agustín Fuentes, vendió el diario LA PRENSA en la ciudad de León para ganar dinero y también fue corresponsal del rotativo en esa ciudad. LA PRENSA / Archivo.

ORTEGA: “¡YO TAMBIÉN FUI PERIODISTA!”.

Antes de saltar a la vieja Managua, vayamos a las 5:30 de la tarde del miércoles 16 de enero de 2008. El presidente de Venezuela —en ese entonces—, Hugo Chávez, se encontraba en Managua en uno de sus fugaces viajes en los que “venía en la mañana a Nicaragua y se iba en la noche”, según recuerda Eduardo Enríquez, periodista y editor en jefe de LA PRENSA.

En aquellos años, apenas Chávez ponía un pie en Nicaragua, Ortega le daba las llaves de su 4×4 Mercedes Benz, y el sudamericano conducía con su homólogo nica al lado y Rosario Murillo en los asientos traseros.

“Estábamos trabajando aquí en la noche cuando Chávez iba hacia el aeropuerto, y de pronto, no sé por qué razón, decidió entrar a LA PRENSA. No hay manera de saber por qué, pues solo iban los tres y ellos no lo han dicho, pero la especulación es que Ortega le dijo a Chávez: ‘Esta es LA PRENSA’, y él de manera intempestiva dobló y entró. Tuvieron que entrar todos sus escoltas y los medios oficialistas que los seguían. Y aquí toda la redacción salió”, rememora Eduardo Enríquez.

Él fue de los últimos en salir. Primero no le creyó al periodista Juan José Lacayo cuando este le dijo: “Ahí está Chávez”, y segundo, cuando ya lo creía, no sabía bien cómo actuar. “Si están aquí en las instalaciones del periódico y no salgo, es criticable, porque van a decir que les tuve miedo, además que por ese tiempo yo todavía escribía mi columna y era fuerte”, pensó Enríquez. “Si salgo y les comienzo a decir todo lo que pienso de ellos, igual se va a interpretar mal, como una grosería, porque la analogía es que están visitando tu casa. Entonces lo único que se me ocurrió fue salir, saludarlo como presidente y aprovechar para pedirle a Ortega, que en ese tiempo ya nos había censurado el acceso a la información, que su gobierno debería ser más abierto a los medios independientes. Y eso hice”.

En el parqueo de LA PRENSA había un gentío, Hugo Chávez se estaba comiendo una naranja y Eduardo Enríquez salió a saludar a los dos presidentes y a Rosario Murillo. Le pidió más acceso a la información pública a Daniel Ortega y Hugo Chávez le preguntó a este que por qué no lo hacía. “Si los que me censuran son ellos”, respondió Ortega, “porque yo hablo en público y ellos solo me sacan un parrafito de lo que yo digo”.

“Me imagino que él debe pensar que el periodismo que hay que hacer es el periodismo como el de Granma —diario oficialista cubano—, que cuando estaba Fidel reproducía todo su discurso íntegro a 8 columnas. Entonces yo le expliqué que no podíamos publicar un discurso de 45 minutos en el periódico, y me dice: ‘¡No, no me vengás con cuentos, si yo también fui periodista!’. Cosa que yo no sabía en ese momento. Yo creía que era broma de él y hasta nos reímos porque yo no sabía que él había sido periodista”, añade Enríquez.

La plática terminó ahí, a eso de las 6:00 de la tarde, y no se recuerda otro momento en que Ortega haya evocado su pasado periodístico públicamente.

El 16 de enero de 2008 Daniel Ortega y Hugo Chávez visitaron LA PRENSA y saludaron a Eduardo Enríquez, editor en jefe del periódico. LA PRENSA / ARCHIVO
El 16 de enero de 2008 Daniel Ortega (de camisa rosada) y Hugo Chávez (de camisa roja) visitaron LA PRENSA y saludaron a Eduardo Enríquez (arriba a la izquierda), editor en jefe del periódico. También estaba Rosario Murillo (abajo a la derecha), ahora vicepresidenta de Nicaragua. LA PRENSA / Archivo.

LA AVENTURA EN LA RADIO

A comienzos de los años 60, los hermanos Daniel y Humberto Ortega Saavedra eran dos revoltosos que ya participaban en acciones estudiantiles contra la dinastía de los Somoza, al costo de periódicas visitas a las cárceles de la Loma de Tiscapa. Cuando los chavalos terminaban allí, su papá, don Daniel Ortega, iba al diario Flecha a hablar con su director y amigo, Hernán Robleto, para que hiciera algo por ellos. “Ya sé a qué viniste”, decía Robleto “¿Los echaron presos?”.

Agustín Fuentes, de 88 años, era periodista de Flecha en esos años y lo recuerda perfectamente. Y su colega de profesión, Joaquín Absalón Pastora, de 79 años, añade que en aquel tiempo los Ortega eran habitantes del barrio San Antonio y “devotos consejeros de un peregrinaje que comenzaba en el barrio Santo Domingo y tenía su desenlace en el céntrico barrio San Sebastián. Ellos hacían esa jornada de muchachos con frecuencia como curiosos”.

Era un grupo de amigos donde también estaban Lenín Cerna, Jacinto Suárez, Carlos Guadamuz y otros más que participaron alguna vez en las manifestaciones de jóvenes de la Avenida Roosevelt. Sus pasos también llegaban con frecuencia al edificio de la antisomocista Radio Mundial, “a catedral del arte y la decana de la radiodifusión en Nicaragua”, como la describe Joaquín Absalón Pastora, periodista y autor del libro “Medio Siglo de Radio”.

Para 1962 o 1963, Carlos Guadamuz, gran amigo de Daniel Ortega, ya estaba contratado en el radioperiódico La Verdad de Radio Mundial. Sus jefes eran Joaquín Absalón Pastora y Francisco Carranza Chamorro, ambos directores de la emisión. Guadamuz quiso ser solidario con Daniel y aceptó presentárselo a los periodistas para ver si le daban una oportunidad.

“Aquí les traigo un prospecto. A un elemento joven con madera para ser periodista”, dijo Guadamuz.
“El plan de sugerirlo como practicante estaba premeditado, porque Ortega llegaba con lápiz, papel y grabadora en mano ya dispuesto a trabajar. Listo para tirarse a la calle”, recuerda Pastora.

El muchacho aceptó colaborar oficiosamente sin salario, porque era un novato total y el radioperiódico no les pagaba a los pasantes.

 

“Francisco Carranza, que fue mi socio”, cuenta Pastora, “le dio la credencial de noticias. Un carnecito que teníamos nosotros para los novatos. Una herramienta para que salieran a reportear”.

La primera y única cobertura de Ortega en La Verdad fue una conferencia de prensa del Alfonso Lovo Cordero, ministro de Agricultura y Ganadería de Somoza. Daniel hizo lo que los demás: asistió al evento, grabó las palabras del funcionario, anotó lo más importante en su libreta, pero cuando Lovo terminó de hablar, el joven periodista vio algo que lo sacó de sus casillas: ¡el relacionista público del ministerio era el mismo que lo había torturado a él tiempo atrás!

Ortega no se lo pensó mucho y cuando llegó el momento de las interrogantes, le preguntó al ministro Lovo cómo era posible que un torturador fuera funcionario de su institución. A Lovo no le gustó esa temeraria y pública imprudencia. De hecho, para evitar este tipo de altercados, dice Pastora, las conferencias no se transmitían en vivo.

Ortega regresó a la radio con aire triunfal y dijo, por todo lo alto: “Traigo la mejor noticia de la conferencia con el ministro de Agricultura: su secretario es un guardia torturador y pude decírselo”.

Francisco Carranza, que se encontraba en la Radio Mundial en ese momento, no podía creer sus oídos. El ministro Lovo ya había llamado a su programa La Verdad para quejarse del reportero. “¿Cómo es posible que La Verdad envió a un periodista belicoso y tapudo?”, reclamó el ministro somocista. “Paco” Carranza, como le decían de cariño, tenía buena relación con el ministerio como fuente informativa, así que se alteró y le espetó al joven Daniel Ortega: “¡Vos sos un vago comunista!”. Y le rompió el carné de periodista frente a su rostro temeroso.

Los detalles Carranza se los contó a su amigo Joaquín Absalón, con quien dirigía el radioperiódico, y aparecen íntegros en su libro “Medio Siglo de Radio”.

Este fugaz episodio como periodista fue la única experiencia que tuvo Daniel Ortega en Radio Mundial, y la única etapa que le conoce Pastora como periodista en cualquier medio.

La historia, con los mismos detalles narrados anteriormente, la corrobora Manuel Espinoza Enríquez, otro conocido periodista de radio y televisión nicaragüense que en los ochenta fue el ministro de prensa del gobierno sandinista. Pero Enríquez supo que al verse en la calle Ortega siguió su tanteo por el mundo de la información.

“Yo tengo entendido que después se fue a una emisora llamada Radio Capital, que quedaba ahí por la iglesia El Calvario. El dueño era un señor de apellido Obregón. Ahí estuvo trabajando en un noticiero o un programa no sé cuánto tiempo. Era una emisora pequeña. Yo estaba en la Radio Mundial”, cuenta Espinoza.

Joaquín Absalón Pastora tuvo a Daniel Ortega como pasante en los años sesenta en su radioperiódico La Verdad, en la prestigiosa Radio Mundial. LA PRENSA / ÓSCAR NAVARRETE
Joaquín Absalón Pastora tuvo a Daniel Ortega como pasante en los años sesenta en su radioperiódico La Verdad, en la prestigiosa Radio Mundial. LA PRENSA / Óscar Navarrete.

OTROS PERIODISTAS GUERRILLEROS

Algunos otros periodistas que también lucharon por la vía armada contra Somoza fueron:

  • Pedro Joaquín Chamorro, en Olama y Mollejones, en 1959.
  • Manuel Díaz y Sotelo, en los primeros intentos guerrilleros de los años sesenta.
  • César Cortés Téllez, en los años setenta.
  • Álvaro Montoya Lara, en 1979, en el Frente Sur (donde murió).
  • Pablo Emilio Barreto, en “Ofensiva Final” de 1979.

BAYARDO ARCE Y WILLIAM RAMÍREZ

En esa radio se concentraba la quintaesencia de la oposición contra Somoza, afirma Joaquín Absalón Pastora. A la estación llegaron muchos jóvenes que a la postre serían del Frente Sandinista y que lucharían para derrocar a Anastasio Somoza Debayle en 1979. Jaime y Ricardo Wheelock visitaban la estación porque su madre era la estrella de las radionovelas Esperanza Román. Dennis Moncada Colindres trabajó como periodista en La Verdad con Pastora, que lo llamaba “Petit Pois” de cariño, por su corta estatura.

“Nadie iba a presumir que este muchacho Daniel (Ortega) que llegaba en ese momento a confesar que quería ser periodista iba llegar a ser presidente”, dice Pastora en la terraza de su casa en Los Robles, al centro de Managua. “Como dice doña Anita Chamorro, que cómo iba a imaginar Pedro Joaquín que Rosario Murillo, su secretaria, sería vicepresidenta y Violeta, su esposa, presidenta; yo nunca imaginé que ‘Petit Pois’ iba a ser el canciller de la República”.

Bayardo Arce Castaño, antes de convertirse en uno de los nueve comandantes que dirigieron a Nicaragua tras el triunfo de la revolución sandinista, fue un destacado periodista de radio y prensa escrita.

Trabajó en el mismo radioperiódico en el que Daniel Ortega fue pasante, La Verdad, y posteriormente se fue a LA PRENSA, pues el director Pedro Joaquín Chamorro le ofrecía un mejor salario.

Su jefe en la radio, Joaquín Absalón Pastora, lo recuerda como “muy buen periodista”. Y el jefe de redacción de LA PRENSA que lo recibió como reportero, Agustín Fuentes, lo apoya: “Bayardo era bastante exitoso. Era buen periodista”.

Uno de los primeros trabajos que realizó Bayardo Arce en LA PRENSA fue un reportaje sobre el nombramiento de monseñor Miguel Obando y Bravo como arzobispo de Managua. Se publicó el 11 de marzo de 1970 con el titular: ‘El nuevo arzobispo en la montaña: búsqueda del cristiano en su condición de pueblo”. Para encontrar al religioso, que estaba en las montañas de Nueva Segovia, Bayardo tuvo que subirse a una mula y cruzar selvas y ríos.

Edición del 11 de marzo de 1970 de LA PRENSA, con un trabajo de Bayardo Arce Castaño en portada. LA PRENSA / Reproducción de Fabrice Le Lous.
Edición del 11 de marzo de 1970 de LA PRENSA, con un trabajo de Bayardo Arce Castaño en portada. LA PRENSA / Reproducción de Fabrice Le Lous.
Reportaje de Bayardo Arce con entrevista al monseñor Obando y Bravo, que en ese entonces recién había sido nombrado Arzobispo de Managua. LA PRENSA / Reproducción de Fabrice Le Lous.
Reportaje de Bayardo Arce con entrevista al monseñor Obando y Bravo, que en ese entonces recién había sido nombrado Arzobispo de Managua. LA PRENSA / Reproducción de Fabrice Le Lous.

El único problema de Bayardo, actual asesor económico de Daniel Ortega, era que tomaba mucho alcohol. Fuentes incluso dice que faltaba al trabajo y llegaba con resaca.

“Tomaba guaro barato, Santa Cecilia, que era el más popular. Al día siguiente llegaba todo dundo, de goma, entonces Pedro Joaquín sabía que no podía trabajar y le daba un preaviso. Pedro autorizó como 15 preavisos contra él. A cada rato lo perdonaba pero volvía a caer en las mismas”, cuenta su exjefe Agustín Fuentes.

El mismo Fuentes recomendó a William Ramírez Solórzano para que Pedro Joaquín Chamorro lo contratara. Fuentes y Ramírez eran compañeros en la Escuela de Periodismo y una vez en la Redacción de LA PRENSA Ramírez también destacó. Por aquellos años, Luis Sánchez Sancho, un buen amigo de Pedro Joaquín, llegaba mucho al periódico, y recuerda a Ramírez como un buen periodista, capaz e inteligente. Ramírez estuvo tres años en LA PRENSA en los 70. Después, según Agustín Fuentes, Bayardo Arce lo reclutó en las filas del Frente Sandinista y los dos se fueron a la clandestinidad.

Ramírez, fallecido en 2003, cofundó el periódico del Frente Sandinista La Trinchera, y en 1979 se integró al Estado Mayor del Frente Interno, junto a los comandantes Carlos Núñez Téllez y Joaquín Cuadra Lacayo.

“Organizaron y dirigieron, el 9 de junio, la toma de los barrios orientales de la ciudad de Managua en el contexto de la Insurrección Final, y el 27 de junio el Repliegue Táctico de Managua a Masaya”, describe una biografía oficial de Ramírez del Ejército Nacional de Nicaragua.

 Bayardo Arce junto a Anastasio Somoza Debayle en una recepción que Somoza le brindó a Omar Torrijos en la Casa Presidencial en los años setenta. LA PRENSA / CORTESÍA / Fotografía de Nicolás López Maltez.
Bayardo Arce Castaño junto a Anastasio Somoza Debayle en una recepción que Somoza le brindó a Omar Torrijos en la Casa Presidencial en los años setenta. LA PRENSA / CORTESÍA / Fotografía de Nicolás López Maltez.

ROBERTO SÁNCHEZ, PERIODISTA Y MILITAR

Fidel Castro saludando al periodista y militar Roberto Sánchez en la década de los ochenta. LA PRENSA/ARCHIVO
Fidel Castro saludando al periodista y militar Roberto Sánchez en la década de los ochenta. LA PRENSA/ARCHIVO

Roberto Sánchez Ramírez (q.e.p.d.) también fue un revolucionario sandinista que antes pasó por el periodismo. En un perfil póstumo de Sánchez publicado en LA PRENSA, se recuerda este episodio del conocido hijo dilecto de Managua:

“En LA PRENSA trabajaba cuando le tocó cubrir el terremoto de 1972, haciendo las veces de reportero y fotógrafo. Sus fotos del desastre, contaba, fueron: ‘Las primeras que se publicaron en el mundo’. La tarde después del sismo, cansado, se fue a sentar cerca del Gran Hotel. Pidió agua. Le dijeron que por El Múnich había muchas botellas de champaña y fue a servírsela en un vaso de cartón. Después lloró. Ese día bebió por única vez en la vida una mezcla de lágrimas con champaña”.

En 1967 se integró al Frente Sandinista y en los años ochenta fue vocero del Ejército Popular Sandinista por cuatro años. En esa época “le hicieron fotos vestido de verde olivo, saludando a personajes tan diversos como el cubano Fidel Castro, el líder palestino Yasser Arafat y el argentino Adolfo Pérez Esquivel, Premio Nobel de la Paz”, señala el reportaje publicado después de su fallecimiento en LA PRENSA.

Sánchez murió en noviembre de 2016. En sus últimos años de vida era un historiador muy consultado por los medios informativos nacionales y era asesor de la Presidencia para asuntos históricos y culturales.


LA SECRETARIA DE LA PRENSA

Ana María Chamorro, hermana del asesinado director de LA PRENSA, Pedro Joaquín, recuerda que Rosario Murillo fue secretaria de su hermano por siete años. Poetisa y muy interesada en las artes y la cultura, Rosario Murillo no ejerció el periodismo estando en el diario, pero vivió el día a día de la redacción por mucho tiempo.

“Se enamoró de Anuar Hassan, periodista de nota roja en LA PRENSA, y tuvieron un hijo que murió en el terremoto (de 1972)”, recuerda Luis Sánchez Sancho.

“Rosario Murillo era muy activa y era muy inteligente. No era periodista. Ella se comunicaba con los periodistas por su trabajo, pero nada más”, explica Agustín Fuentes, quien fue contemporáneo suyo en LA PRENSA.

Para esta publicación LA PRENSA contactó a Murillo vía correo electrónico para preguntarle por su experiencia en el rotativo, si le gustaba el periodismo y cuál es, según ella, la importancia de esta profesión. Su respuesta, en una tarjeta electrónica membretada con un árbol de la vida en el fondo como marca de agua, fue: “A: Hermano Fabrice Le Lous. Gracias, saludos”, seguido por una suerte de poema en mayúscula: “Amor a Nicaragua / siempre más allá…! / tiempos de victorias, / por gracia de Dios…!”.

Murillo actualmente es la vicepresidenta del país y controla la comunicación oficial del Gobierno. Su esposo, Daniel Ortega, es el presidente. Ambos fueron designados en sus puestos a finales de 2016 por un poder electoral que ellos mismos controlan, y el acceso a la información pública está totalmente restringido para los periodistas de medios independientes —que son muy pocos, ya que la mayoría de medios nacionales están controlados por el Ejecutivo. Pese a haber sido muy cercanos al periodismo, Ortega y Murillo parecieran desdeñarlo.

Rosario Murillo y Ernesto Cardenal en las instalaciones de LA PRENSA, cuando Murillo trabajaba como secretaria. LA PRENSA / Archivo.
Rosario Murillo y Ernesto Cardenal en las instalaciones de LA PRENSA, cuando Murillo trabajaba como secretaria. LA PRENSA / Archivo.

¿AMANTE DEL PERIODISMO?

En el libro “Medio Siglo de Radio”, del periodista Joaquín Absalón Pastora, se describe un curioso pasaje posterior a 1984, cuando Daniel Ortega ya era el presidente de Nicaragua. En una conferencia “amistosa”, una periodista le pregunta al comandante:

“¿Qué profesión le hubiera gustado ejercer?”.

“Hubiera querido ser periodista”, habría respondido Ortega.

Daniel Ortega, presidente de Nicaragua designado por un Poder Electoral que él controla con 16 años en el poder. LA PRENSA / AFP
Daniel Ortega, presidente de Nicaragua designado por un Poder Electoral que él controla con 16 años en el poder. LA PRENSA / AFP

 

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COMENTARIOS

  1. Francisco Avidán Medina Garmen
    Hace 7 años

    Creo que el rol actualmente desempeñado supera a la función de periodista que soñaron, felicito tanto al comandante como también a su esposa quienes hicieron un gran proyecto de vida, con sangre, trabajo, desvelo y mucho más, ojalá así pensaran nuestros niños, jóvenes y adolescentes nicaragüenses como pensaron ellos…
    Saludos…
    Acaso es pecado ser patrón de tu patrón…

  2. Justo Nicaragua
    Hace 7 años

    Al pueblo le gustaría leer un reportaje del periodista Daniel Ortega sobre las arbitrariedades y corrupción del inconstitucional, sobre el nepotismo en la dictadura actual, sobre el narcicismo de quien se erige cienes de rótulos cantándose victorioso de presidir en el segundo país más pobre del universo y sobre el despilfarro en arbolatas cuando los hospitales públicos están en la lipidia. Un reportaje que explique lo que el pueblo siente cuando le hacen fraudes y farsas y se burlan a carcajadas de la voluntad de este. Cuando se abusan de los bienes públicos en beneficio de una familia. Todavía es tiempo para que lo escriba.

  3. Libretero
    Hace 7 años

    Romántico el reportaje pero en lo que se convirtió después el seudoperiodista este es en el filibustero mas cruel y despiadado de todo el pais comparable quizas solamente con William Walker. La única diferencia es que aquel si era letrado de verdad y este un pobre burro que tiene el pais patas arriba por su terca ambición y si no me creen pregúntese cada quien asi mismo si no es esclavo de este terrorista monopolista y vende patria. Esas lavadas de cara ya no funcionan mas para la conciencia de nuestro sufrido pueblo.

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