Soy una víctima del Banco Central de Nicaragua (BCN) y como tal estoy haciendo uso de mi derecho de exponer la injusticia que su presidente, doctor Ovidio Reyes, está cometiendo contra los tres escritores ganadores del Certamen Literario María Teresa Sánchez, 2015, género novela, pues esta institución recientemente nos comunicó —ante una consulta de nuestra parte— que no publicará en físico las obras premiadas, lo cual es como una bofetada a nuestras ilusiones.
No son ilusiones vanas las nuestras, sino fundadas en dos aspectos: 1. El numeral 10 de las bases del Certamen, establece que el BCN imprimirá las obras ganadoras; y 2. La tradición indica que el BCN ha cumplido, pues ha publicado las novelas premiadas de los certámenes anteriores, por ejemplo, una de Carlos Alemán Ocampo (Alonso Palomino) y otra de Guillermo Goussen Padilla (Como Cuba libre). Inexplicablemente los libros de este estuvieron embodegados durante años en las oficinas de Servicios Generales del Banco.
Me siento excluido y marginado, ¿por qué si les publicaron a ganadores de ediciones anteriores, a nosotros no? ¿Cuál es la razón, motivo o pretexto? No sabemos. En una carta en respuesta a una nuestra, la directora jurídica del Banco afirma que no nos publicarán porque la institución no está obligada a ello ya que el numeral 10 lo que establece es la obligatoriedad de los escritores ganadores de cederle los derechos de autor sobre sus obras al BCN, pero que esto no implica que deba imprimirlas.
Este argumento “jurídico” más bien pareciera una leguleyada por varias razones, entre ellas: 1. La misma práctica del BCN, que ha publicado las novelas premiadas; 2. ¿Para qué obligan a los autores a cederles los derechos de autor de la primera edición, si no es para publicar? Si no imprimen, esto se convierte en censura y atentado contra la libertad de expresión. 3. En las bases del concurso no se dice que el BCN no publicará las obras seleccionadas por el jurado del Certamen.
Por otro lado, es extraño, casi insólito, que una institución tan esencial del Estado como es el Banco Central de Nicaragua, descuide su proyección de imagen, porque su comportamiento como incumplidor lo desprestigia ya que indica que puede violar lo que ofrece y tratándose del BCN esto es particularmente grave por su rol en el control de las cuentas nacionales, financieras y monetarias del país y por sus vínculos internacionales, por ejemplo, con el Fondo Monetario y con el Banco Mundial. ¿Si incumple con la publicación física de las novelas ganadoras de su concurso, por qué no en otros ámbitos?
Es asombroso que funcionarios del mismo BCN estén empañando su programa insignia, su maravilloso Certamen Literario María Teresa Sánchez, que tanta proyección positiva le ha proporcionado al banco como promotor de la cultura y de los intelectuales nicaragüenses en distintas manifestaciones del arte. Atentan contra su propio concurso. ¡Es casi increíble!
Y manchan el nombre de la magnífica poeta, ensayista y narradora María Teresa Sánchez, una formidable promotora cultural que se caracterizó precisamente por publicar en su imprenta y de su marido Pablo Steiner, bajo el sello de Editorial Nuevos Horizontes, a muchos de la época. Es un desatino mayúsculo, un contrasentido, una torpeza enorme. Una estupidez, la del BCN.
Finalmente, me uno al llamado del Centro Nicaragüense de Escritores (CNE) al presidente del BCN, Ovidio Reyes, para que se reúna con los escritores que estamos siendo vejados por su institución y lleguemos a un acuerdo satisfactorio para ambos.
El autor es periodista y escritor.