En cierta ocasión, Juan Carlos Ramírez dijo que él estaba destinado para las Grandes Ligas. Y así ha sido. Lo que no anticipó es que el camino estaría plagado de dificultades, tantas que una vez se le escuchó considerar la posibilidad de no continuar más en el beisbol.
Su historia no es como las habituales que nos muestran la progresión constante de un joven destinado hacia la grandeza, tras una prodigiosa trayectoria desde niño. No, JC ha batallado mucho y ahora es cuando comienza a sacar la cabeza del agua.
Ante los Filis el pasado miércoles, vimos a un lanzador imponente, con todo el equipaje para convertirse en estrella, pero detrás hay años de frustraciones, rechazos de un equipo y otro, una cirugía, lesiones y una indiferencia mediática que por momento fue frustrante.
Sin embargo ahora tiene la mirada en el futuro, mientras disfruta de un presente que se ha vuelto emocionante. El miércoles fue una máquina de lanzar strikes y los lanza muy duro, a distintas direcciones y diferentes velocidades.
Lo suyo fue un recital. Exhibió control, sabiduría y largo aliento. Caminó ocho entradas, en las que esquivó seis hits, con tres ponches y dos boletos, para completar una faena brillante.
La transformación de tirador (sentido mecánico de tirar la bola) a pícher (lanzar con inteligencia), ha sido notable. Aun cuando su recta se mueve entre 94 y 98 millas por hora, con promedio de 96.3, un 32.9 por ciento de sus envíos son sliders y 16.8 curvas. Provoca muchas rolas, más que los ponches que consigue.
Lo de los roletazos tiene que ver con su recta es técnicamente un sinker. Del 51.3 por ciento de rectas que lanza, el 38.8 por ciento son sinkers (se hunden), el 11.1 por ciento son de cuatro costuras (más rápidas pero con menos movimiento) y el 1.2 por ciento, splitter (dedos separados).
Su arma es su recta. La clave es saber colocarla. Ese envío lo hace un lanzador intimidante. No obstante, su slider a 88.4 millas promedio, tiene una velocidad estelar, y su curva a 79.3 millas es fantástica. Solo le falta agregar un cambio, algo que trabajará en vacaciones.
Por ahora solo nos queda apreciar su evolución y vamos a ver cuántos éxitos más es capaz de agregar en lo que resta de la temporada.