El mito de Vasyl Lomachenko sigue creciendo. La noche del sábado en el Microsoft Theather, en Los Ángeles, hizo del colombiano Miguel Marriaga una caricatura, quien abandonó la pelea después del séptimo round, sabida su esquina que estaban librando una batalla imposible ante la superestrella ucraniana.
Fácil fue su tercera defensa del cinturón de las 130 libras de la Organización Mundial de Boxeo (OMB). “Hi-Tec” confirmó que está para hacer historia dentro del pugilismo actual, pero al lado de tal afirmación se levanta la pregunta de, ¿quién podría hacerle sombra dentro del ring?
Discusión aparte, Lomachenko abrió el combate con una actitud de estudio frente a un Marriaga con etiqueta de pegador, ya que acumulaba 21 triunfos por nocauts en un total de 25 compromisos. Se esperaba que el nacido en Cartagena se convirtiera al menos en una espina en el pie para Lomachenko; sin embargo, prefirió ser bulto.
Al momento de que se dio esta metamorfosis, con su boxeo elegante y preciso, la idea era que Lomachenko mostrara una agresividad desmedida, y en cambio, sacó su lado flojo, burlesco, y como león que tiene a una liebre entre las patas, jugó con ella y no sació del todo el deseo de la fanaticada.
Marriaga fue enviado a la lona en el tercero y séptimo capítulo, por combinaciones certeras de Lomachenko, que concluyó la faena con un corte en su ceja izquierda pero con ambos pómulos enrojecidos, debido al escaso pero hiriente golpeo del colombiano.
¿Jorge Linares o Mikey García en 135 libras? Ahí, ante ellos, se espera que el verdadero Lomachenko salga del cascarón, porque el del sábado, lució más que cómodo.