Debido a que la historia de duelos entre nicaragüenses en el beisbol de las Grandes Ligas es realmente irrelevante, existe una fascinación especial cada vez que dos pinoleros se cruzan en el camino y deciden ventilar sus diferencias en escenarios de gran exposición mediática.
La noche del sábado, mientras los fanáticos de los Marineros rendían homenaje a ese gran bateador que fue Edgar Martínez, una pareja de lanzadores escaló el montículo con un país detrás. No fue una noche soñada, gloriosa, pero tampoco una jornada destinada al olvido.
Erasmo Ramírez fue el lanzador que Seattle imaginó cuando lo extrajo de Tampa. Pensante, agudo en el manejo de la zona de strikes y preciso como cirujano en la mezcla de disparos. Solo le faltó suerte porque lanzó para ganar. Lo hizo con solvencia y hasta mostró fortaleza.
El trabajo de JC
A Juan Carlos Ramírez le faltó puntería. Este es un tirador prodigioso, con todo el paquete para convertirse en estrella, pero no fue fino en la ubicación de sus envíos y pagó caro por las concesiones que hizo a través de bases por bolas. Aun así, fue un rival de consideración.
Quizá lo esencial, es que el sábado subieron a la colina dos nicaragüenses, que luego de una ejemplar historia de superación, demostraron que pertenecen a las Grandes Ligas y que son capaces de ofrecer contribuciones magníficas a sus equipos, que piensan en los playoffs.
Erasmo no es tan poderoso como JC, pero durante seis entradas, mantuvo a los Ángeles en tres hits, que debieron ser intrascendentes, de no ser por un error suyo, que permitió se le anotara una carrera sucia en el quinto, mientras daba un boleto y propinaba un ponche.
Erasmo efectivo
El rivense, que persiste con su marca de 4-4 y efectividad de 4.72, echó mano de su recta de cuatro costuras, que alcanzó su máxima velocidad en 94 millas, pero también fue clave su recta cortada (cutter) a 90, más su cambio (80), que causó muchos dolores en las espaldas.
El relámpago de la 14 de Septiembre llegó a 98 millas en su recta, con sliders a 90 y curva a 78-80. Justamente sobre una curva, Kyle Seager le disparó el jonrón en el quinto inning. Su labor fue aceptable, pero no logró ser una apertura de calidad (6in, 3cl o menos).
JC sufrió con su dificultad para ubicar los envíos, sobre todo en el tercer episodio, en el que regaló tres bases, dos de las cuales se volvieron carreras. Pero ofreció detalles magníficos, como su par de ponches al inicio ante Robinson Canó y Nelson Cruz, luego de dos hits.
Para decirlo de una manera más clara, los dos nicas que se subiera a la loma el sábado, nos representaron bien. Sus trabajos no fueron obras elaboradas o de alta arquitectura, pero no pasaron sin dejar rastro, mientras emocionaban a un país que ha aprendido a admirarlos.
Lo mejor
El trabajo de Erasmo Ramírez el sábado ante Los Ángeles, es el mejor realizado por un nica en duelo entre pinoleros, en el repaso de nuestra modesta historia de enfrentamientos.
El rivense lanzó seis entradas de tres hits, una carrera sucia, una base y un ponche, con solo 82 disparos, de ellos 55 sobre la zona de strikes. Quedó con 4-4 y 4.72.