En las comunidades de Nueva Guinea, en el Caribe Sur y San Miguelito, en Río San Juan, hay extensiones de tierra boscosas, nebliselva, parajes solitarios y ríos caudalosos que junto con los pésimos caminos la zona se convierten en un riesgo para los pobladores ubicados sobre la ruta canalera. Los lugareños dicen que “no hay vigilancia de la Policía”, sino “espionaje” contra los campesinos que se oponen al despojo de sus propiedades por la construcción del Gran Canal.
Los campesinos aseguran que solo observan a los agentes de la Policía Nacional cuando pasan a investigar algún hecho delictivo. La imagen que tienen es la de los agentes de las fuerzas especiales, vestidos con uniformes azul oscuro, que llegan para reprimir a los asistentes de las marchas anticanal. Esto se traduce en rechazo.
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La impresión que tiene sobre la Policía Nacional el coordinador del Consejo en Defensa de la Tierra, Lago y Soberanía, Medardo Mairena, tampoco es buena, pues refiere que saben de la presencia policial por “el espionaje”, que han sufrido constantemente por donde se movilizan.
Martín Oporta reside en El Chacalín, está organizado en los comités comarcales en rechazo al Canal y es de los que responden: “No tenemos seguridad. No hay vigilancia de la Policía. Aquí nos están vigilando a cada momento cuando ya nos miran así reunidos, están (marcando) los teléfonos y nos están dando seguimiento en todo”.
Inseguridad en caminos solitarios
En algunos casos en las comunidades de Nueva Guinea sus habitantes realizan largas caminatas de hasta cuatro horas para salir a un lugar de acceso debido a los caminos dañados, como sucede con los habitantes de San Sebastián de Aguas Zarcas cuando salen por La Esperanza Número Uno. Los pobladores se enfrentan al peligro en esos caminos solitarios.
Reymundo Urbina Marín tiene 50 años y habita en la entrada a la comunidad de Chacalincito, en La Unión, Nueva Guinea. Señala que en esas zonas el delito que con mayor frecuencia ocurre es el abigeato.
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“Ladrones es lo que abunda en estas comunidades, lo que pasa es que el que roba una vaca paga y sale otra vez, hay mediación, dicen, pagan y quedan igual”, refiere Urbina.
Oporta comenta que hace un par de noches conoció que en las cercanías balearon a un muchacho. Y hace unos 15 a 22 días, más adelante de donde él habita sobre el mismo camino de El Chacalín, machetearon a otro; en ambos casos desconocen si fueron investigados.
Policía solo llega para reprimir marchas
Otro que señala que a la Policía solo la observan cuando se han manifestado contra el proyecto del Canal es Luis Uriarte, habitante de El Dorado 3, El Tule, San Miguelito.
Uriarte menciona que ha visto a la Policía en las marchas en las que ha sido reprimido al igual que muchas personas, como ocurrió en El Tule, el 24 de diciembre de 2014.
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También recuerda que ya hace varios años llegó la Policía junto con miembros del Ejército para resguardar a un grupo de extranjeros a medir sus tierras y trazar las líneas en la ruta del Canal Interoceánico, porque les indicaron que por todo ese poblado pasaría el megaproyecto entregado por el régimen de Daniel Ortega al chino Wang Jing.