En las rivalidades se saca lo mejor y lo peor del ser humano, desaparece el hombre y surge la bestia. Así sucede en el futbol o por lo menos eso creíamos hasta que el Real Madrid humilló al Barcelona en la Supercopa de España venciéndolo 2-0 (5-1, global) en el Bernabéu sin respuesta alguna. El problema que los culés pelearon sin alma ante un conjunto que dominó el juego a su antojo, al punto que no goleó porque dosificó sus energías.
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El Madrid demostró ser un equipo que camina sólo, ayer sin Cristiano Ronaldo, Isco, Casemiro y Bale en el once inicial no hicieron falta. Karim Benzema lideró al equipo, Marco Asensio (4’) se vistió con una genialidad antológica en el 1-0, Mateo Kovacic volvió a darle jaquecas a Messi, Marcelo desequilibró por la banda sin barreras, Luka Modric y Toni Kroos sin necesidad de brillar como acostumbran marcaron la pauta en el centro y Keylor Navas apareció cuando el partido lo llamaba.
La descripción con palabras no bastará para definir lo mal que está el Barsa. Tan así que entró a jugar al minuto 11 con el disparo de Luis Suárez. Un equipo que empieza en agonía, con tres centrales inutilizados y recibiendo una estocada definitiva como la de Asensio al minuto cuatro, mientras entraban en el calor del juego, no podía terminar de otra manera: cabizbajo, derrotados y sabiendo que son inferiores a la nueva era del futbol español; la era del Madrid de Zidane. Piqué lo advirtió al final: “Por primera vez me siento inferior”.
Benzema afrontó el encuentro como debía ser, callando bocas y reflejando su calidad. Un revulsivo durante los 90 minutos, que definió pronto, cuando Marcelo le envió un regalo que lo culminó con sangre fría a un lado de Ter Stegen al 39’. Eso bastó para que el Madrid cedieran el balón y bajara el ritmo del duelo. Durante el segundo tiempo, el Barsa tuvo más ocasiones, pero Navas le arrebató el descuento a Messi, los azulgranas decoraron la segunda mitad con algunas oportunidades, no obstante, cuando los blancos quisieron regresar a la carga, la carencia de sostenimiento catalán se hizo notar.
Al final el Madrid futbolísticamente no tenía nada que demostrar fueron unos “Supercampeones”. Zidane llamó al banquillo, debutó Dani Ceballos y Theo Hernández en un clásico. La nueva época del Madrid se consolida, el francés le dio el empuje que necesitaba este equipo que con un soplo es suficiente para dejar al Barsa en la ruina y fijarse como favoritos para repetirlo todo.