Estados Unidos inició la renegociación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) con inusual contundencia, al asegurar que “el pacto ha fallado a muchos estadounidenses” y afirmar que no es suficiente con que sea “retocado”, frente a mensajes más conciliadores de México y Canadá.
“El TLCAN ha fallado a muchos estadounidenses y necesita importantes mejorías”, indicó Robert Lighthizer, representante de Comercio Exterior del Gobierno del presidente Donald Trump en su declaración oficial al comienzo de la primera ronda de conversaciones.
“No podemos ignorar los enormes déficits comerciales, los empleos manufactureros perdidos, los negocios que han cerrado o se han trasladado por los incentivos del actual acuerdo”, dijo Lighthizer.
El déficit comercial, especialmente con México, ha sido uno de los ejes de las críticas del presidente Trump a un acuerdo, que ha descrito como un “desastre”.
No solo es retoque
Si bien Estados Unidos reconoció que los tres países asumen que el acuerdo, en vigor desde 1994, debe ser “modernizado y actualizado”, Lighthizer rápidamente añadió que no vale con que sea “retocado”.
“Después de la modernización es cuando comienza el trabajo duro”, sostuvo en una comparecencia en la que estuvo acompañado por el secretario de Economía de México, Ildefonso Guajardo, y la ministra de Asuntos Exteriores de Canadá, Chrystia Freeland.
Por su parte, las palabras de Guajardo y Freeland mantuvieron un tono más diplomático y evitaron la confrontación en el inicio de lo que se presume serán unas espinosas conversaciones.
“Estamos deseando renovar nuestra alianza norteamericana. Vamos a mirar hacia el futuro y no al pasado”, dijo Guajardo en su intervención.
No obstante, el secretario mexicano dejó claro que para que “sea exitoso, el nuevo TLCAN tiene que funcionar para todas las partes involucradas, de otro modo no es un acuerdo”.
No solo ver déficit
En la misma línea se expresó la ministra canadiense, al afirmar que su país “no ve los déficits o superávits como una medida fundamental” para ver si una relación comercial funciona.
“No concebimos el comercio como un juego de suma cero”, agregó Freeland, que vio en las conversaciones una oportunidad para hacer el pacto “más progresista” con la incorporación de protecciones laborales y medioambientales. Para los expertos, el sorprendente contraste entre las declaraciones iniciales no augura un futuro prometedor.