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En el área de aprendizaje se atienden a unos 12 niños y por mínima que parezca la mejoría de estos pequeños pacientes, el cambio alcanza a sus familiares. LA PRENSA/R.FONSECA

Proyecto Ometepe-Alemania: Una historia de amor por los demás en una bella isla de Nicaragua

En el POA han sido pilares importantes el trabajo del ingeniero Alcides Flores y su esposa Mélida Luna, quienes con el apoyo de una pareja de alemanes comenzaron a echar a andar todas estas obras.

Enhebrar chaquiras y otros pequeños objetos en un pedazo de alambre, además de estar sentado por varios minutos, fueron logros importantes para Edwin Abel Vivas Álvarez, de 5 años. Incentivado por una especialista, captó con claridad la tarea asignada, pero luego dejó su actividad y se marchó a otra sala, donde una niña de dos años era atendida por problemas de lenguaje.

Es parte del trabajo que se realiza en el Centro de Estimulación Temprana, en Santo Domingo, donde un equipo integrado por diferentes especialistas hace un trabajo de hormigas, casi anónimo, que funciona, junto con otros componentes, gracias al Proyecto Ometepe-Alemania (POA) que en 2018 cumplirá 25 años de existencia.

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Leda Julieth Álvarez Alemán cuenta que llevaba a Managua a su hijo Edwin desde los 6 meses. “Convulsionaba por fiebre, luego sin fiebre, lo llevé al doctor y me dijo que estaba bien y con el tratamiento no convulsionaría más, pero en marzo recayó. Mi hijo era hiperactivo, impulsivo, no habla mucho, ahora tiene dos meses de estar en el proyecto y su avance es notorio”, comentó.

Confiesa que estaba cansada pues todo el día debía andar pendiente de su hijo porque “botaba todo, en la escuela tocaba todo, le agarraba desesperación, gritaba, ahora entiende más”.

Valentina es más independiente. Tiene 4 años y es atendida desde los nueve meses. El ingeniero Alcides Flores conversa con la niña durante un receso de su terapia.LA PRENSA/R.FONSECA

Déficit de atención

Luz Marina López es la encargada del área de aprendizaje del mencionado centro. Comenta que el niño fue diagnosticado con déficit de atención e hiperactividad, “no se concentraba, se irritaba con facilidad, ni dos minutos se concentraba en una actividad y si no lo lograba lloraba e incluso se lastimaba. (Ahora) se le estimula el lenguaje, (se trabaja en la) coordinación motora y en la fuerza muscular ”.

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Cerca del área de aprendizaje, en otra pequeña sala del centro, está el área de Lenguaje cuya encargada, Minerva Espinoza, comenta que el trabajo “ha sido bien gratificante, ha cambiado enormemente la vida sociocultural. Anteriormente las madres escondían a sus hijos cuando tenían alguna discapacidad, las madres no tenían ni idea de lo que es una condición de vida porque estamos en un mundo cruel cuando se discrimina a los niños con discapacidad”.

Llegó con valentina de paciente y ahora ayuda a otros niños

La historia de Hilda Quintana, ahora responsable de área motora, es una de las tantas experiencias positivas que se han vivido en este centro.

Quintana llegó ahí con Valentina, su hija de nueve meses. Había sido diagnosticada con parálisis cerebral leve y para entonces no controlaba el cuello, no se daba vueltas ni gateaba.

“Hasta los 12 meses pudo controlar la cabeza, al año y medio comenzó a darse vuelta y a los dos años se sentó”, dice con orgullo Quintana, quien ahora colabora en el proyecto.

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Valentina tiene ahora cuatro años. Se viste sola, se cambia ropa, va a la escuela y está en primer nivel. Es alegre, disfruta de la música y en cada sesión que tiene logra avanzar un poco más. Aunque aún no puede caminar, hace enormes esfuerzos por ser más independiente y en el área motora se trabaja para fortalecer sus músculos.

A diario, en este centro, ocurren historias maravillosas de cambio. Es un equipo de lujo que entre otras personas es integrado por Janci Arévalo, psicóloga; Xochilt Paizano, fisioterapeuta, Roberto Alvarado Álvarez, médico general.

En todas las áreas que se atienden en el centro, se incluye a los familiares del niño en las terapias, de tal manera que mucho de lo aprendido se reproduzca en el hogar. LA PRENSA/R.FONSECA

“Queremos que la gente salga adelante”

En el POA han sido pilares importantes el trabajo del ingeniero Alcides Flores y su esposa Mélida Luna, quienes con el apoyo de una pareja de alemanes comenzaron a echar a andar todas estas obras.

Todo comenzó en 1993 cuando el matrimonio, integrado por los alemanes Monika y Michael Höhn, llegaron a Ometepe. Para entonces, cuenta Flores, había donado un área para hacer una ermita en Santo Domingo y el matrimonio se interesó en el proyecto.

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“Les comenté del proyecto que no solo era de rezo sino que el plan del padre era traer médicos para ayudar a las comunidades. Ellos gustaron del proyecto y dijeron que apoyarían para que fuera una casa comunal para traer médicos, así ellos estuvieron de acuerdo en apoyar”, recordó Flores.

Así surgió la escuela, la casa comunal donde daban consultas la esposa de Flores que es odontóloga y un primo hermano de él. Dos años después los alemanes regresaron y empezaron a apoyar con medicinas y otros gastos.

Para ayudar a campesinos

Desde entonces el crecimiento ha sido notable: ahora tienen un médico general, un ginecólogo, una fisioterapeuta, una psicóloga, el Centro de Estimulación Temprana, becas préstamos para estudiantes, se fundó la empresa agrícola para darle ayuda a los campesinos que no tienen recursos para su siembra, entre otros componentes.

“La idea es incentivarlos, empujarlos para salir adelante, que sientan que las cosas cuestan y que hay que esforzarse y no todo debe ser regalado, enseñarles que las cosas tiene su valor”, comentó Flores.

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El POA también tiene a su cargo un prescolar que funciona en Santo Domingo. La escuela de primaria que anteriormente estaba bajo su administración ahora se construyó en otro sitio y fue entregada al Mined, aunque Flores comentó que siempre apoyan a los niños dándoles leche.

A Santo Domingo también llegan voluntarios de Alemania a apoyar el proyecto. Durante la visita de LA PRENSA estaba Paula Horstmann, una joven entusiasta de 20 años, que se ha involucrado sin medida con los niños, sobre todo en el área motora. Comentó que la experiencia ha sido enriquecedora.

24 años de ayuda invaluable

Durante casi 25 años Monika y Michael Höhn, escritores alemanes, se han dedicado a buscar recursos para ayudar a las familias más necesitadas de la isla de Ometepe.

El 28 de enero de 2012 ambos recibieron la Cruz Federal del Mérito de la República Federal de Alemania, el premio más importante del Estado, por su apoyo a la población ometepina.

El ingeniero Alcides Flores define su colaboración de esta manera: “La ayuda es increíble, han dado todo, haciendo diferentes actividades para lograr fondos del proyecto. Son escritores, venden libros y las ganancias van para el proyecto”.

Esta pareja ha hecho un gran esfuerzo para convencer a amigos o personas a que cooperen para el proyecto y así han logrado mantenerlo por 24 años.

 

La idea es continuar con los planes que tenemos y a medida que sale algún problema, así enfrentarlo, darle seguimiento a los niños discapacitados (que ya suman más de 25) se les da medicina, transporte, no se escatima, se les ayuda porque son los desprotegidos”.

Alcides Flores, coordinador general del POA.

Departamentales Isla de Ometepe Proyecto Ometepe-Alemania archivo

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