Las circunstancias sociales y políticas van reemplazando la inocencia de sus rostros por la dureza del mundo adulto. Sus preocupaciones deberían ser dos: aprender y jugar; pero muchos niños nicaragüenses trabajan. En lugar de dulces o cartas coleccionables, cuentan dinero o mercancía para garantizar su sustento y el de sus familias. Dos imágenes en blanco y negro, de nuestro fotoperiodista Óscar Navarrete, retratan esta realidad que es lamentable, sí, pero que no termina de robarse por completo la sonrisa de los infantes. Y una tercera imagen también de Navarrete muestra un curioso detalle que viven niños miskitos en el distante Caribe del país con una persona blanca.
Dos niños juegan a la tercia o al pulso en el mercado de Nueva Guinea, mientras un tercero sonríe para la cámara. Uno de ellos es un joven lustrador de zapatos. La Unicef dice que en Nicaragua hay 2.4 millones de niños. De estos, según las últimas cifras oficiales disponibles —las del 2012—, unos 400 mil niños trabajan. FOTO: Óscar Navarrete
Tres niños que no superan los 10 años de edad cumplen su faena del día: pescar sin equipos adecuados en el río. La imagen fue tomada en Boca de Sábalos, Río San Juan, al sur de Nicaragua. La expresión del menor que viaja en el centro de la panga podría ser la misma que la de un pescador viejo que regresa a su casa tras una fatigada jornada. El niño que va al final, por su parte, enseña los dientes con su sonrisa. FOTO: Óscar Navarrete
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Esta imagen no es de trabajo, pero muestra otro aspecto de la niñez criolla. Estos son pequeños miskitos que viven en el pueblo de Raití-Bocay, en Jinotega. Uno está acostado en una dura cama de madera junto a una muñeca caucásica y rubia, mientras un segundo, de pie, está absorto por la diferencia de color que los separa a ellos del juguete. FOTO: Óscar Navarrete