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A Juan Manuel Santos lo prepararon desde pequeño para ser presidente de Colombia, como lo fue años atrás su tío abuelo Eduardo Santos. Aunque primero fue periodista y estuvo en Nicaragua. LA PRENSA/ ARCHIVO

A Juan Manuel Santos lo prepararon desde pequeño para ser presidente de Colombia, como lo fue años atrás su tío abuelo Eduardo Santos. Aunque primero fue periodista y estuvo en Nicaragua. LA PRENSA/ ARCHIVO

Juan Manuel Santos y la conexión Nicaragua

Antes que fuera presidente de Colombia, antes de que enfrentara judicialmente a Nicaragua en la Corte de La Haya, Juan Manuel Santos vino a Nicaragua como periodista, escribió sobre la revolución y ganó con ello uno de los más importantes premios de periodismo en castellano.

La revolución sandinista atrajo a muchos intelectuales y escritores a Nicaragua, curiosos por conocer la historia de un pueblo que había vencido a una dictadura y se apresuraba a vivir en libertad. Entre muchos otros vinieron Gabriel García Márquez, Julio Cortázar, Salman Rushdie, que escribió una crónica sobre su visita al país en 1986. La mayoría de estos escritores escribieron “enamorados” de la revolución y trataron de ocultar lo que no estaba bien en esa época. Eran amigos de los sandinistas.

Entre esos hombres de letras que llegaron al país también vinieron dos periodistas colombianos, una pareja de hermanos. Uno de ellos llegaría a ser el hombre más poderoso de Colombia, el actual presidente Juan Manuel Santos, el hombre que se ganó el premio Nobel de la Paz por el desarme de los guerrilleros de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc), que llevaban décadas en guerra contra el Estado colombiano. Pero también se convirtió en uno de los principales “enemigos” de Nicaragua, ya que en el plano jurídico internacional le dio continuidad a una lucha por territorio contra el país y, tras un fallo en 2012, en el que Nicaragua obtenía ventajas en una zona marítima rica en recursos naturales, Santos se negó a acatar la resolución del más alto tribunal internacional, la Corte Internacional de Justicia (CIJ).

El Nobel de la Paz no fue el primer premio que ganó Juan Manuel Santos en su vida. En octubre de 1985, la agencia de noticias EFE y la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AECID) le otorgaron a Santos, y a su hermano Enrique, el premio internacional de periodismo Rey de España, por la serie de reportajes titulada genéricamente “Crónicas de Nicaragua” y publicadas en tres entregas en el diario El Tiempo de Colombia.


Aquí puede leer la serie de reportajes “Crónicas de Nicaragua”, escrita por Juan Manuel Santos y su hermano Enrique.


 

“Junto con Enrique nos metimos en las entrañas de la revolución sandinista de Nicaragua para mostrar cómo el FSLN derrocó al gobierno de Somoza y cambió del todo a esa sociedad. Nos marcó profundamente a ambos la realización de este trabajo y fue un honor ganar con Enrique este premio”. Juan Manuel Santos, presidente de Colombia.

 

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A Juan Manuel Santos lo prepararon desde pequeño para ser presidente de Colombia, como lo fue años atrás su tío abuelo Eduardo Santos. Aunque primero fue periodista y estuvo en Nicaragua. LA PRENSA/ ARCHIVO

Creció entre el papel y la tinta

Juan Manuel Santos es hijo del que fuera jefe de Redacción del diario colombiano El Tiempo, Enrique Santos Castillo. Desde muy pequeño Santos recuerda que su padre lo llevaba a El Tiempo y a veces, cuando su papá cerraba las ediciones del periódico, el pequeño se quedaba dormido en las grandes bobinas de papel.

Santos, quien fue educado en la escuela naval de cadetes de Cartagena, fue hippie y cuando terminó los estudios su padre quería que siguiera la tradición familiar: trabajar en El Tiempo. Pero el muchacho no quiso y buscó trabajo en Federación Nacional de Cafeteros.

Fue hasta en 1982, después de haber viajado a Europa, que Santos ingresó al periodismo. Y, “siguiendo con la tradición familiar”, ocupó la subdirección de El Tiempo. Le tocó dirigir el periódico cuando empezaba la ola de violencia que generó el narcotraficante Pablo Escobar.

Juan Manuel Santos, a los siete años de edad, dormido sobre las bobinas de papel del diario El Tiempo. Foto puesta en blog www.juanmanuelsantos.com LA PRENSA/ TOMADA DEL BLOG DE JUAN MANUEL SANTOS

Un “análisis” de Nicaragua

En los años ochenta, el periódico colombiano El Tiempo fue crítico del régimen sandinista. La mayoría de las veces las noticias que publicaban no daban una buena imagen de los sandinistas. En una ocasión publicó que Daniel Ortega se había comprado unas gafas antibalas en Nueva York. En otras ocasiones publicaba que los rusos eran los que realmente peleaban en Nicaragua, que el gobierno sandinista expulsaba sacerdotes del país o que no dejaba entrar a curas extranjeros.

El 4 de septiembre de 1984, El Tiempo publicó una extensa entrevista al candidato de la oposición, el ya fallecido Arturo Cruz Porras, quien expuso que las elecciones de noviembre de ese año no estaban siendo libres, porque de lo contrario el sandinismo sabía que estaba derrotado.

Juan Manuel Santos cuando era subdirector del diario El Tiempo. LA PRENSA/ TOMADA DEL BLOG DE JUAN MANUEL SANTOS

La idea de venir a Nicaragua le surgió a los hermanos Juan Manuel y Enrique Santos Calderón, también periodista, de todas esas informaciones que desde 1982 todos los días procesaban en contra de los sandinistas. Había mejor información de lo que hacían los sandinistas en El Tiempo que en los periódicos nicaragüenses.

En esos días habían llegado a Colombia un grupo de miskitos que andaban huyendo de los sandinistas y la noticia salió en El Tiempo. “Venimos huyendo. Nuestro líder es Esteban (Stedman) Fagoth. Él está en Honduras y no sabemos qué pasó con él”, dijo uno de los indígenas nicaragüenses.

“Las crónicas se hicieron con el objeto de analizar el proceso nicaragüense, lo que la revolución había prometido cuando llegó al poder después de tumbar a Somoza y lo que nosotros encontramos”, explicó Juan Manuel Santos, tras recibir el premio Rey de España, el 4 de diciembre de 1985.

Según lo que relataron, los hermanos Santos iniciaron sus investigaciones en Panamá y Costa Rica, donde había opositores al régimen y contras. Llegaron a Managua y encontraron una ciudad triste, abatida por la guerra. Se dedicaron a entrevistar a los activistas pro derechos humanos, a las personas de a pie. Recorrieron las calles de Managua. Anduvieron en las ciudades del interior del país. En la montaña. Entrevistaron a los sacerdotes, al ahora cardenal Miguel Obando y Bravo. A los líderes de la oposición.

“Tuvimos la oportunidad de entrevistarnos con todo el espectro del proceso nicaragüense, desde los contras en Panamá, hasta el gobierno mismo, derechos humanos, gente, calles de Managua, obispo, oposición”, dijo Juan Manuel Santos.

Las crónicas de los colombianos fueron acompañadas con imágenes de los comandantes sandinistas, de las calles de Managua, de los líderes opositores doña Violeta Barrios de Chamorro y del ingeniero Enrique Bolaños, en ese entonces presidente del Cosep.

El producto final fueron tres crónicas bien elaboradas que finalmente se convirtieron en un libro con el mismo nombre de los reportajes: Crónicas de Nicaragua. Fue editado por Intermedio Editores.

Un jurado sandinista

Conscientes de la calidad de su trabajo, los hermanos Santos lo mandaron a concursar al premio Rey de España, en esa época recientemente creado en 1983 para reconocer la labor informativa de los periodistas de habla hispana y portuguesa.

Todos los miembros del jurado vieron con buenos ojos las crónicas. Allí estaban, entre otros, el periodista hondureño Edgardo Benítez y la panameña Norma Núñez Montoto. Pero hubo un periodista miembro del jurado que se opuso a que las Crónicas de Nicaragua fueran premiadas.

Se trataba de Ricardo Trejos Maldonado, en ese entonces jefe de información de El Nuevo Diario. De tendencia sandinista, Trejos se abstuvo finalmente de votar a favor del trabajo de los hermanos Santos.

Los sandinistas no habían visto con buenos ojos el trabajo de los colombianos, especialmente porque las crónicas no hablaban bien del régimen sandinista. Destacaban las censuras que los sandinistas habían implementando en los medios no afines al régimen, la injerencia de los rusos, el servicio militar, la falta de libertades y las violaciones a los derechos humanos, incluyendo los desmanes realizados en el Caribe del país.

Consultado por un periodista sobre los obstáculos que había puesto el jurado nicaragüense para que las crónicas no resultaran premiadas, Enrique Santos dijo: “No me sorprende, es un tema espinoso (el de la revolución sandinista). Se hieren intereses cuando se dice la verdad, cuando uno trata de ser objetivo”.

El premio Rey de España iba acompañado de 800 mil pesetas, equivalentes en ese momento a unos 4,800 dólares.

En la revista Gatopardo, Santos relató que después de la premiación, en el hotel, él y su hermano Enrique decidieron tomar unos tragos y jugar cartas. En el momento más álgido de la partida, y ya bastante borrachos, apostaron el dinero que habían recibido por el premio. El vencedor fue Juan Manuel. Desde esa ocasión, Juan Manuel Santos prometió que donaría el dinero que recibiera de otros premios a causas más nobles. Ha cumplido su promesa: ese dinero se lo regaló a la familia de su empleada doméstica. Y el del Premio Nobel se lo regaló a las víctimas del conflicto en Colombia.

Juan Manuel Santos saluda al rey Juan Carlos tras el premio del rey en 1985. LA PRENSA/ TOMADA DEL BLOG DE JUAN MANUEL SANTOS

Nadie se acuerda de los colombianos

Han pasado más de 30 años desde que el presidente colombiano estuvo en Managua para documentar la revolución sandinista. A pesar de que en sus trabajos cita a muchas personalidades de la política nicaragüense, ninguno de ellos se acuerdan de él ni de su hermano Enrique.

“No recuerdo eso. Lo único que sé es que él era anticomunista”, dice Henry Ruiz, uno de los nueve comandantes que gobernaron el país en la década de los ochenta. A pesar de lo que dice Ruiz, a Santos y a su hermano en varias ocasiones lo han tildado de ser izquierdista y que eso facilitó que se haya entendido con las Farc.

Otro de los nueve comandantes, el general en retiro Humberto Ortega, indicó que en los años 1984 y 85 recuerda que el recientemente fallecido periodista Roberto Sánchez, vocero del Ejército en ese entonces, le pedía constantemente autorización para suministrar materiales de revistas y otros a periodistas colombianos de El Tiempo.

El expresidente Enrique Bolaños tampoco recuerda a los hermanos Santos, a pesar de que ellos lo citan en las crónicas. Ni el diputado Pedro Joaquín Chamorro, que en esa época estaba en Costa Rica trabajando en la Contra, tiene memoria de ellos. Lino Hernández, quien laboraba en la Comisión Permanente de Derechos Humanos (CPDH), es otro que no recuerda a los Santos.

Desde el año 2010 Juan Manuel Santos es el presidente de Colombia y en su posición le ha correspondido luchar jurídicamente en el plano internacional contra Nicaragua. Pero hace 34 años el fue uno de los “cronistas” de la Nicaragua de los años ochenta, solo que desde entonces no era del agrado de los sandinistas.

Portada del libro Crónicas de Nicaragua, de Enrique y Juan Manuel Santos. LA PRENSA/ TOMADA DEL BLOG DE JUAN MANUEL SANTOS

Enrique Santos Calderón

El hermano mayor del presidente Santos nació en Bogotá en 1945. Se formó como periodista en la revista “Alternativa”, junto a Gabriel García Márquez. Rebelde e izquierdoso, fue durante varios años la oveja negra. Fundó también el movimiento político “Firmes”.

Según el portal Dinero.com, apoya irrestrictamente a su hermano presidente. Su columna “Contra escape”, en El Tiempo (jueves y domingo) lo ha convertido en el editorialista con mayor credibilidad en el país.

Es autor de dos libros “La guerra por la paz” y “Fuego cruzado”. Gran conocedor del tema de la guerrilla, es un crítico de este fenómeno, en una actitud que contrasta fuertemente con su pasado “alternativo”.

También acompañó a su hermano en las pláticas para lograr el desarme de las Farc.

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