Debieron pasar 11 años, un mes y 28 días para que Román “Chocolatito” González fuera enviado a la lona por segunda vez en su carrera como boxeador profesional.
Ese destino lo conocían mejor sus rivales (38 noqueados), no él, un destructor nato. Y fue por eso que, verlo arrodillado y atendiendo al conteo del referí el 18 de marzo pasado, causó una postal de asombro que hasta hoy se recuerda, cuando quedan menos de veinte días para la revancha con el tailandés Srisaket Sor Rungvisai en Carson, California.
En terreno de intercambio, el asiático conectó de dos formas a González en solo el primer asalto: dirigió su cabeza como lanza al mentón y a la vez le estrelló un derechazo a las costillas, y ambos impactos, con un Román fuera de balance, le dieron vida a esa escena grosera.
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“Chocolatito” atendió el conteo cuando este ya iba por siete, su rostro reflejaba el asombro de haber sido tirado, mientras que el público sufría un desajuste de sus emociones en el Madison Square Garden, en Nueva York.
Fue esta vez que se invirtieron los papeles, en los cálculos previos alcanzaba que Rungvisai fuera derribado, pero no Román, hasta entonces considerado el rey del boxeo mundial libra por libra. Caer es para el diccionario “perder el equilibrio hasta dar contra el suelo”, pero para “Chocolatito” fue más que eso: el aviso de una noche aciaga.
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Meza, el primero
Fue el boxeador chinandegano Roberto Meza quien envió a la lona por primera vez a “Chocolatito” González. El hecho se dio en enero de 2006, en el Casino Pharaohs, de Managua, y en el primer round.
“‘Chocolatito’ estaba noqueado”, recordó Meza hace dos años. “Fue una caída violenta, pero después él se levantó y me botó tres veces para terminar la pelea”, agregó.
“Desde que peleé con Román no lo he vuelto a ver, aunque sea eso me quedó en mi carrera”, declaró Meza, quien le puso punto final a su travesía de 11 años en el boxeo en 2015, terminando con 3 victorias y 13 derrotas.
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