Encontrar un trabajo formal es un reto para los nicaragüenses, y quienes no lo logran obtener y optan por emprender, tampoco les es tan fácil. Según el Banco Mundial, Nicaragua tiene las barreras al emprendimiento más altas en América y el Caribe, relacionadas principalmente con la complejidad de trámites para abrir un negocio, además hace hincapié en el impacto que tiene la falta de competencia de mercado en las iniciativas de negocios.
“Estos resultados son impulsados por complejos requisitos regulatorios (licencias y permisos para mercados específicos) y reglas en sectores de red no permiten a las empresas ser igual o más eficientes”, indica el informe Diagnóstico de País, publicado por el Banco Mundial (BM).
El Banco Mundial observa que hay reglamentaciones o regulaciones que impiden o limitan la entrada de competidores, lo que ocasiona que los agentes que dominan el mercado refuercen su posición, situación que se da en sectores claves como servicios. “Además, a pesar de que Nicaragua tiene un marco de política general de competencia adecuado desde 2006, la aplicación de la Ley de Competencia no ha sido efectiva”, señala.
El Banco Mundial se refiere la Ley 601, Ley de Promoción de la Competencia que se aprobó con el fin de regular las condiciones de igualdad entre los sectores económicos. Esta se hizo para “garantizar la eficiencia del mercado y el bienestar de los consumidores, mediante el fomento de la cultura de la competencia, la prevención, la prohibición y sanción de prácticas anticompetitivas”, dice la ley.
Luis Humberto Guzmán, presidente de Procompetencia, sin embargo dijo el lunes que si Nicaragua tuviera excesivas barreras al emprendimiento, al país no llegarían los niveles de inversión extranjera directa de los últimos años.
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“Nicaragua está entre los tres países de Latinoamérica que más captan inversión extranjera directa, lo cual implica que las barreras de entrada al mercado son bajas y que los inversionistas encuentran oportunidades para ingresar a los mercados y competir con los empresarios que ya se encuentran establecidos”, dijo Guzmán.
En el marco de la Ley 601, se creó el Instituto Nacional de Promoción de la Competencia (Procompetencia), que está a cargo de la aplicación de la ley.
Al respecto, Manuel Salgado, coordinador del Programa Emprendedor de la Universidad Americana (UAM), explica que pese a los esfuerzos que hacen los emprendedores para impulsar proyectos de negocio de calidad y con potencial en el mercado, no todos logran desarrollarse por el sistema proteccionista que persiste en el mercado. “Fundamentalmente hay estructuras que son de carácter oligopólicas y monopólicas o son pocas empresas que tienen dotación de capital, recursos financieros, poder de negociación. Eso en determinado momento hace muy difícil el acceso a ese tipo de mercado por parte de pequeños emprendedores”, dijo Salgado.
Falta conocimiento
Blanka Callejas, miembro de la directiva de la Red de Empresarias de Nicaragua (REN), dice que los emprendedores no hacen uso de la ley porque en su mayoría no la conocen y quienes la conocen dicen “que no hay suficientes elementos coercitivos ante los que infringen la ley, por lo tanto lo consideran una pérdida de tiempo”.
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Además Callejas aseveró que los encargados de Procompetencia no se han preocupado por promoverla a quienes serían sus usuarios.
Tramitología, otro cuello de botella
Otro de los cuellos de botella que menciona el Banco Mundial está relacionado con la tramitología para establecer negocios.
María José Salmerón tiene nueve años de haber iniciado su negocio de pizzería. Ella cuenta que cumplir los requisitos básicos para constituirse formalmente ha sido un desafío, porque la carga impositiva, la burocracia en los trámites y la falta de disposición de ayuda por parte de ciertas instituciones públicas se han convertido en obstáculos para darle impulso a su negocio.
“Cuando llegas a la Alcaldía para inscribir un negocio, no te dan paso a la matrícula si no llevas constancia de la cédula RUC (Registró Único Contable), que es el que te otorga la Dirección General de Ingresos. Pero tampoco puedes tener ese documento sin la constancia de inscripción ante la municipalidad. Esa disparidad se vuelve extenuante y en ese primer momento se invierte demasiado tiempo”, expresa Salmerón.
Esta situación fue secundada por Callejas, quien afirma que el tiempo que se invierte para establecer un negocio es excesivo porque las instituciones públicas están divorciadas en cuanto a los requisitos que se piden y eso hace más complejo el proceso.
“Ya cuando logras reunir los documentos los llevas a las instituciones y te dicen: Venga tal día para que le autoricen el permiso, pero después llegas y te dicen: No los ha firmado el funcionario y tienes que llegar otro día. Entonces esos tiempos perdidos hacen que los emprendedores no busquen la formalidad y cuando estás en la informalidad te resta competitividad”, mencionó Callejas.
Las fuentes citadas dicen que es necesario que exista mayor articulación entre las instituciones que atienden a los nuevos emprendimientos del país para encontrar soluciones y definir estrategias para la atracción de más negocios.
“Cuando se analiza la carga de impuestos, te das cuenta que emprender no tiene ningún beneficio, contrario a los grandes inversionistas que ingresan al país con una serie de exoneraciones que les permite obtener estructuras de costos más viables”, enfatiza Salmerón.
Otro de los grandes obstáculos que restan competitividad a los emprendedores es el acceso al crédito. “Los planes de negocios que presentan los emprendedores para las fuentes de financiamiento si bien son consistentes para la banca, las garantías no son suficientes para que estos sean sujetos de préstamos”, mencionó Salgado.
Propuestas
Los emprendedores, academia y especialista afirman que lo ideal sería desarrollar una plataforma unificada del sector público, donde se hagan todos los trámites que requiere un emprendedor para echar a andar sus negocios.
“En este punto sería clave que exista una ventanilla única para emprendedores, desde la que se puedan realizar todas las gestiones en un mismo espacio físico o bien mediante la web y conocer todos los requerimientos para que ese negocio crezca en la formalidad”, destacó Salmerón.
Callejas añade que el sistema actual debe modernizarse y aprovechar las herramientas tecnológicas para evitar pérdida de tiempo en el proceso de solicitud de permiso. “Sería bueno que se logren hacer a través de sistema electrónico y que los plazos de vencimiento de los mismos no sean anuales sino cada dos años”.
¿Por qué no avanzan los emprendedores?
Según el Índice de Emprendimiento Global 2017 (GEI), del Instituto Global de Emprendimientos y Desarrollo (GEDI, siglas en inglés), dos factores inciden en Nicaragua a la hora de emprender: miedo a fracasar y obstáculos en el desarrollo del negocio.
Para Callejas, esos miedos por parte de los emprendedores se fortalecen más, cuando inician el proceso de establecerse porque se encuentran con más obstáculos que oportunidades.
A pesar de las debilidades que tiene el país en materia de emprendimiento, el informe del GEDI destaca que la mayor fortaleza en Nicaragua es la innovación de productos, pero que necesita más absorción de tecnología.
Cifras claves
42 veces acuden los empresarios al Fisco para pagar impuestos, mientras que en Panamá son 63 y en Costa Rica diez, dice el Informe Doing Business 2017.
201 horas al año se invierten en Nicaragua para acudir a las instancias de recaudación de impuestos.
13 días se necesitan en Nicaragua para abrir una empresa y cumplir con 16 procedimientos, para obtener el permiso de construcción se necesitan 207 días, el costo equivale a 3.1 por ciento del valor de la construcción, dice el informe Doing Business 2017. En los últimos años estos indicadores han mejorado.
En la cola
Según el informe Doing Business del Banco Mundial, correspondiente a 2017, titulado Igualdad de Oportunidades para todos, el país obtuvo un puntaje global de 55.75 de una escala de 100, ubicándose en el escaño 127 de 190 economías. El año pasado Nicaragua obtuvo 55.65 puntos y se situó en el escaño 125 de 189 economías.
