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Jeffrey González desea permanecer el mayor tiempo posible en la Selección Nacional de Boxeo. Foto: Bayron Saavedra/ LA PRENSA

Jeffrey González desea permanecer el mayor tiempo posible en la Selección Nacional de Boxeo. Foto: Bayron Saavedra/ LA PRENSA

Jeffrey González: de boxear para perder peso al Mundial de Boxeo de Alemania

Jeffrey González inició en el boxeo cuatro años atrás, sin ninguna otra intención que perder peso, sin saber que se enamoraría de este deporte.

A Jeffrey González le interesó el boxeo hasta que tenía 18 años. En 1.75 metros de estatura había logrado acomodar 255 libras de carne y estaba preocupado. No sabía de golpes ni de combinaciones, se fue al gimnasio únicamente para perder peso. Un día primero, otro después. Y fue así que comenzó su historia, en su natal Tipitapa, sin mayor anhelo que ese.

“Me sentía muy gordo, quería bajar, estaba inconforme conmigo. Y ya a los tres meses hice mi primera pelea, la gané, pero me sentí nervioso, algo raro”, cuenta González, sentado en el borde de su camarote, en el edificio de dos pisos, conocido como el Hospedaje Tres, en las instalaciones del Instituto Nicaragüense de Deportes (IND), en Managua.

“Ya en mi tercer combate, me había convertido en el campeón del torneo Futuras Promesas, algo que nadie esperaba. En realidad, todo fue rápido”, dice.

Y es verdad, todo ha sido rápido en su carrera, a tal grado que, cuatro años después, su historia es otra.

Al Mundial

Hoy Jeffrey, de 22 años, mayor de tres hermanos, viaja a Alemania como parte de un grupo de tres nicaragüenses que representarán al país en el Campeonato Mundial de Boxeo Élite, a celebrarse en Hamburgo. El hecho es histórico y él competirá en la división de 91 kilogramos (200 libras), invitado al certamen por la Asociación Internacional de Boxeo Aficionado (AIBA).

Si Jeffrey gana un combate será recordado, igual si lo logra Ángel Jarquín o Dirk Wells, los otros miembros del equipo nica. En la historia del boxeo amateur no hay registro de un triunfo en un Mundial Élite. A nivel juvenil, Darwin Martínez alcanzó una victoria en Rusia el año pasado.

Fue Dios quien me dio esta bendición. Es una sorpresa para mi carrera. El profesor Pedro Nieves (entrenador cubano del equipo nacional) me ha dicho que tengo el potencial para llegar lejos. Me siento orgulloso de echarme en hombros a mi país, no solo yo, también mis compañeros. Solo Dios sabe cuál es el destino de nosotros”, comenta.

—¿Cómo te vas a sentir cuando mencionen tu nombre en el Mundial?
—Ahhh… (cara enrojecida) ¿qué voy a sentir? Como si estuviera peleando un título del mundo. No sé, debe ser algo grandioso, contesta.

Las últimas semanas han sido para él de vivir reconcentrado en el IND, de despertarse de madrugada para correr sobre la pista de atletismo o sobre arena, en la cancha de voleibol de playa. En las tardes trabaja en el gimnasio y, guantes en mano, golpea el saco, la pera loca, llantas colgantes, y discute con sus entrenadores sobre planteamientos de combate.

“La mayoría de los boxeadores de este peso son más grandes que yo. Entonces lo que hago es ir adentro (pelear en corto), fajarme y desarmarlos. Este es el mismo enfoque que llevo a Alemania, sin importar quién sea mi rival. En lo único que voy pensando es que estoy dando la cara por mi país”, reflexiona, mientras entrelaza sus manos, inquieto.

“Nervios no hay”, aclara. “Pero sí ansiedad por subirme al ring”.

“Amo boxear”

De ir al gimnasio para perder peso, Jeffrey se ganó a los pocos meses un lugar en el equipo Guardabarranco (Managua 2), en la Copa Alexis Argüello, hasta que en febrero de 2016 noqueó en un round a un boxeador de Zelaya Central en el Torneo Selectivo Nacional, promovido por la Federación Nicaragüense de Boxeo Aficionado (Feniboxa) y fue así como se convirtió en la cara de los 91 kilogramos del equipo grande, hasta el día de hoy.

“Hoy boxeo porque me gusta. Amo boxear. Cada día quiero ir un paso más allá, por eso me sacrifico”, comenta Jeffrey. Por causa de su esfuerzo es que ya vivió su primer gran evento. El muchacho estuvo en Honduras, en junio, en el Campeonato Continental de Boxeo, donde perdió dos batallas que parecían suyas, muy suyas.

“Admiro mucho a Román ‘Chocolatito’ González, porque se entrega como pocos a la hora de la pelea. También a Alexis Argüello, quien fuera su mentor”,  dice Jeffrey González, a quien su madre le continuará atendiendo su “negocito de ropa y zapato”, su otra forma de ganarse la vida, mientras él tratará de hacer historia en la lejana Alemania.

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