Hoy en día los casos de intolerancia y alergia alimentaria en los bebés han aumentado, y no solo a nivel latinoamericano sino a nivel mundial, asevera Angie Jiménez, nutricionista clínica pediátrica.
Jiménez, quien abordó el tema Lactancia materna y alergia alimentaria en los primeros dos años de vida en Enseñanzas para padres 2 —evento organizado por Ciao Mamma y Canvas—, manifestó que muchas madres llegan a confundirse en este tema.
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Por ello, la nutricionista pediátrica explicó su diferencia: “Alergia es cuando el sistema inmunológico se defiende ante la proteína de un alimento, la intolerancia es porque hay un déficit de enzimas en el intestino. Si hablamos de la leche, hay un déficit de enzimas de lactosa, que como no hay tantas enzimas que se coma la lactosa, que es el azúcar de la leche, este se fermenta en el intestino y es cuando a los niños les da gases, cólicos y lloran”.
Antecedentes familiares
Uno de los motivos por los que el bebé puede presentar alergias es por los antecedentes familiares: alergia al gluten, a la proteína de la leche de la vaca o a los mariscos. “Todo llega a trascender al niño, a ser heredable”, resalta Jiménez.
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“Hay otros casos en que los hospitales no le dan a la madre la oportunidad de amamantar a su niño, y lo que hacen es dar fórmula de la proteína de la leche de vaca. El sistema inmunológico intestinal está muy a la defensiva y al ingresar una proteína extraña, que no es propia de la leche humana sino de la vaca, automáticamente la ataca pensando que es un enemigo”, agrega.
Los síntomas ante la reacción del sistema inmunológico son: urticaria en la piel, llanto excesivo, el moco o los hilos de sangre en la caca.
“No tienen que estar todo los síntomas presentes, muchas veces pueden ser un síntoma o dos. Y esto es muy diferente a la intolerancia a la lactosa”, señala Angie Jiménez, originaria de Costa Rica.
Muchas madres llegan a confundirse diciendo que el niño es alérgico a la lactosa y es intolerante a la proteína de la leche de vaca, y todo es al revés. Y no, es alérgico a la proteína de la vaca o intolerante a la lactosa.
¿Cómo se determinan ambos casos?
“El examen de guayaco (sangre oculta en heces) es el que determina si esos hilos de sangre están presentes y puede haber una alergia, pero si yo veo un moco en la caca que no es normal también me va a determinar que hay alergia, porque el intestino está irritado y agrietado y por eso aparece la sangre. A diferencia de la intolerancia a la lactosa que esto me lo determina la prueba de azúcares reductores, esto me dice si el niño tiene una intolerancia leve, moderada o severa”, explica la nutricionista.
La lactancia materna, como alimento fundamental para el crecimiento del bebé, en los primeros cuatro meses de vida va aportar inmunoglobulina (anticuerpos) que van ayudar hasta los 18 meses de edad al bebé.
“La lactancia es fundamental para superar una alergia”, recalcó Jiménez.
Tenga en cuenta
Un niño tuvo que haber superado una alergia a más tardar al año y medio. “No es posible que un niño con 2 o 3 años tenga alergia. Porque quiere decir que hay una reincidencia, aquella madre no quitó todos los alérgenos y el niño recae”, advierte.
Las alergias alimentarias pueden quitarse, no así la intolerancia. “Cuando la intolerancia está presente en niños mayores de 7 años entonces es de por vida”.
Consejos
- Que la madre esté informada con la etiqueta nutricional que debe tener.
- Comer sano y no alimentos procesados.
- Continuar con la lactancia.
- Acudir a especialista en el tema.
Efecto dominó
“Cuando hay una alergia alimentaria el sistema inmunológico es como efecto dominó, va a comenzar a despertar otras alergias. Por eso a la madre cuando se le hace una dieta de exclusión (libre de alimentos alérgenos) es inicialmente para limpiarla por así decirlo. Al limpiarse ella, la leche también se limpia”, expresa Angie Jiménez.
“La dieta de exclusión va ayudar a que la madre pueda brindarle a su niño la nutrición óptima que ninguna fórmula infantil va a brindar, y así el niño supere la alergia”.