En su discurso del Día del Empresario, el presidente del Cosep, José Adán Aguerri, retó a quienes dicen que Nicaragua debe crecer económicamente más que el promedio actual de 4.5 por ciento anual, para que digan cómo creen que se podría lograr ese incremento.
Aunque el líder de la cúpula empresarial no mencionó nombres, para todos los asistentes a la celebración del Día del Empresario y los que conocieron su discurso por los medios de comunicación, fue obvio que se refería en particular al rector del Incae y el presidente de Funides, quienes recientemente hablaron públicamente de que es necesario mejorar e inclusive duplicar el crecimiento económico de Nicaragua.
Incae y Funides son parte del sector privado y sus directivos han coincidido con economistas independientes, en que se debe elevar el crecimiento económico de Nicaragua hasta por lo menos el 8 por ciento anual, para que el país pueda alcanzar el nivel de las demás naciones centroamericanas y, sobre todo, erradicar la pobreza y prosperar con equidad.
Es importante y necesario debatir públicamente sobre por qué y cómo se debe crecer económicamente más que el cuatro y pico por ciento actual. Pero este debate no se debe limitar a los economistas y las personas que hacen negocio y dinero, es decir, los empresarios. La economía es un problema de todos, igual que la política, ya sea para beneficiarlos o perjudicarlos y todos los ciudadanos deberían involucrarse en la discusión y toma de decisiones sobre los temas económicos.
La verdad es que no se necesita tener un diploma en ciencias económicas ni ser dueño o ejecutivo de una empresa de cualquier tamaño, para saber que el crecimiento se produce cuando aumenta la capacidad de producción, comercialización y consumo de un país.
Tampoco se requiere ser una lumbrera en economía para conocer que el aumento de la producción depende de la productividad y la competitividad comparativas, que a su vez dependen de que los costos de producción y de operación sean razonables, del uso adecuado de las tecnologías avanzadas, de que el Estado facilite el desarrollo de las empresas en vez de ponerles obstáculos burocráticos y corruptos, etc.
Por ejemplo, no hace falta ser economista ni capitalista para saber que las elevadas tarifas de la energía eléctrica incrementan los costos de producción y de operación, disminuyen la capacidad competitiva de las empresas e impiden la posibilidad de un mayor crecimiento económico.
Como la política es la expresión concentrada de la economía —según la opinión generalmente aceptada de antiguos y reconocidos economistas—, pensamos que si con un régimen autoritario y corrupto Nicaragua está creciendo más de 4 por ciento cada año, si hubiera democracia y se respetara el Estado de derecho el país podría crecer mucho más, inclusive el doble, como sugieren los economistas y otras personas de pensamiento libre e independiente.
Algunos países como China han logrado con dictaduras un gran crecimiento económico sostenido. Otros, como Australia y Colombia, lo han conseguido con un sistema de libertad, democracia y Estado de derecho. Obviamente, si se tratara de escoger modelo nos quedaríamos con el segundo.