Que la vieja Managua era una ciudad bella, encantadora, es una verdad que nadie que haya caminado por sus calles pone en duda. A quienes no la conocieron solo les queda escuchar la melancolía de los viejos capitalinos e imaginarse la ciudad a través de las abundantes fotografías que existen de la vieja Managua.
La Revista Domingo les trae en esta ocasión una serie de fotografías que un misionero captó en los años cincuenta. Son imágenes inéditas nunca antes vistas por los ojos de los managuas. En alguna de ellas no hay exactitud sobre el escenario, pero no cabe duda que reflejan la vida de los nicaragüenses en esa época.
Pista del Aeropuerto Internacional Las Mercedes, en Managua, construido durante la época de Anastasio Somoza García, en los años cuarenta. Como la mayoría de los aeropuertos del área, el de Managua fue construido con ayuda de la desaparecida línea aérea estadounidense Pan American World Airways.
El monumento a Rubén Darío. Nótese que no aparece el teatro, pues este último fue construido hasta finales de los años sesenta. El monumento a Darío fue inaugurado en 1933.
Una muestra de cómo se vestían los nicaragüenses en la década de los años cincuenta.
Soldados de la Guardia Nacional siendo transportados en un camión del departamento de carreteras. La Guardia tuvo sus orígenes en la intervención norteamericana de los años veinte, pero después fue conformada solo por nicaragüenses.
La estatua de Somoza que se erigió enfrente de la entrada principal del Estadio Nacional. El 18 de febrero de 1954 fue bautizada como tradicionalmente se hace con los barcos, quebrando en esta una botella de champán. Fue diseñada por el italiano Giorgio Pascualini. En total medía 15 metros de altura, ocho del pedestal y 7 de la estatua.
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La Basílica de San Antonio fue la casa de la Sangre de Cristo, hasta su destrucción con el terremoto de 1972. Según el historiador Nicolás López Maltez, la familia de Daniel y Humberto Ortega vivía de la primera esquina en esta imagen, media cuadra hacia la izquierda. Era el símbolo del barrio San Antonio, que también desapareció con el terremoto.
Una escena en la que se observan de fondo las aguas del lago de Managua, cerca de Tipitapa.
Mujeres lavando en un río, probablemente en algún municipio de Managua , lugares donde anduvo el misionero que tomó estas fotos a mediados de los años cincuenta. Esta escena aún se puede ver en los ríos del país, donde los problemas de agua van en aumento. Lo único es que ahora los ríos no son tan caudalosos como el que se aprecia en esta imagen, que se parte en dos brazos debido al obstáculo de una pequeña “isla”.
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Fuente luminosa frente a la entrada del estadio, inaugurada el mismo día que la estatua de Somoza. Tenía tres turbinas que lanzaban veinte chorros de agua y un panel de luces, además de que tenía diez reflectores especiales. Los chorros podían elevarse hasta veinte metros de altura. También hacía rotar el agua para evitar su estancamiento o para cambiarla. Según Bosco León Báez, las luces que la iluminaban de noche eran especiales, porque eran acuáticas y daban siete diferentes colores simulando el arco iris.
El Palacio Nacional. Sobresalen los vehículos de la época de los años cincuenta. Es un edificio de estilo neoclásico. Tiene sótano y tres pisos. Allí sucedieron muchos hechos históricos del país, el más recordado es la toma del Palacio que realizaron guerrilleros sandinistas liderados por Edén Pastora, comandante “Cero”, en 1978. Tras el triunfo de los sandinistas se le denominó Palacio de la Revolución, pero desde el gobierno de doña Violeta Barrios de Chamorro se le llama Palacio Nacional de la Cultura.
La antigua Catedral de Managua fue construida entre 1928 y 1938 con un estilo neoclásico. La estructura de hierro vino de Bélgica vía marítima, a través del puerto de Corinto. Costó 89,094 dólares de aquel tiempo. El terremoto de 1972 fracturó la estructura y se recomendaba demolerla. Actualmente, por el riesgo de derrumbes, está cerrada al público desde el año 2000. En los últimos días se habla de que será restaurada.
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El misionero que retrató a la vieja Managua de los años cincuenta. Él también estuvo en Granada y otras ciudades del país. Se fue enamorado de Nicaragua y quiso compartir sus recuerdos de la vieja capital.
El Parque Central de Managua, cerca de donde está ubicado el monumento a Darío.
