Me sorprende cómo cada día más nuestra sociedad se polariza ante la crítica. Diferentes personajes públicos toman ofensa cuando alguien hace un comentario fuera de su forma de pensar, en contra de su institución o en contra de su actuar como figura pública. Y aunque yo estoy totalmente en contra de las injurias, calumnias y el chisme, también estoy totalmente a favor de la crítica responsable como una forma de mejora de la sociedad. No dejo de pensar cómo a muchas de estas personas se les ha olvidado que son figuras públicas y que al estar en el ojo público estás expuesto a este tipo de situaciones. Sino les gusta que los critiquen se deben pasar a la vida privada lejos del escrutinio público.
No podemos ni debemos creer que todos los nicaragüenses debemos pensar igual, o que solo nuestro punto de vista es el válido, o que para todo problema solo hay una solución. A estas alturas del siglo XXI sabemos que estos son pensamientos de pobreza, sabemos que la crítica hace a las personas más fuertes, sabemos que el escrutinio público mantiene a las instituciones en el camino correcto. En la diversidad de pensamiento esta el éxito y en la heterogeneidad de una sociedad está una fuente de fortaleza.
No persigamos la crítica, persigamos la injuria y la calumnia, no persigamos los comentarios hechos para mejorar aunque no gusten, persigamos el chisme mal intencionado. En nuestro país es muy común que alguien a través de las redes sociales o programas de televisión difunda chismes y desinformación usualmente contra el buen nombre de una persona y no pase nada, es muy común que se junten dos personas en un programa de TV y acaben entre chiste y entre bromas a un tercero solo porque no piensa o actúa como ellos. A este fenómeno le llamo el bullying televisivo del siglo XXI, o qué más decir de la injuria o la calumnia traicionera que se da en las redes sociales, escondidas por el anonimato que presta este medio a través de cuentas falsas para atacar el buen nombre de una persona.
Recientemente vimos un caso muy deplorable, mi solidaridad al injustamente calumniado, donde se citó incorrectamente el nombre de una persona en una lista, y este tema ha alcanzado un nivel de publicidad increíble, ha sido el tema de conversación de los medios empresariales del país por al menos dos semanas, pero que pasa con todas las otras injurias y calumnias que se vierten a diario sobre otros nicaragüenses. ¿Solo porque son realizadas localmente entonces tienen licencia para decir lo que quieran? Injurias y calumnias son injurias y calumnias, se digan internacionalmente o en un medio local.
Yo aplaudo las acciones que se han tomado para limpiar el buen nombre de las personas acusadas inapropiadamente, e insto a todos los demás que no han limpiado su nombre a que lo hagan y tomen el ejemplo, creo que es hora de iniciar una “revolución del buen nombre” para enseñar que no se puede ni injuriar ni calumniar impunemente. Y de paso tal vez construimos una cultura de aceptación de la crítica responsable. Creo que Nicaragua como sociedad, saldría ganando.
El autor es expresidente de AmCham.
