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Larreynaga y su papel en la Independencia

Miguel Larreynaga fue un clásico criollo y su intervención se produjo desde la perspectiva criolla, es decir, en la forma y propósitos a como los criollos, de manera especial las capas medias altas de la ciudad de Guatemala, concebían la Independencia.

Miguel Larreynaga nació en León el 29 de septiembre de 1771. Fue hijo único y póstumo porque a la fecha de su nacimiento su padre, don Joaquín Larreynaga, ya había fallecido y su madre, doña Manuela Balmaceda y Silva, murió del parto. Siendo muy niño fue llevado a Telica, a cargo de unas tías solteronas. De ahí la confusión acerca de si nació en León o Telica. Definitivamente, nació en León, como él mismo lo reconoce en su Memoria sobre el fuego de los volcanes.

De regreso a León su abuelo materno, capitán Baltazar de Silva, se encargó de su educación. En el Convento de La Merced cursó sus estudios primarios y los secundarios en el Seminario Conciliar de San Ramón. Los superiores los hizo en la Universidad de San Carlos de Guatemala, donde fue un brillante estudiante que se graduó con honores en Derecho Civil y Canónico. A los 30 años obtuvo su título de abogado en la misma Universidad, la única que existía en Centroamérica. Al poco tiempo se inició su larga carrera como Relator de la Real Audiencia y catedrático universitario.

Larreynaga fue un servidor público que ocupó varios cargos durante el régimen colonial y, finalmente, logró ser nombrado magistrado de la Real Audiencia de Guatemala, a principios de 1821, tras haber hecho un viaje a España para gestionar su nombramiento.

Regresó a Guatemala el 15 de agosto de 1821. Fue en su calidad de magistrado que Larreynaga asistió a la reunión de funcionarios y catedráticos universitarios convocada por el propio capitán general Gabino Gaínza, el día 15 de septiembre, para tomar decisiones en vista que las provincias de Chiapas y Soconusco habían proclamado su Independencia.

¿Cuál fue la participación de Miguel Larreynaga en el proceso independentista? Larreynaga fue un clásico criollo y su intervención se produjo desde la perspectiva criolla, es decir, en la forma y propósitos a como los criollos, de manera especial las capas medias altas de la ciudad de Guatemala, concebían la Independencia: la sustitución de los funcionarios peninsulares por los criollos.

Esto no significa que Larreynaga haya sido un intelectual de ideas conservadoras.  Recordemos que Larreynaga perteneció a los sectores ilustrados que se formaron tanto en la Universidad de San Carlos de Guatemala como en la benemérita “Sociedad Económica de Amigos del País”. Como discípulo del célebre reformador universitario y esclarecido promotor de la Ilustración, el costarricense Fray Antonio de Liendo y Goicoechea, Larreynaga pertenecía a los grupos liberales que colaboraban en La Gaceta de Guatemala, promotora de las ideas independentistas.

Frente a la inminencia de la Independencia, Larreynaga optó por la línea criolla, que más se avenía a su carácter y personalidad.  Esta línea se impuso y fue precisamente la responsable de la proclamación de la Independencia, el 15 de septiembre de 1821.
Nuestro prócer revolucionario fue el presbítero y doctor Tomás Ruiz, indio puro de Chinandega, quien fue el primer indígena que se doctoró en la Universidad de San Carlos. Ruiz abogaba por una transformación del régimen colonial y un cambio en las estructuras sociales, lo que le valió seis años de prisión.

Es interesante subrayar que el Acta de Independencia, redactada íntegramente por José Cecilio del Valle, no se firmó el 15 de septiembre, sino al día siguiente 16 y en casa de Gabino Gaínza. Solo firmaron los trece miembros de la Diputación provincial, por lo cual Larreynaga no la suscribió. Sí firmó el Acta de Instalación de la Junta Provisional Consultiva, de la que fue nombrado miembro. La Junta dispuso que sus sesiones fueran privadas, a lo que don Miguel se opuso. Prevaleció su criterio de que fuesen públicas. Larreynaga se encargó de redactar el proyecto del reglamento para garantizar esa publicidad.

Esta fue la participación de Miguel Larreynaga en la proclamación de la Independencia. Su discurso, ponderado y sobrio, dado su gran prestigio, influyó en el ánimo de los asistentes para la proclamación inmediata. Fue el canónigo español José María Castilla quien pronunció el discurso más encendido. Pero, su título de “Prócer de la Independencia” no lo debe únicamente a esta actuación, sino a las ejecutorias de su fecunda vida pública. Fue uno de los arquitectos de la nueva nación.

El autor es jurista y catedrático.

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