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Unos 150 bancos comunales producen semilla criolla y se trabaja para ampliar dicha producción para enfrentar el cambio climático. LA PRENSA / ARCHIVO

Campesinos cierran filas a favor de la semilla criolla en Nicaragua

Productores del norte de Nicaragua rechazan el uso de semilla transgénica en las siembras por lo que llaman a defender la semilla criolla.

José Sebastián López Lazo tiene 55 años dedicados al cultivo de maíz, frijol, millón y sorgo en su parcela de cuatro manzanas situadas en la comunidad El Mogote, en el municipio de San Lucas, Madriz. Las semillas que usa para la siembra son seleccionadas de las cosechas que obtiene cada año y se opone al uso de semillas transgénicas ofrecidas por algunos organismos internacionales.

“Aquí han venido unos señores (de unos organismos) a ofrecerme unas semillas que llaman algo así como transgénicas, porque dicen que son resistentes a las plagas, las sequías y que generan mejor y más producción, pero yo no cambio mis semillas criollas de maíz y frijol que me han dado mejor resultado y que es una tradición su uso en estos pueblos indígenas”, afirmó.

Familias campesinas, principalmente de las zonas dedicadas a la producción de alimentos, han estado siendo capacitadas por organismos e instituciones locales, caso específico de la Unión Nacional de Agricultores y Ganaderos de Nicaragua (UNAG) en los departamentos de Estelí, Madriz y Nueva Segovia, en el tema del uso de la semilla criolla para el cultivo de granos básicos a fin de garantizar la seguridad alimentaria en sus comunidades.

“Capacitamos a nuestros productores, con el programa de Campesino a Campesino, en el uso de la semilla criolla y hay un rechazo total de las familias del campo al uso de la semilla transgénica porque sabemos que causa daños a la salud, el medioambiente y a los recursos naturales”, dice Misael Altamirano, técnico de la UNAG en Madriz.

“Como campesinas promovemos una propuesta agroecológica y que es un conjunto de prácticas y técnicas que combinan las prácticas ancestrales, buscando cómo aplicar los principios de la agroecología donde están el equilibrio ecológico, reciclaje de nutrientes, uso de materiales locales, conocimiento tradicional y buscando que el sistema sea sostenible, tanto en términos ecológicos, pero también como temas económicos y de seguridad alimentaria para las familias”, sostiene Carmen Picado, productora del programa Campesino a Campesino.

Según varios organismos en Nicaragua, más de 250 mil familias campesinas se dedican a la producción de alimentos, de los cuales más del 80 por ciento son pequeños y medianos agricultores, los que han aprendido a producir y conservar sus propias semillas criollas adaptadas al entorno. Muchas de ellas utilizan la diversificación y la conservación de los suelos para no depender de los químicos.

“Esta cultura productiva debemos conservarla de los nicaragüenses, ante el peligro que enfrenta la agricultura mundial con los cultivos transgénicos”, dijo Luz Rizo, también de dicho programa.}

El origen del rechazo

Misael Altamirano, técnico de la UNAG en Madriz, explica que los transgénicos son cultivos modificados genéticamente y dejan grandes pérdidas económicas a los agricultores que deciden su uso porque tienen bajos rendimientos en la producción y requieren de muchos agrotóxicos.

“También perjudican la salud, dañan el medioambiente. Con el uso de semillas transgénicas desaparecen las especies de semillas criollas que las familias campesinas han conservado por generaciones”, señaló.

Economía Nicaragua Semilla criolla Transgénicos archivo

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