Recientemente se cumplió el aniversario de una efemérides que el mundo no debe olvidar: el asesinato de Cayo Julio César. Sucedió en el 45 a.C., cuando Roma era un imperio cuyos dominios abarcaban Europa, Asia, África. Solo el inglés fue tan vasto. Los conspiradores temían que César trajera a Roma a su amante Cleopatra a cogobernar o que Roma anexara a Egipto; por esto, la egipcia era odiada. Asimismo, César había ingresado en el Senado reformas constitucionales erigiéndose dictador.
César había permanecido fuera de Roma años defendiéndola de sus enemigos galos, partos, corsos y competía en gloria con sus adversarios locales. En el 40 su yerno, aliado y amigo Pompeyo Magno llevó prisionero a Roma a Vecingetorix y lo hizo degollar en público. Metelo Címber venció a Espartaco y a los sobrevivientes los crucificó en la Via Apia. Coincidencia con viejas amenazas de un personaje nuestro…?
Desintegrado el triunvirato de Casio, César y Pompeyo y desatada la guerra civil, este se rebeló y derrotado por César en los llanos de Farsalia, huyó a Egipto. Pero antes de desembarcar Septimio, esclavo pagado por generales egipcios le clavó una estocada en el pulmón. César lo lloró pero ordenó ejecutar a sus asesinos. Los tiranos son fríos asesinos, capaces de eliminar a sus amigos, para que cesen sus perturbaciones.
Antes y pacificando una rebelión en Egipto, le dijeron en el palacio que le llevaban de regalo una alfombra persa; ante César el esclavo Apolodoro desenrolló la tela; ahí venía Cleopatra de 23, toda desnuda, y Cesar de 52, quedó fascinado. Error, pues el tirano solo debe tener una pasión: la del poder.
Gobernando en tiranía, quien urdió la conspiración fue Casca; otros fueron Cicerón; Casio, Trebonio, Tilio Címber, su hermano Metelo Címber y Junio Bruto, hijo de Marco Junio Bruto, noble romano. Fallecido este años antes César tomó bajo su custodia a su viuda Servilia, a Tercia Julia la hija, y a Junio Bruto, quien tenía ocho años. Decían que César sedujo a ambas y que el oprobio era constante en Junio Bruto. Por ello se había unido a Pompeyo, pero derrotado este, Junio Bruto le escribió a César pidiéndole perdón. Bruto amaba y odiaba a César. El tirano debe saber con quién ser magnánimo o cruel asesino.
Casio sabía del odio de Junio Bruto y comenzó a influir en este para matar a César. Cicerón lo odiaba porque el tirano opacaba la gloria de su filosofía. Metelo Címber por el largo exilio de su hermano; el resto eran opositores a las reformas constitucionales impulsadas por César. Había sido edil, pretor, cónsul, y ya era dictador; senadores serviles había colocado su estatua en el Senado.
Usaba sandalias de oro. Seducía a mujeres casadas. El tirano que se cree omnipotente es odiado en silencio.
César llegó al Atrium del senado y un pordiosero le dijo: ¡Cuidate de los idus de Marzo! Entretanto un Senador detenía a Marco Antonio su amigo y escolta, la primera puñalada la asestó Casca en la nuca —Edmond O’Brian en la versión de Hollywood de 1953— y cincuentinueve puñales cayeron sobre César. Faltaba Junio Bruto. Caído al pie de la estatua de Pompeyo, el asesino se arrodilló y clavó su puñal en la región ilíaca de César.
Shakespeare tomó de Suetonio o de Plutarco la versión del drama. La últimas palabras de César a su asesino fueron: “Tú también… Bruto? Instantes después se cubrió el rostro con su túnica ensangrentada para ocultar su vergüenza. Desatada otra guerra civil y derrotado Junio Bruto, una noche de luna llena hundió en su corazón el mismo puñal con que dio muerte a César.
El autor es abogado y periodista.