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En Letra Pequeña, Silvio Báez

En Letra Pequeña

Esa es nuestra historia de 200 años. Los caudillos, hombres fuertes o dictadores han incubado la violencia que luego acaba con ellos. Y ese es el ciclo vicioso que debería cambiar. Incluso, por el bien de ellos.

Orejas y narices

Hay dos personajes de nuestra historia especialistas el uno en cortar orejas y el otro en cortar narices. Déjenme hablarles de ellos porque muy poco se mencionan, a pesar que representan lo mejor y lo peor de nuestra historia. Héroes y criminales, familiares, amigos y enemigos mortales, beatos y asesinos sádicos: Manuel Antonio de la Cerda y Juan Argüello, responsables de la guerra fratricida más cruel de nuestra historia republicana, conocida como “La guerra de Cerda-Arguello”.

Santulón y sádico

No se vaya a creer que Manuel de la Cerda fue poca cosa porque poco se le menciona. Oficialmente, fue el primer Jefe de Estado de Nicaragua. Según el historiador José Dolores Gámez, era un  santulón. Incapaz de robarse un centavo las arcas del erario. Ayunaba, hacía penitencia y se flagelaba con cilicio. No conoció más mujer que la que le dio la iglesia en matrimonio. Cerda fue primo hermano de Juan Argüello, segundo Jefe de Estado de la nación. Amigos de niñez. Compañeros de luchas. Ambos fueron enviados encadenados a España por rebelarse contra el imperio. Hasta aquí parecen buena gente. Pero el mismo historiador señala que el primero se regocijaba contando las orejas cortadas de los adversarios y el otro pedía las narices como prueba de las bajas o los prisioneros.

200 años

Los traigo a colación porque en cuatro años estaremos cumpliendo 200 años de supuesta vida republicana. De supuesta independencia. Y uno piensa que de aquellos años para acá todo comenzó a mejorar cuando, si nos fijamos bien, los Cerda Arguello se están repitiendo una y otra vez en distintas caras. Y a los que un día alaban en plaza pública como héroes, al otro día los repudian como asesinos. Y los que llegaron como revolucionaros pronto se volvieron dictadores. Los que fueron amigos se volvieron enemigos. Y parece que vivimos un ciclo sin fin del que nunca aprendemos las lecciones.

Patria

Debería darnos vergüenza llegar a los 200 años sin república, sin elecciones libres, sin separación de poderes, y con una familia atornillada al poder. Desde que se firmó el acta de independencia y estos señores comenzaron a cortar orejas y narices, hasta la guerra de los años ochenta hay una montaña de muertos apilados que debería espantarnos. Ríos de sangre corriendo. Gente buena, la mayoría, que murió creyendo que su sacrificio era para construir esa patria que nunca conocimos. Que morían por las generaciones venideras y ¡nosotros fuimos las generaciones venideras y no vimos esa patria! Y amigos, compañeros y familiares murieron a nuestro lado, y nosotros mismos estuvimos dispuestos a morir por esa patria para nuestros hijos y nietos que no llegó.

Elecciones y violencia

La salida es electoral. Es impensable a estas alturas estar creyendo que una salida violenta mejorará las cosas cuando ahí está la historia diciéndonos que las guerras y las matancinas, solo han servido para llevarnos de nuevo al punto de retorno. Sirven para llevar al poder a alguien igual o peor que el que se quitó a la fuerza. Pero no hay que confundirse. Una cosa es estar convencidos que no es por la violencia que se debe cambiar a un gobierno y otra es que un gobierno no deje más alternativa que la violencia para su cambio. Son cosas muy distintas. El hombre más pacífico del mundo se puede volver violento cuando no le dejan más alternativa en su vida. No son violentos quienes tumba a un gobierno abusivo y despótico que cerró toda posibilidad de cambio por las buenas. Los violentos serían, en todo caso, quienes apostaron a la violencia para abusar de los demás.

Dictadores

El bicentenario que se aproxima coincide exactamente con las próximas elecciones generales. Por su simbolismo, es una fecha que debería convocarnos a reflexionar y buscar un consenso como nación. Que los presidentes cumplan su mandato y se retiren. Que mueran en sus camas rodeados de sus nietos. Que no sigan muriendo como Anastasio Somoza Debayle, bazuqueado en Asunción, Paraguay, o Anastasio Somoza García, baleado en León, o José Santos Zelaya, en el exilio, o Manuel Antonio Cerda, fusilado en León, o, peor aún, Juan Arguello, que murió en Guatemala, exiliado, en pobreza y, según José Dolores Gámez, “no hubo una mano amiga que cerrara sus ojos, ni nadie que marcara su sepulcro a la posteridad”. Esa es nuestra historia de 200 años. Los caudillos, hombres fuertes o dictadores han incubado la violencia que luego acaba con ellos. Y ese es el ciclo vicioso que debería cambiar. Incluso, por el bien de ellos.

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COMENTARIOS

  1. marcel
    Hace 7 años

    Fabian en tus lista de ilustres delincuentes y genocidios te faltaron aquellos que cortaban brazos y cabezas, el corte de chaleco un crimen de guerra que los usuarios del termino revolucionarios lo esgrimen como un acto de liberación o defensa de la patria, en la que, desde luego no crean. estos criminales reciclados también tienen su historia..Claro que los apologistas de genocidios y crímenes de lesa humanidad, crean la idea de héroes, como las huestes de sandino, a la cabeza Pedro Altamirano.

  2. juvenal mairena
    Hace 7 años

    Hubo un libreo que se escribió que decía “Nadie Escuchaba” en realidad nadie quiere escuchar los argumentos de Fabia, hasta que ya sea demasiado tarde. Es como los terremotos, en 1972 se destruyo la capital, pudimos copiar modelos de construcción de Japón, California etc. Pero no el gobernante de turno decidio que el mejor modelo era el “mexicano” y ahí vino Victor Bravo Ahuja flamante Secretario Mexicano erudito to en códigos de construcción. Al ver lo que paso en el DF donde edificios enteros se balancearon y cayeron como castillos de naipes.Que estaremos diciendo en Nicaragua en donde se sigue aplicando los códigos de construcción a la mexicana ????

  3. Jose
    Hace 7 años

    Parece que por naturaleza el ser humano es autodestructivo es esa probablemente la razón de nuestro comportamiento incomprensible.El ser humano utiliza su raciocinio para destruirse, lamentablemente o tristemente, se impone la ley natural de que cosechamos lo que sembramos.

  4. Manuelito
    Hace 7 años

    Seamos conscientes: Los nicas somos muy comodos. Se ha perdido la dignidad, el coraje, los valores morales y el afan de superacionl Ya nos acostumbramos a este regimen opresor que nos esta quitando todo, hasta el aire que respiramos. Asi ha sido nuestra historia hasta el punto en que hoy nos gobiernan un par de borregos que nos estan sometiendo a su gusto y antojos, solo porque “la calle esta dura”. Cambiamos la libertad a cambio de nada. Habra otros Rigobertos en gestacion? Los necesitamos urgentemente.

  5. Aureliano
    Hace 7 años

    Sorprendente las exposiciones de este Segoviano de Quilalí y su quimero acompañamiento del exime historiador, el Estiliano Jose Dolorez Gamez una quimera literaria que arroja mucha luz certera de los aconteceres de nuestra joven y pisoteada República

  6. Alvan Dazbohrk
    Hace 7 años

    200 años de atraso, 200 años de violencia, 200 años de autoritarismo salvaje e implacable, 200 años de un nacionalismo tan vano y barato como los mismos desfiles colegiales de Septiembre.

  7. Aureliano
    Hace 7 años

    Carolingio, nuestra pueblo es un pueblo culto y dispierto y esta en concordancia con el pensamiento de Fabian y su diáfana exposición de los 200 años vacíos de vida republicana. El tejido de abuso republicano es una conversación cotidiana de la gente de a pie en nuestra sociedad que llevamos como un quiste pendiente de sacudir. Ortega ha disfrazado su máxima de gobierno de cristiano y socialista, pero su verdadero objetivo es instaurar una dictadura igual a la de Cuba- Comunista en donde no exista una separación de poderes: Ejecutivo, Legislativo y Justicia. La metodología de Ortega es ir al paso de la tortuga, pero si llegar a la meta que es la esclavitud de pensamiento y acción de los nicaragüenses. Haciendo un pequeño paralelo de nuestra actual statu-quo, demos un vistazo a la táctica del gobierno a fin a Ortega, Venezuela en donde se acusa de violentos a ese pueblo por reclamar sus derecho ciudadano a lo cual Fabián anota: No son violentos quienes tumba a un gobierno abusivo y despótico que cerró toda posibilidad de cambio por las buenas. Los violentos serían, en todo caso, quienes apostaron a la violencia para abusar de los demás. Vale

  8. el carolingio
    Hace 7 años

    Muy bien Fabian……pero quien o quienes te oiran ??

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