Nicaragua, efectivamente es un país de bajo crecimiento económico, con producción de bienes primarios y de limitada inversión para el desarrollo sostenible. Además, vivimos del ahorro externo. Hoy, crece la economía, igual o menos que en la década de los sesenta. Paradójicamente, es una sociedad con altas tasas de jóvenes en sus registros estadísticos. Desde luego que este fenómeno socioambiental es prometedor, y asegura, que las condiciones socioeconómicas y culturales, en el país, puedan transformarse en el mediano plazo. Si, y solo si, invertimos, en educación, ciencia y tecnología, e institucionalidad. Concentrada en la juventud sistemáticamente.
Por lo anterior, deseo expresar mi agradecimiento político a don Bayardo Arce Castaño, asesor presidencial para asuntos económicos, por haber expresado públicamente, con transparencia, firmeza y realismo, la situación de fondo del país.
Ciertamente, Nicaragua no tiene viabilidad para el desarrollo sostenible, por tanto, la juventud femenina debe buscar “novio en Noruega”, para vivir cómodamente, aunque, sin dignidad humana. Me gusta, la afirmación, porque en boca de un funcionario distinguido, se hace creíble, mucho más, que, cuando lo hemos expresado agentes de sociedad civil, sin poder político, y sin acceso a información veraz. Nicaragua está anclada, en su carrera por el desarrollo, en el siglo XVIII.
Desafortunadamente la estrategia política de las tres recientes administraciones gubernamentales, (2007/2017) expresan que logramos cambios rotundos, crecimiento económico exagerado, bienestar social exitoso, derechos restituidos, compromisos gubernamentales altamente humanitarios. En fin, la Nicaragua de la última década es un paraíso terrenal. Vivimos felices y contentos, bendecidos reza un eslogan de gobierno. Evidentemente identificamos una destreza en venta política, mentirosa, amañada, fantasiosa, que frecuentemente se desvanece, por ser, precisamente, una fantasía, que tiene espacio solo en la mente de sus diseñadores.
Nuestras jóvenes mujeres no requieren de encontrar novio en Noruega. Lo que necesitamos los nicaragüenses es ponernos a trabajar. Con ahínco, con visión de nación, con metas de mediano y largo plazo, agregando valor a nuestra producción agrícola y pecuaria, superando el modelo económico agroexportador, mismo que vive de los recursos naturales del país. Combatiendo la corrupción generalizada en los diferentes sectores sociales, promoviendo el empleo, no alegrarnos porque haya trabajo no remunerado.
Necesitamos combatir la pobreza en su origen, requerimos instituciones de derecho público, para que haya viabilidad empresarial, y que los empresarios no sigan desarrollándose en la búsqueda de las regalías gubernamentales, ni en las exoneraciones vulgares para tener ganancias. Que produzcan y compitan con lealtad. Que abandonen esa visión de dividendos con protección estatal. Que actúen de verdad en un mercado libre y de competencia.
Necesitamos crecer de verdad y no de mentirita, ni sectorialmente, es urgente un crecimiento global, coherente con un plan de desarrollo nacional, que no sea poesía. Pongamos todas nuestras capacidades y en nombre de la nación nicaragüense apostemos al desarrollo sostenible.
El autor es sociólogo e investigador social
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