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Crítica de cine: Kingsman 2, el Círculo Dorado

Kingsman apareció para conquistar la taquilla. Imagine una innecesaria sátira de James Bond reformulada para jóvenes. Kingsman 2 es más frenética y violenta.

En 2014, Kingsman apareció de la nada para conquistar la taquilla. Si no la vio, imagine una innecesaria sátira de James Bond, reformulada para adolescentes contemporáneos. El director Matthew Vaughn regresa para la secuela, elevando todo a la enésima potencia. Es lo que debe hacer para mantener a su público más interesado en la pantalla del cine que en la de sus celulares. “Más” es la palabra clave. Kingsman 2 es más frenética y violenta.

Eggsy (Taron Egerton) sigue cumpliendo peligrosas misiones para agencia Kingsman, vistiendo impecables trajes de sastre. Comparte su hogar con su novia, Tilde (Hana Alstrom), tan modesta que olvidamos que es la princesa del Reino de Suecia. Puede ponerse ropa de rebelde suburbano para reconectar con sus amigos de infancia. Todo cambia cuando una figura del pasado aparece con intenciones homicidas: Charlie (Edward Holcroft), viejo compañero de academia, ahora milita en el cártel del Poppy (Julianne Moore), reina del narcotráfico lista para llevar su negocio a un nivel letal.

Kingsman trafica con estereotipos culturales, enfrentando al Reino Unido con su vieja colonia, Estados Unidos. En la primera parte, el villano era Valentine (Samuel L. Jackson), un millonario hip-hop que siempre vestía en sudaderas deportivas. Aquí, Poppy es otra caricatura de vulgaridad americana. Fetichiza el estilo de los años cincuenta en su guarida, una especie de parque de diversiones donde Grease y Happy Days fueron a morir.

Juan Carlos Ampié, crítico de cine.
Juan Carlos Ampié, crítico de cine. LA PRENSA / Óscar Navarrete.

La necesidad conduce a Eggsy y Merlin (Mark Strong) a aliarse con la agencia Statesman, el equivalente gringo de Kingsman, embebido en la cultura vaquera de Texas. El cambio de escenario permite introducir un puñado de estrellas de Hollywood: el jefe Champ (Jeff Bridges), los lugartenientes Whiskey (Pedro Pascal) y Tequila (Channing Tatum), la experta en cibernética, Ginger Ale (Halle Berry). La idea es que las instituciones son reflejo la una de la otra. Si Kingsman nombra a sus agentes como caballeros de la mesa redonda, Statesman lo hace como si fueran bebidas. Aquí, la película delata una influencia más oscura que James Bond: Hudson Hawk (Michael Lehmann, 1991), un célebre fracaso protagonizado por Bruce Willis, que en los últimos años se ha convertido en objeto de culto. En ella, los villanos se llamaban como barras de chocolate. Ojalá hubiera copiado su inocente bonhomía.

Quizás el peor aspecto de Kingsman 2 sea la casual brutalidad con la que sienta las bases de un giro de pretendida comicidad, tan machista que estaría fuera de lugar en los sesenta. En cierto momento, Eggsy pretende ser un chico normal para seducir a la novia de Michael, en un multitudinario festival musical. El objetivo es insertar en ella un chip microscópico que les permitirá seguirla hasta un laboratorio secreto. El chip debe insertarse en tejido blando, y por eso, viene ubicado en un minicondón para los dedos. Sí, el abuso sexual es cosa de risa para Kingsman 2. Las dos muchachas a mi lado parecían encontrar el episodio hilarante, quizás porque la película codificaba a la mujer como una “zorra”, capaz de acostarse con un extraño por placer. En el patriarcado ultraconservador, eso la hace digna de escarnio. A estas alturas del siglo XXI, despliegues como este no deberían premiarse con risas.

Este año he visto malas películas, pero ninguna tan vacía y estéril como esta. Es difícil ver a actores como Moore y Bridge desperdiciar su talento, pero es una realidad del negocio del cine. Para ellos esto es trabajo, para nosotros, un artefacto cultural para consumir e interpretar. El cheque que recibirán por este esperpento les permitirá acometer filmes más gratificantes. Que sea pronto.

Lea también – Crítica de cine: Barry Seal, Solo en América

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COMENTARIOS

  1. Patricia S. Nolasco
    Hace 7 años

    El único que cree que es una zorra por acostarse con un desconocido eres tú. Y eso te hace a ti el machista. Entérate: las mujeres se pueden acostar con quien les plazca y complazca y no por eso son zorras.

  2. Hermosa Carga
    Hace 7 años

    Fedetico Vaughan le dice al otro en los Brasiles: a ver, pasamela, se ve hermosa la carga de la droguita.

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