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Columna Competitividad Empresarial

Carlos R. Flores

Identificando falacias

Es imprescindible señalar que el papel correcto de una gerencia integral contemporánea no está circunscrito a solamente dirigir el trabajo y suponer que se está cumpliendo con las leyes y regulaciones del país.

Algunas gerencias generales piensan que para efectos de lograr una gestión exitosa en la prevención de fallas operacionales que frecuentemente se materializan en fatalidades laborales, se requiere solamente efectuar el hecho simple de contratar a un encargado de Higiene y Seguridad, quien deba poseer una razonable diligencia en su trabajo, y punto. Nada más equivocado.

Las gerencias generales deben estar claras que una gestión de Seguridad Operacional (SO) efectiva está lejos de ser una labor que se pueda delegar y cómodamente olvidarse, pretendiendo sustraerse a las consecuencias eventuales que conlleva la responsabilidad de su gerenciamiento efectivo.

Es imprescindible señalar que el papel correcto de una gerencia integral contemporánea no está circunscrito a solamente dirigir el trabajo y suponer que se está cumpliendo con las leyes y regulaciones del país. Con frecuencia esto es ilusorio, acaso surrealista o ingenuo.

Si el giro de una organización es realizar tareas con riesgos especiales en sus procesos productivos, por ejemplo, trabajos eléctricos, en alturas, con maquinaria pesada, en espacios confinados, con materiales inflamables, con riesgo químico, entre otros; su alta dirección debe saber que su función obligatoria debe ser también la de un líder comprometido en forma evidente, como un facilitador y apoyador que pueda y deba estimular las sugerencias e ideas que surjan de los miembros del equipo de trabajo, motivando a su personal para que puedan solucionar colaborativa y eficazmente, las distintas situaciones de riesgo que surgen durante el desempeño de las tareas.

Se debe estar consciente que la responsabilidad de una gerencia general implica también querer escuchar lo que realmente está ocurriendo en el sitio donde toman lugar los trabajos riesgosos, no lo que las otras gerencias subalternas piensen que él o ella deban escuchar dosificadamente.

Conocer dónde están los problemas y cuáles son las cosas que se están haciendo de la forma incorrecta es vital.  Debe promoverse un sentido de bienvenida tanto a estos reportes formales como a las informaciones del campo, para que efectivamente se puedan tomar acciones correctivas, y que el personal sepa que si hay consecuencias por comunicar los riesgos no identificados, estas serán positivas y nunca negativas.

Si se trata de lograr un ambiente en donde los accidentes laborales sean algo verdaderamente inusual o raro, se requiere también de procesos robustos en donde haya un involucramiento colectivo -de todos los puestos y funciones- en el tema preventivo.

Suponer que la función de SO es algo separado de la ejecución paralela de las tareas y que para eso es precisamente que se contrata a alguien, es cuando se incurre en la miopía principal, en la falacia autoevidente que delegando funciones también se trasladarán las responsabilidades de última instancia, siendo esto comprobadamente falso.

La gerencia general deberá proveer soporte material, presupuestario, logístico, organizacional y comunicacional, adecuado para cumplir exitosamente con la misión de proteger la vida de aquellos quienes están trabajando con riesgos para su integridad física.

Los procedimientos organizacionales establecidos, seguidos y verificados de forma minuciosa, son la fórmula más  exitosa que se ha desarrollado para la prevención de accidentes laborales.

Es preciso verificar que cuando se contrata a alguien para la función de Higiene y Seguridad, se debe estar seguro que su nivel de desempeño sea evaluado correlativamente al nivel de desarrollo, ejecución, seguimiento y retroalimentación de los procesos establecidos para el análisis de riesgos, inspección de operaciones, resolución de situaciones anómalas, así como la identificación de todos aquellos factores organizacionales que puedan ser contribuyentes a la ocurrencia de un accidente. No es asunto de poner allí a cualquiera, sino a quien pueda pensar y actuar competentemente.

*El autor es consultor y capacitador empresarial.

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