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Silvio Méndez-Navarrete

No son patriotas, compadre

El 11 de septiembre se publicó un artículo en el Diario LA PRENSA titulado: ¿Somos patriotas los nicaragüenses?, en el que el ciudadano Humberto Belli nos hace un recuento, desde su punto de vista, de lo que debería ser un patriota. Puedo apreciar su acertada opinión expresada hacia el amor al prójimo, lo cual es una base concreta para demostrar amor a algo importante de un país, pero eso no es necesariamente  patriotismo. Menciona el ciudadano Belli, el último sacrificio de vida al que muchos nicaragüenses se han entregado por la patria. Abundan aquellos que son capaces de dar la vida por un negocio, un partido político o deportivo, un líder, un cártel, un amor, defender una causa. Esta entrega no se puede llamar patriotismo.

Patriotismo no es un código de doctrina, es una disposición del ánimo que nos impulsa, como quien cumple un deber, a sacrificarnos en aras del bien común. Es una unidad total integral de individuos sin distingos de clase. Una síntesis trascendental, indivisible, con fines propios a cumplir. Un instrumento eficaz, autoritario, al servicio de una unidad indiscutible, permanente, irrevocable, llamada patria. El patriotismo hace marchar hacia un mismo fin a la totalidad de la ciudadanía

Pero contestando la pregunta del ciudadano Belli, y tomando muy en cuenta sus opiniones, y luego analizamos la actitud que vemos en pobladores diversos de este país para luego hacer un juicio de sus actitudes cotidianas, nos damos cuenta de lo siguiente:
No pueden ser patriotas aquellas personas que tiran su basura en cualquier parte del territorio nacional, personas que ven su país como “el gran basurero para mis desperdicios”. Los que tiran bombas a nuestros ríos, lagos y mares para hacer más rápida su faena. Los que venden productos falsificados, a sabiendas que podría causar daño material o económico a su prójimo, no pueden ser llamados, patriotas.

Los transportistas que mandan sus unidades defectuosas de transporte colectivo a calles y carreteras y los llenan a más no poder, sin importarles la seguridad del usuario, no pueden ser patriotas. Los políticos que se unen a partidos sectarios solo en busca de oportunidades personales, apoyando políticas que van en detrimento de la población, tampoco son patriotas.
Las grandes masas que apoyan a los caudillos, con el único fin de obtener la ayuda mínima para su subsistencia, no son patriotas.

Los estudiantes con sus profesores que les proveen las consignas, que en vez de prepararse para servir mejor a su patria, se alistan para servir un caudillo que les brinda dinero, fiesta, licor y drogas, los que se prestan a reprimir violentamente a los que opinan diferente que ellos acerca del Estado del país, no son patriotas.

Los choferes que conducen sus vehículos en forma agresiva, importándoles poco la integridad física del peatón que los torea. Los que se van a nuestras montañas a depredar los bosques y contaminar nuestros ríos. Las personas que aprueban y no censuran el tráfico y consumo de drogas que destruye nuestra juventud, no son patriotas.

Los empresarios y sus distribuidores que producen bebidas alcohólicas baratas, bebidas que desbaratan hogares y arrecian la pobreza del más pobre, que son los que lo consumen y caen como moscas fumigadas en calles, parques y mercados. La élite empresarial, que se asocia a las autoridades designadas y abandonan a la población, con el único fin de avanzar en su enriquecimiento. Los empleados públicos que están en sus puestos solo para devengar salarios y mordidas y no para servir cívicamente al público, no son patriotas.

Y la supuesta gran mayoría, que ve pasar los abusos e irregularidades electorales, fraudes, corrupción, manipulación irresponsable de los precios de nuestras necesidades básicas, abuso de autoridad, falta de justicia, no los indigna ni protestan, esperando que algún día alguien venga a resolver nuestros problemas, ellos tampoco son patriotas.

Mientras en nuestro país no se enseñe ciudadanía, ética, moral, en escuelas y hogares, como se hacía hace medio siglo, no tendremos patriotas, más que aquellos que por sentido común, inspiración, han aprendido a amar  Nicaragua, a ser patriotas. Y de esos, no quedan muchos y los tenemos abandonados e ignorados. ¿Surgirá algún día el momento en que ellos nos inspiren? Ojalá y pronto. Espero sabremos responder con valentía y patriotismo.

El autor es ingeniero.
[email protected]

COMENTARIOS

  1. Leo solo
    Hace 6 años

    Así como el patriotismo nos un código de doctrina, yo creo que tampoco viene en manuales o libros, que todos los que estudian podrían memorizar, el patriotismo es la esencia de ser y considerarse nacional de un pais, y se adquiere con el tiempo y el ejemplo así como se aprende a convivir en paz,a respetar los derechos de los demás y a servirle a la sociedad puede hacerte un patriota.

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