De pronto el boxeador Carlos “Chocorroncito” Buitrago se encuentra con la fortuna de cerrar el 2017 con la posibilidad de hacer olvidar lo mal que le ha ido al boxeo nicaragüense este año, solo si es tan valiente como para coronarse en Japón el 31 de diciembre, en el que será su cuarto intento por tocar la gloria.
El mismo Buitrago confirmó que ese día será su pelea con el actual monarca de la Federación Internacional de Boxeo (FIB), el japonés Hiroto Kyoguchi, en una de esas veladas gigantescas que se celebran como tradición en suelo nipón para despedir cada año.
El anuncio lo recibió “Chocorroncito” de parte de Ricardo Rizzo, el concertador internacional que se ha encargado de llegar a un acuerdo con el promotor Hitoshi Watanabe, cuyo apellido le ha dado nombre a la empresa Watanabe Promotions, a través de la cual maneja a otros campeones como Kohei Khono y Ryoichi Taguchi.
Es 100 por ciento seguro, le dijo Rizzo a Buitrago.
El campeón Kyoguchi se echó al hombro el título en julio, en su propio terreno, al vencer en las tarjetas con amplio margen al mexicano José Argumedo, cuyo nombre sonó con mucha fuerza en Nicaragua cuando en su momento el equipo de Buitrago apretaba las negociaciones.
“Voy a darlo todo en el ring esa noche. Es todo o nada”, comenta “Chocorroncito”, cuyo potencial para brillar es un hecho, pero pasa que cuando batalla en el extranjero esa sangre de campeón se le congela y sus intenciones se quedan cortas al pretender ganar los combates solo con el jab, cuidándose de no caminar en el fuego.
Equipo de trabajo
Para la pelea más importante de su vida, después de tres intentos fallidos, Buitrago dice que su equipo de trabajo, el que encabeza su padre Mauricio “El Halcón” Buitrago, le abrirá las puertas al cubano Osmiri “El Moro” Fernández, quien se ha establecido en Miami, Estados Unidos, hacia donde “Chocorroncito” viajará entre el 18 y 20 de octubre.
“El Moro” maneja una cantera de boxeadores de diferentes nacionalidades y categorías, y la variedad de estilos podría servirle a Buitrago para llegar alineado ante un Kyoguchi en principio fiero, con pegada y de buena técnica.
Por esos toques del destino, la oportunidad le ha llegado a Buitrago, pero enfrente tiene al más enredado rival en comparación con los que se midió antes.
Paralelo a este detalle, hay dos más: el asunto del peso, porque es sabido que cada día le cuesta más a Buitrago marcar 105 libras, y la inactividad, que hasta el día de la pelea se contará en un año y dos meses.
