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Columna Competitividad Empresarial

Carlos R. Flores

Protección contra incendios y planes de emergencia

Algunas organizaciones ven con desidia y acaso hasta cierto desdén los temas que tienen que ver con la respuesta ante la emergencia en sus instalaciones, minimizando sorprendentemente sus graves implicaciones, sobre todo, cuando en sus edificios o áreas circula un número elevado de trabajadores.

Algunas organizaciones ven con desidia y acaso hasta cierto desdén los temas que tienen que ver con la respuesta ante la emergencia en sus instalaciones, minimizando sorprendentemente sus graves implicaciones, sobre todo, cuando en sus edificios o áreas circula un número elevado de trabajadores, o con mucha más preocupación, si hay terceros o gran cantidad de público en forma permanente o eventual.

La NTON (Norma Técnica Obligatoria  Nicaragüense) arriba citada es una de las referencias técnicas más útiles al adoptarla e implementarla -siendo de aplicación obligatoria- conteniendo guías y lineamientos prácticos que permiten a las organizaciones realizar la adecuación de sus instalaciones a los riesgos identificados y evaluados consistentemente, elaborando un Plan de Emergencia y las brigadas específicas encargadas de ejecutarlo.

Este documento fue creado en 2011, y aunque algunos especialistas lo califiquen de superficial, conlleva en sí mismo dos elementos de eficacia comprobada: brevedad y sencillez, de forma tal que nadie argumente los defectos que generalmente se le achacan a las guías técnicas: extensas, complejas, o escritas en un lenguaje tan denso y elaborado que rayan en lo críptico, cuando lo que corresponde es, precisamente, que tenga claridad de propósito, un enfoque funcional y la cobertura de los elementos mínimos para su correcta adopción y ejecución.

En la mentalidad gerencial de ciertas organizaciones, incluso en algunas con riesgos elevados, existen dos tendencias que las he podido ver diáfanamente:

1) La percepción inexistente, remota o improbable de lo que puede ser un incidente catastrófico en sus plantas, tales como incendios o explosiones, incluso, en industrias específicas que manejan productos altamente inflamables o peligrosos en su giro comercial.

2) La adopción de enfoques improvisados, amateur o ingenuamente intuitivos, al efectuar las evaluaciones de riesgos de sus operaciones, con una persistencia en el conocido “machoteo” de los planes de emergencia -el vicioso copiar y pegar de un documento de otra empresa o producto de algún “consultor” inescrupuloso- solamente para cumplir con un requerimiento de ley y presentarlo como propio y adecuado, preferiblemente, si es amplia la extensión de sus páginas, o bien, si su impresión y formato luce inmaculadamente profesional, aunque carezca de efectividad alguna a la hora de atender una situación. Desafortunadamente, esta práctica es más la norma que la excepción.

Uno de los aspectos que frecuentemente es omitido durante el desarrollo de los planes de emergencia, es la evaluación por un especialista sobre el nivel de riesgo integral de las instalaciones de la empresa.

El otro gran bloque didáctico de esta NTON es la guía para la conformación de las brigadas de emergencia, que deben ser de acuerdo con las necesidades de la organización, y no siempre las tres cajoneras:1) Contra incendio 2) Primeros Auxilios; 3) Evacuación, sino que pueden requerirse adicionales, señalando la norma que en la brigada contra incendios podría haber una contra fuegos incipientes y otra contra incendios declarados -dependiendo de la naturaleza de los riesgos y las características de las instalaciones- así como una brigada de rescate, una de vigilancia, otra de transporte y una de información.

La parte sorprendente es que algunas mentalidades cortoplacistas buscan supuestos “ahorros” en efectuar una evaluación detallada de riesgos operacionales y la elaboración de un Plan de Emergencia robusto, con brigadas operativas entrenadas competentemente, prefiriendo mantenerse en esa terrible negación, que como se sabe, no solamente lleva derecho a circunstancias catastróficas, sino a consecuencias personales impredecibles.

Que exista una baja probabilidad de un evento catastrófico no significa ausencia de probabilidad, sino que ésta solamente podría tardar un poco más en presentarse.

(*)Puede usted descargar esta NTON de nuestro blog: www.noalosaccidentes.wordpress.com

Economía Competitividad Empresarial archivo

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