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Róger Mendieta, FSLN
La Prensa

Castigados por la naturaleza

Nicaragua fue golpeada esta semana por dos fenómenos meteorológicos simultáneos, uno en el Caribe y otro en el Pacífico, que causaron severos destrozos materiales y la pérdida de al menos una docena de vidas humanas.

Peores han sido las catástrofes sufridas por los países azotados recientemente por varios huracanes consecutivos. Pero cualquiera que sea la magnitud del daño en cada país, para todos han sido tragedias dolorosas de difícil recuperación.

Es reconocido que la naturaleza pasa factura por los daños que le causa la gente. Pero también se conoce que las catástrofes naturales han acompañado al género humano desde su aparición y a la Tierra desde mucho antes de que apareciera la humanidad.

Esto significa que no solo las obras humanas provocan las catástrofes naturales. Sin embargo, está comprobado que la depredación irracional de los bosques, la contaminación de las aguas, la construcción de infraestructuras y edificaciones sin prevención de los daños ambientales, etc., son causa de determinados fenómenos naturales muy negativos y agravante de los que ocurren por efecto de las propias leyes de la naturaleza.

Como ejemplo, según señalan los expertos y estudiosos con razonamientos convincentes, las inundaciones en Managua causadas por las lluvias de los días recientes fueron consecuencia directa o indirecta de la construcción desordenada de urbanizaciones y edificios comerciales en los alrededores de Managua. Así como también de la acumulación de basura.

El científico ambientalista Jaime Incer Barquero —quien parece uno de los profetas del Antiguo Testamento que predicaban contra el mal y el pecado, pero no les hacían caso—, en vano viene advirtiendo desde hace mucho tiempo contra los abusos medioambientales y para que se proteja el hábitat natural que es patrimonio de todos.

El medioambiente y los recursos naturales se encuentran en un estado lamentable, porque no hay una debida atención, ni pública ni privada, para manejarlos racionalmente, reponerlos y restaurarlos, reclamó el doctor Incer Barquero el 5 de junio pasado, cuando se conmemoró el Día Mundial del Medioambiente.

Pero mientras el doctor Incer Barquero clama y trabaja todos los días por la defensa del medioambiente, los que detentan el poder del Estado y quienes hacen negocios a cualquier costo, otorgan concesiones lesivas a la naturaleza, arrasan las zonas verdes suburbanas, depredan los bosques y contaminan las aguas para aumentar sus riquezas e inflar el crecimiento macroeconómico.

De manera irresponsable se aprueban leyes contra el medioambiente como la Ley canalera 840 y se rechaza el Acuerdo de París para combatir el cambio climático; se derogan regulaciones ambientales para poder concesionar libremente explotaciones dañinas a la naturaleza y, en general, se actúa como si la actual generación fuese la última que vivirá sobre la tierra.

De esto todos y cada uno de los nicaragüenses somos también culpables, porque no ponemos freno a los depredadores de la naturaleza. Como dice un antiguo proverbio alemán, “si tus cosas se las lleva el río no le eches la culpa a las aguas, sino a ti mismo, que las has descuidado”.

Editorial castigados naturaleza archivo
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