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León Viejo

Vulnerabilidad extrema y aislamiento

Nicaragua necesitará, no solo un nuevo puente sobre el río Sapoá, sino un puente que restablezca firmemente las relaciones cordiales y positivas con los países occidentales

La vaguada tropical que asoló el Pacífico la semana pasada, más que la tormenta tropical Nate, ha dejado al descubierto la vulnerabilidad extrema de la infraestructura vial ante las lluvias y en el corredor turístico Rivas-Carazo-Managua que se ha visto afectado gravemente por la marejada “de fondo” provocada por los fuertes vientos atípicos del oeste.

Entre los daños más graves a la infraestructura está la destrucción del puente sobre el río Sapoá, un largo y estrecho puente construido durante la guerra de los 80 por razones militares estratégicas ante los continuos ataques de la contra por el sur.

El puente, que durante 34 años había soportado todos los embates de los inviernos y las crecidas de este caudaloso río, colapsó parcialmente el pasado martes 3 de octubre, quedando aislado del territorio nacional todo el municipio de Cárdenas con sus principales poblaciones: la cabecera municipal del mismo nombre, Colón, Mena, El Aceituno, El Tablón, La Flor, Los Chiles, etc.

El río Sapoá es el más caudaloso del Pacífico de Nicaragua. Nace en Costa Rica y desemboca en el Lago de Nicaragua. Antes de llegar a Peñas Blancas, en el kilómetro 142.5 de la Carretera Panamericana, está el desvío hacia Cárdenas por una carretera adoquinada y a unos 500 metros del empalme, el río era salvado por un largo, alto y angosto puente de una sola vía, de 75 metros de largo.

Este puente posiblemente fue construido por razones, como ya dijimos, no tanto productivas o económicas, sino militares. Ahora Cárdenas es una zona de alta producción agrícola y ganadera, pero su producción quedará entrampada por un buen rato.

De igual manera, la calidad vida de sus habitantes retrocederá a los tiempos en que era más fácil toda comunicación con Costa Rica, que con Nicaragua, tanto así que en la zona de Colón hubo alguna vez un intento anexionista en tiempos de Alemán.

Una solución paliativa temporal es sin duda el envío de una barcaza de la EPN para trasbordar carga y pasajeros de un lado a otro del caudaloso río.

El gobierno anunció el viernes 6 de octubre que envía un puente Bailey. Estos son puentes militares provisionales que se arman rápidamente y sirven para salvar “luces” o espacios libres de hasta 60 metros, o sea, menores que al largo total del viejo puente derribado, pero quizás se podría usar la parte que quedó en pie y las bases que resistieron.

¿Cómo se resolverá semejante reto de infraestructura ahora que Nicaragua está crecientemente más aislada de los países que tradicionalmente le han ayudado ante los desastres naturales, como los Estados Unidos y la Unión Europea?

Máxime que recientemente los Estados Unidos han sido afectados en su propio territorio por tres huracanes mayores y su Congreso está debatiendo una ley que condiciona los préstamos de los organismos multilaterales a Nicaragua, con los que tradicionalmente se financian esas obras mayores de infraestructura.

No entraré al debate de la llamada ley Nica Act, solo señalaré que, en adición a la vulnerabilidad ambiental extrema de nuestro país, causada mayormente por la depredación ambiental, puesta en evidencia la semana pasada, sin que haya ocurrido un fenómeno natural mayor, como sería un huracán o un terremoto —Dios no lo quiera— nuestro país está sujeto ahora a mayor vulnerabilidad política. Nos estamos quedando aislados y sin amigos para sortear los momentos difíciles.

¿A quién recurrir ahora en busca de solidaridad ante los malos tiempos? ¿Cuba? ¿Venezuela, ahogada actualmente en su propio y fracasado experimento del “socialismo del siglo XXI”? O peor aún, ¿a países exóticos y noveles aliados “estratégicos”, con los que Nicaragua mantiene relaciones diplomáticas por compulsivos caprichos ideológicos, tales como la República Árabe Saharahui Democrática (RASD), el Estado de Osetia del Sur, de 52,532 habitantes, según Google, la República Abjasia o alguna de las micro islas-naciones caribeñas del decadente Alba?

Nicaragua necesitará, no solo un nuevo puente sobre el río Sapoá, sino un puente que restablezca firmemente las relaciones cordiales y positivas con los países occidentales, nuestros aliados históricos; relaciones que se han venido minando, una y otra vez, por las políticas internas y externas, todas insensatas y contraproducentes, del actual gobierno.

El autor es periodista, exministro, exdiputado y fue candidato a Alcalde de Managua en el 2004

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