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Pedro Joaquín Bendaña José

La hispanidad y su contexto histórico

Equivocadamente América celebra hoy una fecha profunda en el calendario mártir de su historia, al evocar el 12 de octubre de 1492, día en que las carabelas de Colón irrumpieron el paisaje insular del Caribe bajo el milagro del redescubrimiento.

Podemos decir que jamás se ha conmemorado la epopeya cristiana de San Brandán, el Ulises católico, que a la altura del año 460 aproximó su aventura marina al propio corazón de los Mares Indios; igualmente, nos hemos olvidado de Leif, el oceánida nórdico que en el año 1000 clavó su quilla temeraria en la tierra del vino, Vinland, hoy Nueva York. Pertenecemos intelectualmente a un continente sin presente de indicativo histórico, debido a una perniciosa conjugación del verbo “mentir”. Algún día la gramática de la verdad tendrá que ver con nosotros.

Descartando la sumergida Atlántida, que resta personalidad al acto demográfico de América, surge entre la niebla arcaica de la tradición, resplandores bíblicos que iluminan el primordial poblamiento del orbe occidental por una de las tribus hebreas en dispersión; hecho señalado por el pasaje profético de Esdras, que expresa cómo la región de Arzareth —la tierra que tiene más de seis mil leguas continuadas por camino derecho—, fue la sede de recepción de esta mudanza humana. Solo el continente americano, estirado de polo a polo, representa en el cuadro geográfico del mundo la dimensión sólida de la remota Arzareth.

Reforzando el ambiente de este dato se encuentra en Noticias Historiales de Fray Pedro Simón, el investigador seráfico de la América precolombina, la interesante referencia de que nuestro indio origina su raíz étnica y su ancestro social de la tribu Issachar, trasplantada al continente en época lejana y de la cual Jacobo predijo: “Issachar será un asno fuerte que ha de estar echado entre términos; vio la holganza que sería buena y la tierra bonísima; puso un hombro para llevar la carga y sirvió para pagar tributo”. ¿No es esta acaso, la Historia Sagrada del aborigen que recibió la mañana del 12 de octubre de 1492 a las carabelas de Cristoforo Colombo?

No entiendo por qué se nos antoja, que Colombo quiere decir “paloma”, la paloma mensajera de la hispanidad que se posó sobre América con todo el atuendo de su magnificencia. Andrés Bernáldez diseña esta escena de abordaje en la que Colón se tocó con sus vestiduras rojas el capuz de seda de los almirantes de Castilla; en su cuello, la cadena de oro con un Agnus Dei y en sus manos portando el pendón real de España blasonado con la efigie de Cristo en la cruz.

Colón era el representante de una España feudal, satisfecha en su año de oro en el que hace pontífice a un español, termina triunfal una guerra religiosa archicentenaria, cumple un edicto de discriminación contra los judíos, obtiene el cardenalato de Valencia para el efebo sensual César Borgia y agrega a sus coronas un dilatado hemisferio colonial.

Esta es la razón que hizo que Colón se adueñara del descubrimiento de América en la fecha de arribo del 12 de octubre de 1492, el día histórico de la hispanidad que abrió en América un basto capítulo de sangre y de odio: En el Norte, Colón cargado de cadenas, Cortés asesinando a Moctezuma; Diego de Landa destruyendo la cultura maya. En el Centro, Pedrarias esclavizando indios y en el Sur, Pizarro asesinando a Atahualpa y a su compañero Almagro.

Por sus obras los conocerás. Verdad evangélica.

El autor es abogado y notario.

Opinión Cristóbal Colón hispanidad archivo
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