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ajuste fiscal, Nicaragua
Adolfo José Acevedo Vogl

Acerca del crecimiento económico

Me ha llamado la atención que el señor Aguirre Sacasa (en su artículo publicado en LA PRENSA del 9 de octubre) utiliza cifras en dólares corrientes o en términos nominales para mostrar los valores del PIB per cápita y luego se refiere a tasas de crecimiento que corresponden a cifras a precios constantes, o en términos reales.

Para evitar la confusión que esto podría crear, debe trabajarse en todos los casos con variables a precios constantes, esto es, en términos reales. En lo que sigue utilizaré como fuente las series reconstruidas por el Banco Mundial en sus Indicadores del Desarrollo Mundial (http://databank.worldbank.org/data/reports.aspx?source=world-development-indicators#).

De acuerdo con las cifras que proporciona esta base de datos del Banco Mundial, nos encontramos que en 1960-77 el PIB creció a una tasa promedio anual del 6.3%, y dado que en esa fase la tasa de fecundidad era muy alta y la población crecía a una tasa del 3.2%, el PIB per cápita solo pudo crecer a una tasa del 3.1%.

En la década que va del 2006 al 2016 el PIB creció a una tasa promedio anual del 4.1%, mientras que gracias al proceso de transición demográfica el crecimiento de la población se redujo a solo un 1.2% promedio anual, de manera que el PIB per cápita creció al 2.9%. Fíjese usted, si la población hubiese seguido creciendo al 3.2% como en 1960-77, el PIB per cápita apenas hubiese crecido al 0.9%.

De manera que el crecimiento del PIB per cápita del 2.9% en este último periodo obedeció, única y exclusivamente, a que el proceso de transición demográfica, asociado a la drástica disminución de la tasa de fecundidad, produjo una disminución muy significativa en la tasa de crecimiento de la población.

Desde otro punto de vista, mientras en 1960-77 la población en edad de trabajar prácticamente no creció como porcentaje de la población total, en 2006-2016 ha estado creciendo con fuerza, esta es la fase del denominado bono demográfico.

De manera que mientras en 1960-77 el crecimiento económico estuvo impulsado principalmente por el crecimiento de la productividad media del trabajo, en 2006-2016 dicho crecimiento obedeció esencialmente al crecimiento de la fuerza de trabajo, debido, de nuevo, al proceso de transición demográfica, mientras que la productividad media de la economía se habría mantenido relativamente estancada, debido a que el empleo generado ha sido, predominantemente, empleo de muy baja productividad.

Si la productividad media del trabajo en este último periodo hubiese crecido a la misma tasa promedio que en 1960-77, la economía hubiese crecido al 7.2% y el PIB per cápita al 6% promedio anual.

Cabe tener en cuenta además que en esta última fase, sobre todo a partir de 2010, confluyen una serie de factores o “vientos de cola” favorables.

Por una parte, se produce el denominado “boom” de las commodities. Al mismo tiempo, la inversión directa extranjera —en la minería, las zonas francas, el comercio, el turismo y las telecomunicaciones—, alcanza niveles sin precedentes, como porcentaje del PIB. Las remesas alcanzan también porcentajes apreciables del PIB. Finalmente, el crédito petrolero venezolano significa una disponibilidad de recursos que, también como porcentaje del PIB, resultó significativa.

Lo que llama la atención es que estos factores, que no estuvieron presentes en los periodos precedentes, no se hayan traducido en tasas de crecimiento mucho más elevadas, al menos similares a las de 1960-77. Posiblemente ello obedezca a que parte importante del efecto de estos factores se haya filtrado al exterior bajo la forma de consumo importado y/o disipado bajo la forma de inversiones improductivas.

Lo peor, sin embargo, es que el actual patrón de crecimiento está alcanzando sus límites.

Por una parte, el crecimiento de la fuerza de trabajo tiende a desacelerarse a medida que se acelera el proceso de envejecimiento de la población, que comienza a colocar crecientes cargas sobre la economía, el crecimiento agropecuario a costa de la expansión de la frontera agrícola y el deterioro de las cuencas hidrográficas está alcanzando sus límites, y la disponibilidad de agua tiende a experimentar tensiones crecientes.

Peor aún, el país no está haciendo prácticamente nada para enfrentar estos enormes desafíos.

En vista de ello, si alguien me dice que vamos por buen camino, yo tendría dudas muy serias sobre su afirmación.

El autor es economista.

Opinión crecimiento económico archivo

COMENTARIOS

  1. Blacio Torre
    Hace 7 años

    Coincido en que la presentación de los valores del PIB per cápita debió ser en términos reales y no en términos nominales. Esto debió ser producto de un error en el manejo de los datos. Muy certera la aclaración del economista Acevedo.

  2. Sebastian Tefel
    Hace 7 años

    Excelente análisis!!…. y muy buena advertencia

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