Eulalia Espinoza Herrera, de la comarca Leche Cuagos, León, trabaja la tierra con su familia. Pese a las pérdidas sea por exceso de lluvia o por la sequía, dice sigue produciendo, “para sobrevivir”. Espinoza refiere que su principal problema para hacer producir la tierra, es económico.
Espinoza es parte de apenas un 30 por ciento de mujeres que según la Coordinadora de Mujeres Rurales en Nicaragua cuenta con un pedazo de tierra para producir.
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Sin embargo, hay un 70 por ciento restante cuyo principal problema es que no posee bienes patrimoniales, explicó su dirigente María Teresa Fernández, quien apuntó que la Reforma Agraria entregó tierras en su mayoría a los hombres, pues de cada cien personas que benefició 92 eran varones.
Eso hace que haya “una gran brecha de desigualdad”, pues en el país “no tener tierras, es no tener bienes patrimoniales”, y por tanto las mujeres no cuentan con garantías para tener acceso al crédito.
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Esto lo resuelven en parte con las cooperativas que en el campo les facilitan a las mujeres pequeños préstamos para que puedan sembrar sus parcelas, pero cuando les afecta el cambio climático, como pasó con las recién pasadas lluvias causadas por la tormenta tropical Nate, las mujeres “quedan endeudadas con su cooperativa”, aseguró Fernández.
Múltiples necesidades
La mujer rural tiene múltiples necesidades por lo cual se necesitan políticas públicas de atención al sector, expresó Fernández, quien mencionó que para que estas puedan avanzar necesitan educación, salud pero también asistencia técnica, capacitación y tecnologías.
En Nicaragua las mujeres rurales organizadas en la Coordinadora saludaron el día internacional de la mujer rural que se celebra este domingo, con una feria donde vendieron sus productos cosechados en el campo así como con el inicio de una campaña de recaudación de fondos para la compra de tierras para cien mujeres de occidente, que para cultivar deben alquilarla tierra.
Lo importante es que en todo el mundo se reconoce el aporte que brindan las mujeres rurales a las economías de sus familias, pero también a las riquezas de los países, dijo Fernández.
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Se estima que un 49 por ciento de la población rural en el país son mujeres, lo que representa 1,7 millones de mujeres, señaló Fernández. De ese total, dijo la dirigente de la Coordinadora de Mujeres Rurales hay un estimado según datos oficiales de 2011, que apenas unas sesenta mil labraban la tierra.
Según ONU Mujeres, las mujeres rurales representan más de un tercio de la población mundial y el 43 por ciento de la mano de obra agrícola, garantizan la seguridad alimentaria de sus comunidades y ayudan a preparar a esas comunidades frente al cambio climático. En Nicaragua existe la Ley 717, Creadora del Fondo de Tierras con Equidad de Género para mujeres rurales, pero no ha sido implementada.
En difícil tarea
ONU Mujeres destaca que en todo el mundo las mujeres rurales desempeñan su labor de forma invisible y no remunerada, a pesar de que las tareas aumentan y se endurecen debido a la migración de los hombres.
Mundialmente, con pocas excepciones, todos los indicadores de género y desarrollo muestran que las campesinas se encuentran en peores condiciones que los hombres del campo y que las mujeres urbanas, refiere ONU Mujeres.
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La situación descrita está empeorando, además, debido a que los efectos del cambio climático sobre los recursos naturales y productivos agravan las desigualdades de género existentes en las zonas rurales.