“Hay que reconocer que las mujeres han sido —y siguen siendo— protagonistas de muchos cambios sociales y no solo los hombres han estado en la primera línea de combate”, sostiene la joven artista Aída Castil al destacar el rol de las mujeres en sus luchas sociales.
En su caso, recuerda, inició el bordado de florecitas y personajes de la televisión, no satisfecha saltó al arte creativo y reivindicativo.
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Su interés era destacar la memoria personal y colectiva presente, pero con técnicas que aportan una mejor lectura visual, impacto social y artístico.
Así surgió su serie en bordado, Mujeres en la línea de combate, en ellas se aprecia a la mujer como protagonista de su propia historia, algunas ambientadas en escenarios de protestas acontecidas en el país en los últimos tiempos.
¡Que se rinda tu abuela¡
Uno de sus primeros trabajos fue inspirado en una foto de Inti Ocón, que tituló ¡Que se rinda tu abuela!.
Al respecto dice que este bordado no trata de establecer binomio de lo bueno o malo, sino que rescata la memoria, aborda el tema de género y su fin es “visibilizar a las mujeres en la primera línea de combate”.
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Otras de sus piezas experimentales se salen del tradicional bordado con aro y exploran nuevos escenarios, como son los apegos íntimos. En este caso presenta dos piezas unidas a través de hilos en forma de trenzas, en técnica collage.
Según la artista esta obra “trata de representar las dependencias afectivas, específicamente de padres e hijos, sus miedos e inseguridades”.
Su necesidad constante de explorar la ha llevado a intervenir la clásica imagen de la Venus de Milo.
Su bordado es sobre papel (en una portada rota de la revista Magazine), y “re-imaginada como libro de clase de anatomía” —comenta Castil— y la ha “humanizado” al crearle con hilos de colores sus órganos internos: corazón, hígado, pulmones e intestinos.
La contaminación visual como una problemática de la estética urbana también está presente en sus bordados sobre mantas publicitarias desechadas.
Esta “implica una crítica a la contaminación visual de la ciudad, y la omisión de los códigos visuales con los cuales nos identificamos con la ciudad”, reflexiona Castil.
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Se ve en esta pieza la fachada del Hotel Crowne, el paisaje de Chiltepe sobre el Xolotlán y otros sitios “los que ahora casi no se aprecian por la gran cantidad de publicidad masiva”, señala.
Otro de sus trabajos conceptuales es sobre el mapa de Nicaragua, y está trabajado sobre una tela montada en una caja con zíper que marca la ruta planeada por donde se supone pasaría el canal interoceánico.
Los espectadores pueden abrir y cerrar el zíper, y colocar dentro de la caja papeles con notas sobre sus percepciones sobre la construcción del canal.
“La obra es un espacio de diálogo, no tiene un mensaje”, advierte la artista.
Vida en breve
Aída Campos Castilblanco, conocida artísticamente como Aída Castil, realizó estudios de Demografía en México.
Actualmente es investigadora del Centro de Liderazgo Colaborativo y de la Mujer de Incae.
En 2013 se integró a los talleres de arte contemporáneo de la Espira, recientemente expuso su arte en Masaya, y en Galería Códice, con el grupo Tacon (Taller de Arte Contemporáneo), coordinado por la artista Patricia Belli.
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Para Aída el haber participado en los talleres de arte ha sido muy productivo porque en estos, los comentarios de sus compañeros han sumado a su proceso creativo.
Una de sus obras Homenaje a las mujeres que luchan (de la serie Mujeres en la línea de combate), recientemente fue expuesta en la celebración del 25 aniversario de Galería Códice.
Presentará nuevas obras a finales de noviembre como parte de la exposición de Tacón.
Durante sus estudios de secundaria y universidad Castil participó en grupos de teatro.