14
días
han pasado desde el robo de nuestras instalaciones. No nos rendimos, seguimos comprometidos con informarte.
SUSCRIBITE PARA QUE PODAMOS SEGUIR INFORMANDO.
Orlando J. Icaza Gallard

Y qué, es mío

San Caralampio le pidió a Dios que en cualquier parte que se conservase la memoria de su martirio librara a los cristianos y a los animales de todo mal.

Es curioso pues pudo haber pedido que solo a los humanos se les protegiera, sin embargo el santo quien curaba y hasta resucitó muertos pidió la gracia de que librase de todo mal también a los animales.

Por esto es que en Diriamba y en Nandaime, ciudades que lo celebran, es donde talvez los caballos, perros, gatos, garrobos y hasta las culebras están exentos de toda grosería y abuso.

En las demás ciudades y pueblos de Nicaragua se necesita llevar al santo en procesión para desdemonizar a tanto abusador.

Flechar perros, patearlos, apedrearlos, azotar inclementemente a los caballos, hincar bueyes con cargas pesadas, guindar gallinas y garrobos patas para arriba por horas en los mercados y en soleadas y polvosas carreteras, envenenar loras y echar agua hirviendo a los gatos son unas de las pocas cosas que compitiendo con Nerón, quien de niño gozaba torturando insectos y que como diversión incendió Roma, acontecen en la vida diaria de nuestras ciudades, pueblos y comarcas. Camínenlas nomás.

No existe ley ni autoridad que los detenga. Es más, la Policía considera necedad el quejarse de estas cosas que muchos de nuestros compatriotas miran hasta divertido y natural. Y ay de aquel que los defienda pues lo declaran loco, a como le pasó a un buen y muy culto ciudadano hace ya muchos años en mi pueblo, que por protegerlos fue motivo de burla y escarnio y al que apodaron “Chico de los perros”.

Lo interesante es que la distancia entre el abuso al animal y otros seres vivos como las plantas y el abuso al ser humano es casi inexistente.

Quizá por esto vemos cómo los femicidios, el irrespeto en las carreteras, los parricidios, el abuso de niños y ancianos, el yoquepierdismo, el irrespeto a las leyes y a los vecinos, la depredación de nuestros bosques, contaminación de nuestros lagos, ríos y mares y la abundancia de tiranos en nuestra historia son rampantes y parejos.

Subiendo una cuesta con el sol inclemente del mediodía venía pues un caballo flaco y muy mal alimentado jalando un carretón cargado de leña hasta más no dar. Montado de sombrero con una vara en la mano un hombre aindiado y de expresión severa se acomodaba entre los pedazos mal cortados de madera. Como el jamelgo renqueaba y flaqueaba por momentos, su supuesto dueño no escatimaba en descargar sobre el lomo del cuadrúpedo con odio incomprendido, tremendos varejonazos. Al ver semejante cuadro no tuve más remedio que pedir clemencia por el animal. Volviendo su cara hacia mí con más asombro que cólera, me contestó “Y qué, es mío” descargando más garrotazos sobre el desafortunado rocín para probarme su dicho.

En esa frase resumí toda la desgracia de un pueblo muy mal educado, que demuestra sin tener genes un estado de subdesarrollo evolucionario inferior al del neardental que solo un milagro de San Caralampio podría sacarlo de tanta bajeza e infamia.

Demás está decir el daño que hacen al turismo y la mala imagen que crean en la mente de los que nos visitan. Daño económico y moral que perjudica a ricos y pobres a estudiados y a ignorantes.

Termino con las palabras sabias del Génesis que demuestran cuánto Dios amaba y protegía al hombre honrado y a sus animales a quienes sin discriminar a unos de los otros decide darles vida de nuevo después del diluvio.

“También llevarás a la barca un macho y una hembra de todos los animales que hay en el mundo para que queden con vida igual que tú” (Génesis 6, 19-20).

“El justo sabe que sus animales sienten, pero el malvado no entiende de sentimientos (Proverbios 12.10).
El autor es médico.

COMENTARIOS

  1. Alejandro José Gallard Prio
    Hace 7 años

    Agradezco al Doctor Icaza-Gallard, el haber desnudado nuestra destruida humanidad. Hemos llegado a un pantano etico y moral sin atrevernos a buscar como recobrar la dignidad ciudadana, aunque hay esperanzas, mientras existan valientes como Orlando. Sigamos su ejemplo!

×

El contenido de LA PRENSA es el resultado de mucho esfuerzo. Te invitamos a compartirlo y así contribuís a mantener vivo el periodismo independiente en Nicaragua.

Comparte nuestro enlace:

Si aún no sos suscriptor, te invitamos a suscribirte aquí