Durante una cátedra de Ciencias Políticas una estudiante preguntó por qué tanta generosidad de China a propósito del nuevo Estadio Nacional.
Esto me obligó a una amplia explicación que al hablar de China tendría que identificar primero que nos referimos a Taiwán, país que ha sido nuestro benefactor durante varias décadas, de tal manera que un funcionario de esa Embajada expresó que nos trataban como hermanos y así intenté explicar la interrogante de la alumna utilizando el ejemplo de una familia donde hay hermanos mayores y menores.
Nicaragua es el hermano mayor con 198 años de vida independiente (1821) y el hermano menor Taiwán que si bien es cierto celebró 106 años de fundación, realmente su desarrollo como nación comenzó en 1949 (68 años) en lo que se llama la isla de Formosa, donde se asentó para convertirse en una de las naciones más democráticas y desarrolladas del continente asiático.
El hermano mayor de 198 años tiene 130 mil kilómetros cuadrados. Un poco obeso y fornido al compararse con el menor que tiene 36 mil de extensión, o sea cuatro veces más pequeño.
A pesar de esta diferencia, el PIB per cápita del hermano menor es de 134 dólares diario, en cambio su hermano mayor, y de acuerdo con las cifras oficiales, es de 3. 5 dólares.
En palabras sencillas, mientras un ciudadano taiwanés vive con un ingreso promedio de casi cuatro mil córdobas diario, el nuestro es de ciento quince.
Las exportaciones del hermano menor el año anterior superaron los 350 mil millones de dólares, un promedio de mil millones diario, especialmente productos tecnológicos de última generación. En cambio, su hermano mayor no sobrepasó los cuatro mil millones con los mismos productos de hace más de medio siglo. Una ingrata comparación es que nuestro país con mayor extensión territorial, abundantes y variados recursos naturales, exporta en un año lo que Taiwán exporta en dos días.
Como expresó el embajador Jaime Wu, el progreso de su país se basa en el trabajo, respeto al medioambiente, el amor y la libertad y su gobierno desarrolla un nuevo modelo económico basado en la innovación, el empleo y la distribución más equitativa de la riqueza.
Un argumento a nuestro favor sería que tenemos 6.5 millones de habitantes, mientras que Taiwán 23 millones. Argumento que no sería muy válido porque la vecina Costa Rica, con menos territorio y población exporta cinco veces más y su producto per cápita quintuplica también el nuestro.
Sobre la generosidad del hermano menor no solo se limita a un estadio, sino otorgó aportes sustanciales para construir los edificios de la Casa Presidencial, la cancillería, asistencia técnica y económica con tecnologías modernas para los cultivos de hortalizas, frutas, porcinocultura, pesca, y más recientemente un convenio de cincuenta millones de dólares para la reparación y construcción de viviendas, escuelas, centros de salud, uniformes y equipos de transporte para el Ejército y Policía, en fin una amplia gama que va más allá del simple cariño de un hermano que a pesar de ser pequeño y mucho más joven, es excesivamente generoso.
Tanto en Taiwán como en Costa Rica funciona la democracia y el Estado de derecho. Hay elecciones libres y alternabilidad en el gobierno, independencia de poderes, y sus funcionarios se eligen por mérito y no por el dedo o la filiación política.
Los niveles de corrupción son mínimos, la inversión en educación es prioridad y los días feriados, encajonados o de charanga son mucho menos que los nuestros.
No sé si respondí la pregunta de la alumna sobre la generosidad de Taiwán, pero quizás no se le olvide que el nuevo Estadio Nacional, el mérito es del hermano menor.
El autor es periodista y docente universitario.