Muchos vendedores tradicionales de comida y bebidas quedaron fuera del nuevo estadio nacional de beisbol y aseguran que no pudieron ubicarse ahí debido a que no tenían capacidad para pagar los cobros de la administración de la nueva obra deportiva.
Según Virginia Ponce, vendedora de bebidas y vigorón en el viejo estadio nacional, hace varios meses los encargados del nuevo parque de pelota sostuvieron una reunión con todos los antiguos comerciantes, en la que les comunicaron que tenían que “pagar 600 dólares mensuales, más las facturas de agua y luz eléctrica”.
Además de este pago, afirma Ponce, en la reunión les informaron que debían construir sus propios módulos, con los planos y estándares que la administración del nuevo estadio solicitaba. “Este era mi único medio para mantener mi casa. Yo soy la cabeza de familia. Están a mi cargo diez personas, todos son mis hijos, que además trabajaban conmigo. Y ahora nos dejaron con los brazos cruzados”, dijo Ponce.
Karina Gutiérrez, vendedora en el nuevo estadio, dice que solo unos cinco vendedores tradicionales están trabajando en la recientemente inaugurada infraestructura deportiva. Gutiérrez trabajó por 15 años en el viejo estadio y asegura que pudo ubicarse en el nuevo por medio de una empresa que subcontrató a los únicos comerciantes antiguos que migraron al nuevo Dennis Martínez.
“Mi familia también vendía, y tampoco pudimos pagar la cantidad que estaban solicitando”, dijo Gutiérrez.
Los comerciantes afirmaron que en el viejo estadio pagaban entre 150 y 200 córdobas para poder entrar a vender. Esto, según los vendedores, les permitía ofrecer precios favorables. Por ejemplo, el plato de vigorón costaba 50 córdobas, a diferencia de los 120 córdobas que ha costado cada plato de vigorón en los primeros partidos jugados en el nuevo estadio.
La mañana de este sábado en el viejo estadio de beisbol jugaron los Dantos contra Matagalpa, en la Liga Germán Pomares sub-21. La única vendedora de vigorón en el estadio era Jahaira González, comerciante que tiene 30 años de vender en el antiguo parque de pelota, al que asistieron este sábado unos diez espectadores.
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“Tal vez los administradores (del nuevo estadio) remedian ese problema y nos cobran por partido. Están cobrando demasiado y todos los vendedores de aquí quedamos en el aire y lo que queremos es trabajar”, dijo Gutiérrez.
Daños
Por otro lado, a través de redes sociales se han difundido imágenes de personas haciendo mal uso de las instalaciones del nuevo estadio. En las fotos se observa al personal de seguridad fumando dentro del centro, a espectadores con los pies sobre los asientos y una butaca dañada.
En el programa deportivo de Radio 800, el cronista Agustín Cedeño señaló que durante el partido inaugural en su cabina había una gotera producto de la lluvia que cayó la noche del viernes. “Nosotros vamos a pagar 200 dólares mensuales por la cabina y por eso hicimos el reclamo y los administradores nos dijeron que lo iban a reparar el sábado”, dijo Cedeño a LA PRENSA.
Durante su programa de radio de este sábado, el cronista deportivo habló de supuestos daños en la nueva estructura, como rayado de paredes y asientos y robo de pascones en los baños. “A mí me dijo (Levi Luna, encargado de Relaciones Públicas del estadio) que no podía dar mayores detalles porque tenían que hacer un informe completo”, dijo Cedeño.
Este sábado, cuando LA PRENSA consultó a Luna al respecto, respondió que “es muy prematuro hacer un balance”.