“Los jueces dictan sentencias distintas según la cara del acusado o de la víctima”, afirma el investigador argentino Mariano Sigman, quien ha dedicado su vida a estudiar el cerebro humano. Según explica, lo que causa esto son los prejuicios, pues los humanos juzgamos diferente a quienes pensamos que son diferentes y esto es desde el nacimiento, porque ya nacemos con predisposiciones de lo bueno y lo malo, añade Sigman a El País. Asimismo, asegura que para combatirlo la solución no es negar que tenemos prejuicios racistas, sino reconocerlos para entenderlos.
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