Ricardo Mayorga está cansado del boxeo, de tener que actuar frente a las cámaras, de hablar para causar una reacción no importando que sea negativa en su afán por regresar al foco mediático. Para él es mejor hablar y luego desmentir. Está cansado de entrenar y luego recibir golpes. De estar en una disciplina en donde el protagonista no puede decir: sigo por amor al boxeo.
El próximo 3 de noviembre se medirá en Rusia al boxeador local Andrey Sirotkin, un zurdo sin brillo de 13 victorias que el viejo Mayorga hubiese noqueado sin problemas. Sirotkin rígido y sin pegada con tres nocauts para ser un boxeador de 168 libras. Mayorga se ha engañado a así mismo y lo han engañado la gente a su alrededor. La última pelea en Nicaragua contra Jaudiel Zepeda que ya tenía 17 derrotas y carente de habilidades boxísticas no se puede valorar enserio.
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Pero resultan sorpresivas sus declaraciones previas a su partida ayer por la mañana a Rusia. “Yo ya no quería más boxear, ni mi esposa ni mi familia, pero Rosendo me dijo que podía lograr otra corona mundial. ‘Haces dos peleas ganas y te reirás para siempre’, me comentó”, indicó “El Matador” que nadie más que él sabe de sus deficiencias y tanto pugilísticas como monetarias.
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“Si pierdo es el momento de colgar los guantes y decirle adiós al deporte. Lo he conseguido todo y no me hace falta nada”, indicó Mayorga, a pesar que muchas veces ha anunciado su retiro, en esta ocasión la edad lo empuja más a la jubilación. Cree que todavía puede ganar el título Internacional de las 168 libras del Consejo Mundial de Boxeo (CMB), así como hace dos años creía derrotar a Shane Mosley y seis años atrás a Miguel Cotto. No obstante, ¿qué puede hacer Mayorga si cuando pregunta en su entorno todos le dicen que todavía puede, incluyendo su entrenador?
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