El hilo de tierra que une las dos grandes masas que forman el continente americano abarca 521 mil 598 kilómetros cuadrados, los cuales son surcados por fuentes de aguas, cuyo manejo y protección adecuado que evitaría una crisis de escasez de agua y destrucción de suelo avanza a diversos ritmos.
Salvador Montenegro, experto en recursos hídricos, y uno de los autores del estudio Gestión Integrada de los recursos hídricos en Centroamérica: gestionando las aguas transfronterizas como desafío primordial, explicó que la protección de las aguas transfronterizas es una tarea pendiente que se encuentra bajo diferentes niveles de desarrollo; unas están más avanzadas que otras.
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“De eso depende que logremos el desarrollo que necesitamos en Centroamérica porque estamos desperdiciando la riqueza contenida en las aguas compartidas (…)”, expresó.
El término compartir aguas es muy importante para Montenegro porque se refiere a la cooperación entre países. Lo más sensato es que los países que comparten una cuenca se pongan de acuerdo para aprovecharla racionalmente y protegerla.
Según el estudio, “ninguna de las 23 fuentes de agua superficial o de los 18 acuíferos transfronterizos (del Istmo Centroamericano) cuenta con un régimen legal formal para su desarrollo”.
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Esta radiografía sobre la gestión de las cuencas hídricas que traspasan las fronteras de los países centroamericanos demuestran que las naciones “están avanzando a su propio paso, ordenando el uso de las aguas nacionales y buscando vías de cooperación en torno a los cursos de aguas internacionales y los acuíferos transfronterizos”. Sin embargo, esto está más enfocado en promover el desarrollo socioeconómico a través de la cooperación que por una crisis de escasez de agua, apunta el documento.
Al respecto, el experto Montenegro refirió que aunque las consideraciones ambientales no sean inicialmente las que motiven la protección de la cuenca, rápidamente, en el proceso de planificación queda claro que para que ese desarrollo social y económico sea sostenible, tiene que hacerse en un ambiente, cuyos procesos de degradación se controlen.
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Por otro lado, los sistemas jurídicos responsables del agua están en diferentes niveles de desarrollo, carecen de acuerdos bilaterales que rijan los cursos de aguas internacionales, señaló el estudio. El objetivo de mantener una gestión adecuada del recurso hídrico entre los estados de la región es aumentar la seguridad hídrica bajo un enfoque integrado para la gestión de los recursos hídricos
Realidad del agua
El gran problema que persiste en la región centroamericana es que la supuesta cantidad de agua disponible no concuerda con la realidad de los países. Según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), el promedio diario de agua per cápita disponible en la región es de más de 68 mil litros, pero la escasez de agua está presente en diversas zonas. En Nicaragua los recursos hídricos per cápita son de 27, 056 milímetros cúbicos; el tercero más importante después de Panamá (36,05) y Belice (65,4).
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El estudio que abarca todo este panorama será presentado este jueves, por parte de la Academia de Ciencias de Nicaragua.