Dos equipos hambrientos de gloria, los Dodgers de Los Ángeles, que no ganan un anillo desde 1988, y los Astros de Houston, sin un solo trofeo que presumir en su historia, están siendo protagonistas de una Serie Mundial de emociones al límites, que está empatada a un triunfo por bando, luego de un segundo partido de explosividad suprema, destrozando el récord de jonrones en un partido con ocho, cinco de ellos en extrainnings, lo que también es otra marca.
Los Dodgers tenían en todo el año un gran total de 96 victorias sin derrotas cuando pasaban del octavo inning y estaban adelante en el marcador, pero con jonrones de Marwin González en el noveno, José Altuve y Carlos Correa en el décimo, más uno de George Springer en el 11, vencieron a los Dodgers, los que por su parte disfrutaron de una joya monticular de Clayton Kershaw, quien ha corrido los fantasmas que lo perseguían de su pasado en playoffs.
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Como escrito en Hollywood fueron los dos primeros juegos de la serie en Los Ángeles. Ahora se trasladan a Houston para los siguientes tres encuentros, a partir de esta noche (6:20 p.m.), con el duelo entre el japonés Yu Darvish, de los Dodgers, y Lance McCullers, de los Astros.
Los Astros no han perdido en seis juegos en casa en esta postemporada, pero los Dodgers disponen de mayor profundidad en su rotación de abridores y además tendrán de nuevo a Kershaw para el tercer partido en el Minute Maid.
El bullpen de los Dodgers dejó de ser confiable después del bombardeo del segundo encuentro, pero la ofensiva demostró que es tan feroz como la de Houston.
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La única constante hasta el momento ha sido el bateo de largometraje. De las 17 carreras en la serie, 14 son producidas por jonrones, algo que seguramente no cambiará en Houston.
Ventaja en casa
Seis victorias sin derrota llevan los Astros en su casa en esta postemporada, pero los Dodgers tienen registro de 3-1 en partidos de gira.