Román González se abre como un abanico de mano frente a la cámara. Un jueves de octubre está en el aeropuerto, con buen ánimo, y por ratos ríe y bromea en su entorno, como si la marca de la derrota dolorosa frente a Srisaket Sor Rungvisai se la hubiera arrancado para siempre, dando a entender que sus heridas están curadas.
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Se refiere ahora al tema del millón de dólares que pidió en su momento ante boxeadores cumbres, visualiza su futuro inmediato y toca además el tema de su retiro, se adentra en el tiempo que le sucedió a la derrota, y de cómo está su relación con el entrenador Wilmer Hernández.
Después de la derrota, ¿sigue Román González pensando en el millón de dólares?
Ya no pienso en el millón de dólares, a mí me han pagado bien, me han pagado mejor que a otros boxeadores, aun no siendo campeón. Pienso más bien en este momento de mi carrera, en lo que estoy viviendo, y que todo tendrá su tiempo, no estoy sofocado en eso.
Antes tocabas mucho ese tema…
Sí, pero ahora lo que más me importa es darle un título a Nicaragua, y cuando esté listo para tirar la toalla, buscar aun quinto título y decir adiós.
¿Hay algo que te preocupa en este momento?
A mí, nada. Yo no siento que he perdido, gracias al respaldo de cada una de las personas que encuentro en la calle y de mi familia.
¿Sientes que te siguen viendo igual?
La gente me dice que está conmigo, que sigo siendo el campeón para ellos. Sea verdad o sea labia, es algo que me llena, me motiva.
Al irte a la cama en las noches, ¿en qué piensas?
En lo bueno que ha sido Dios conmigo. Nunca hay que quejarse. Se queja el que quiere. Conozco a gente que no tiene mucho y es feliz, otros que lo tienen todo y no son felices. Vivo tranquilo, bien, sin ser millonario.
Pero tienes la vida resuelta si hoy decidieras retirarte…
No todo es dinero, si hoy decidiera retirarme me haría mucha falta el mundo del boxeo, esa es la pasión mía. Yo puedo poner un negocio y vivir de él, de mi dinero en el banco, pero siguen en mí las ganas de estar en el boxeo. En este momento pienso que ya descansé demasiado, ya deseo volver al gimnasio, golpear el saco, correr…
Cuando tomes la decisión de irte y te vuelvan esas ganas, ¿qué vas a hacer?
Retirarse es triste, pero llega una edad en la que uno no puede más. Cuando me vaya, lo voy a hacer de verdad, no voy a regresar. Y voy a llorar. En ese momento Román González ya no tendrá nada que hacer en el boxeo. Y vendrán mejores que yo, que me van a superar.
Y serás recordado…
Yo sé, y me gustaría ayudarles a los jóvenes.
¿Cuánto tiempo vas a mantenerte?
Una gente dice que hasta los 35 años, otros dicen que puedo seguir dos o tres años, pero verdaderamente hasta donde Dios disponga, uno tiene sus planes, pero hay consultarlo con el jefe, uno como humano hace planes, recapacita, pero lo que prevalece es la voluntad de Dios, a quien le pido que el 2018 sea de mucha bendición.
¿Sientes que Rungvisai detuvo tus planes en el boxeo?
Pelearle a un zurdo es muy complicado, pega y tiene lo suyo. La primera pelea sentí que la gané ampliamente, pero al final los jueces dieron un fallo a favor de él. La segunda no hay excusa, me ganó bien y hay que rendirle homenaje. La zurda que tiene no la vi, son momentos que pasan en el contragolpeo, pero fue en verdad una pelea dura, y siempre he dicho que me cuido y cuando pierda no voy a tener excusas.
Román, en su momento hablaste de una quinta corona, ¿sigue firme ese deseo?
Lo sigo pensando, yo puedo ir buscando un quinto título, ¿si lo puedo ganar?, tal vez sí, tal vez no, pero mis planes son hacer una pelea y mantenerme en 115 libras, apenas tengo 30 años, puedo tirar mis últimos cartuchos, me siento bien motivado, tengo el deseo de ser como antes y sé que lo voy a lograr.
¿En qué punto de las 115 libras te ves?
Los rivales que están son buenos, los respeto, cuando fui el número uno del mundo, yo dije que todos eran los mejores del mundo, me he gozado (…) es cosa que es difícil que un peso pequeño sea un numero uno, gracias a Dios me di ese legado, esa oportunidad, pasé encima de Golovkin, de Canelo, gente que ganan tanto dinero, que guiñan gente. Todo tiene su tiempo, si llegó mi tiempo de no estar ahí, que se haga la voluntad de Dios.
¿Qué pasará con tu carrera en lo inmediato?
Ahorita no hay respuesta de nada, por el momento estamos descansando, ya la primera semana de noviembre vuelvo al gimnasio, a moverme, más que todo voy a trabajar física, levantando llantas, pesas, haciendo abdominales, para tratar de bajar un poco de peso.
¿En qué punto está tu motivación?
Tengo un gran corazón y muchas ganas de volver y ser campeón, reinar nuevamente, pero para hacer eso debo mantenerme en el gimnasio. Para estar donde quiero estar, sin eso, no hago nada.
¿Te ha faltado dar la milla extra en el gimnasio?
No, siempre lo hago, pero creo que hay sus errores loquitos en todos los momentos.
¿Te acompañará Wilmer en tu regreso al gimnasio?
Wilmer es un buen entrenador, tanto como Gustavo Herrera, son personas que han estado conmigo en la esquina. Hace poco me entrevistaron sobre si volveré con Wilmer y Gustavo, y pusieron en el periódico que “Chocolate” busca a Wilmer y Gustavo, y Wilmer respondió que si yo lo busco, él dice que no, verdaderamente yo no ando buscando a nadie, yo estoy en lo que yo estoy, uno en la vida tiene que aprender a ser bien humilde y saber lo que va a hablar, él tiene mi respeto, no me molesta, pero por lo que él habla no estoy listo para sentarme y negociar con él.
¿Cuánta falta te hace Arnulfo Obando?
Mucho, Arnulfo es Arnulfo, nunca habrá uno como él. Arnulfo sabía mi vida, sabía el peso, tantas cosas. No habrá un entrenador como él, éramos muy pegados y sabíamos el trabajo.
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