El dato principal del más reciente estudio de la Corporación Latinobarómetro, es que se ha reducido la confianza de los latinoamericanos en la democracia, pero ha aumentado el apoyo a la economía capitalista.
Aparentemente son datos contradictorios, pues se supone que la democracia y la economía de libre mercado van de la mano, que el sistema político democrático condiciona el desarrollo de la economía basada en la libertad de empresa. Sin embargo, la información de Latinobarómetro demuestra que tal premisa no es exacta.
Latinobarómetro es un organismo no gubernamental que tiene su sede en Santiago de Chile y sus estudios se basan en entrevistas a alrededor de 20 mil personas de 18 países de la región. En Nicaragua la encuesta fue hecha por CID Gallup, que consultó a 1,200 nicaragüenses entre junio y agosto de este año, según se informó en Managua al ser presentados en el país los resultados del estudio.
Para el analista político internacional Andrés Oppenheimer, lo más interesante del informe de Latinobarómetro es el porcentaje de personas que creen que el libre mercado es el mejor sistema económico para su país, que aumentó de 57 por ciento en 2003 a 69 por ciento en 2017.
Más sorprendente todavía, para Oppenheimer, es que “el país más procapitalista de la región es Nicaragua, cuyo presidente es el autoproclamado revolucionario de izquierda, Daniel Ortega”. Según el informe de Latinobarómetro, el 79 por ciento de los nicaragüenses dice confiar en la libre empresa, pero en Chile, el más exitoso país capitalista de la región, curiosamente solo el 59 por ciento de la gente se declara favorable a ese sistema económico.
Para la fundadora y directora de la Corporación Latinobarómetro, la economista chilena Marta Lagos, el dato principal del estudio es el descenso de la confianza en la democracia. El 53 por ciento de los entrevistados en los 18 países opinaron que la democracia es preferible a cualquier otra forma de gobierno, 8 puntos menos que en 2010, cuando el 61 por ciento se pronunció en favor del sistema democrático. Según Lagos, esto se debe a que la democracia en la región “está enferma”, aludiendo sin especificarlo a la corrupción gubernamental, la crisis ética de los partidos políticos, la insatisfacción de las expectativas populares, etc.
En lo que respecta a Nicaragua, han llamado la atención algunos datos contradictorios de Latinobarómetro, como el de que el 42 por ciento dice confiar en el gobierno de Daniel Ortega pero el 43 por ciento asegura que el país es gobernado por “grupos de poderosos en su propio beneficio”.
El representante de la firma encuestadora que hizo las entrevistas en Nicaragua para el estudio de Latinobarómetro, explicó que las respuestas contradictorias se deben a que los nicaragüenses opinan con miedo y a que no hay oposición en el país. “Los empresarios han claudicado y los partidos (de oposición) han desaparecido”, precisó el vocero.
Habría que agregar el factor del güegüense, que oculta lo que piensa a los encuestadores. Un güegüense que espera la oportunidad de una elección libre, justa y transparente para decir la verdad, como la dijo el 25 de febrero de 1990.