De los más de 72 kilómetros de la carretera que unirá Bluefields con Naciones Unidas, Nueva Guinea, y así con el Pacífico nicaragüense, el Ministerio de Transporte e Infraestructura (MTI) ya concluyó los primeros 26.5 kilómetros con concreto hidráulico y avanza con el resto de vía.
El primer tramo, inaugurado por el titular del MTI, Oscar Mojica Obregón, y el ministro de Hacienda y Crédito Público, Iván Acosta, enlaza Bluefields con San Francisco, un reducido poblado que por falta de carretera tenía vehículos que podían ser contados con los dedos de las manos y con los aguaceros bíblicos quedaba aislado.
El segundo, además de ser el más largo, es el más difícil en cuanto a temas constructivos se refiere porque el camino es sinuoso y con muchas pendientes, lo que lleva a bajar las cuestas para que la inclinación no sea pronunciada, antes de colocar base, subbase y por último el pavimento.
En la actividad, Mojica Obregón manifestó que aparte de la vía, diseñada para soportar vehículos pesados, hay “ocho puentes, siete cajas puentes y 220 obras de infraestructura para el drenaje”.
Antes de que el MTI empezara las obras viales, se podía transitar el camino de tierra solo en el verano, porque en la estación lluviosa se convertía intransitable por las constantes y fuertes precipitaciones que son características de la zona.
Y es precisamente por la misma razón que el MTI decidió colocar una capa de pedraplén antes de dejar caer el concreto hidráulico entre Bluefilds y San Francisco, porque los suelos son muy húmedos y podría deformarse la capa final del rodamiento con constantes lluvias.
Para pavimentar el tramo recién inaugurado, el Gobierno de Nicaragua suscribió con el Banco Mundial un préstamo de 26.5 millones de dólares y posteriormente lanzó la licitación pública, teniendo la empresa ganadora que aprovechar la estación seca para avanzar lo más que se podía.
Financiamiento para el segundo tramo
Para pavimentar de Naciones unidas, Nueva Guinea, hacia San Francisco, el Gobierno gestionó un préstamo internacional. Fue el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) la entidad que prestó 61.5 millones de dólares.
Se calcula que la segunda parte del proyecto (de Naciones Unidas, Nueva Guinea, a San Francisco) esté concluido en 2019.