El jefe de la Misión de Observación Electoral de la OEA para los comicios municipales de este domingo 5 de noviembre, Wilfredo Penco, prometió el miércoles pasado que las denuncias de anomalías presentadas por los partidos participantes en las elecciones serán incorporadas en su informe final.
Penco dijo también que pensaba “reunirse con otras organizaciones y personalidades que componen, como actores sociales, la vida democrática del pueblo nicaragüense”. Sin embargo, solo mencionó a personajes nicaragüenses favorables al gobierno de Daniel Ortega, o que no suelen criticarlo.
En realidad, la Misión de la OEA debería reunirse con personalidades claramente independientes y dirigentes de los partidos opositores que no participan en las elecciones, porque el régimen orteguista no les permite participar y las consideran falseadas, para usar el calificativo que el secretario general de la OEA, Luis Almagro, ha dado a los últimos procesos electorales de Venezuela.
Por lo menos la Misión de la OEA debería tomar en cuenta los estudios sobre el proceso electoral municipal elaborados por organismos políticos y técnicos como el Frente Amplio para la Democracia (FAD) y el Consorcio Panorama Electoral. Eso le permitiría tener una visión más amplia de la situación y elaborar un informe final más completo.
El compromiso de incorporar en el informe sobre los comicios municipales las denuncias de anomalías y vicios del proceso electoral, ya había sido asumido públicamente por el secretario general de la OEA. Pero es importante que lo asuma también el mismo Penco, por la desconfianza en él motivada por el hecho de que como miembro del Consejo de Expertos Electorales de América Latina, amigo de los regímenes chavistas, avaló los fraudes electorales anteriores del orteguismo.
Ahora, como jefe de la Misión de Observación Electoral de la OEA el señor Penco tendrá suficientes elementos de juicio y datos para emitir un informe veraz sobre los comicios municipales, lo cual es indispensable para la credibilidad del organismo hemisférico.
En el informe sobre las elecciones de 2011, la Misión de Observación Electoral de la OEA incluyó las denuncias de las múltiples fallas que viciaron aquel proceso electoral e impidieron certificarlo como justo y transparente. El informe hizo también recomendaciones para corregir las fallas, pero Daniel Ortega no las atendió y más bien ofendió posteriormente a los observadores internacionales, calificándolos como “sinvergüenzas”.
Se aseguró en aquel mismo informe que las misiones de observación electoral de la OEA “se han convertido en un valioso instrumento para la promoción de la democracia en el continente (…) Promueven el reconocimiento positivo de los derechos políticos de los ciudadanos, en especial el ejercicio del sufragio como la expresión legítima de todo ciudadano de poder elegir y el derecho a ser elegido de manera incluyente y libre, respetando el secreto de la voluntad popular”.
Eso lo ha logrado la OEA con informes honestos sobre los procesos electorales observados. Como esperamos que sea el que presente Wilfredo Penco después de las elecciones municipales del próximo domingo.