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pobreza, educación

Centenario de la gran seducción

Nicaragua es hoy el segundo país más pobre de la región, y algunos aspiran, todavía, a ser la vanguardia absoluta del pueblo, aunque con buenas dosis del odiado capitalismo

Mañana, 7 de noviembre, se cumplen cien años de un día que repercutiría profundamente en la historia del siglo XX y en la de Nicaragua: cuando el líder comunista Lenin tomó el poder en Rusia. Un hecho de tanta repercusión en la vida del país, como la revolución sandinista de 1979, no puede entenderse sin la revolución rusa de 1917.

La confluencia en ella de las ideas de Marx y Lenin dio origen a la ideología marxista leninista; un credo mesiánico que veía la historia como la lucha de clases, que auguraba el triunfo de las oprimidas, y que prometía un paraíso socialista en que desaparecerían las clases, el capitalismo y las injusticias. Para ello sería necesaria implantar la dictadura del proletariado, dirigida por una vanguardia con poderes absolutos.

La ideología se esparció como un gran incendio que prendió y trastornó la mente de incontables intelectuales y hombres y mujeres del mundo entero. Sus adeptos citaban los textos de Marx y Lenin como escrituras sagradas y miraban a Moscú, capital del imperio comunista, con la admiración con que los musulmanes ven la Meca y los católicos Roma. El fundador del FSLN, Carlos Fonseca Amador fue uno de ellos. Tras visitar la patria socialista en 1957, quiso testimoniar su admiración en su librito Un Nicaragüense en Moscú, lleno de citas como estas:

“Pude leer en los ojos obreros la esperanza y confianza en el porvenir. La producción está planificada. Por eso nunca sufren crisis económica ni superproducción… En todas las fábricas hay bibliotecas, conjuntos artísticos de baile y canto y conjuntos deportivos… Viven tranquilos… Es que totalmente ha desaparecido la desocupación y eso ha traído una inmensa tranquilidad …Los altos funcionarios soviéticos viven modestamente. Los periódicos constituyen uno de los medios principales de crítica…”

Un problema con la ideología era precisamente este; nublaba el entendimiento. A pesar de los signos inequívocos de que el comunismo soviético era un fracasado sistema opresor, sus adeptos seguían idealizándolo. Ellos no veían el significado de hechos tan elocuentes como la muralla de Berlín o las fronteras fortificadas, construidas por los países socialistas para evitar que sus habitantes escaparan del paraíso al mundo “de los opresores”. Era de esperarse entonces que, si ante realidades tan visibles no les penetraba la duda, tampoco registraran en sus conciencias las abundantes evidencias sobre los genocidios y regímenes de terror impuestos por los regímenes de Stalin, Mao, Pol Pot, Castro o Ceausescu. Protagonizaban así uno de los fenómenos de seducción mental más llamativos y trágicos de la historia contemporánea.

Los compañeros de Fonseca, los fundadores y dirigentes del FSLN, y con ellos muchos teólogos de la liberación, entre ellos clérigos como Ernesto Cardenal —que proclamó que no se podía ser cristiano sin ser marxista— fueron objeto de la misma seducción. Ella los llevó a chocar con el sector privado y Estados Unidos, definidos en su credo como enemigos de clase, a destruir la economía y la democracia, y a provocar nuevas guerras. Pensaban llevar su pueblo a la tierra prometida, pero, al igual que ocurrió doquiera que estos “revolucionarios” llegaron al poder, lo llevaron al desierto, con la consabida estela de muertes, dolor y atraso.

Ahora que la polvareda se asentó tras el colapso mundial del comunismo, muchos camaradas de ayer abandonaron sus ilusiones. Pero algunas consecuencias de aquel 7 de noviembre de 1917 todavía nos acompañan: Nicaragua es hoy el segundo país más pobre de la región, y algunos aspiran, todavía, a ser la vanguardia absoluta del pueblo, aunque con buenas dosis del odiado capitalismo.

El autor es sociólogo. Fue ministro de Educación.

Columna del día Lenin Líder comunista Marx Rusia archivo

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COMENTARIOS

  1. Hilario No entiende
    Hace 6 años

    “Crony Capitalism.”

  2. el carolingio
    Hace 6 años

    En Nicaragua no hay socialismo, eso para Ortega quedo obsoleto, el comunismo ni en la mente, ni la China lo es , eso es puro cuento. Lo que existe es un capitalismo dizfrazado de oportunismo y aprovechamiento del poder para enriquecimiento ilicito a traves del Estado. Puede que los chinos mezclen todo para llegar a un poder general de Estado, reprimiendo a sus gentes y se ve que avanzan. En Nicaragua los robolucionarios no pueden aspirar a mas que generar confor para los allegados y formar una oligarquia, pero a nivel gral de Estado eso es quimerico y el avasallamiento a la libertad y la democracia les costara caro

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