En un mes, Managua y quizá todo el país, estará agitado con la realización de los XI Juegos Centroamericanos, los que después de múltiples intentos, estarán finalmente aquí, en medio de un marco de expectativas intrigante sobre lo que puede suceder.
Ha faltado información sobre los Juegos y por tanto, no se ha creado el ambiente más favorable al respecto. A nivel de aficionados, hay dudas sobre las instalaciones, el nivel de los atletas y el total de medallas a que se aspira.
Los Juegos no es un evento sencillo. Al menos no, para un país pequeño como el de nosotros. Aquí se espera a más de cinco mil deportistas, entre atletas y delgados y si a ellos se suman familiares, se presume que tendremos por lo menos 16 mil visitantes.
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Eso va a tener su impacto importante en rubros como el transporte, turismo y hotelería, y pondrá a prueba si realmente somos el país más seguro de Centroamérica, detalle que no solo debería importar a la policía, sino a todos los nicaragüenses.
Durante un muy breve conversatorio que tuvimos con empresarios privados, el destacado cronista deportivo, Edgar Tijerino, señaló que la principal medalla que estos Juegos dejarán para el país, son las instalaciones deportivas. Y es cierto. Esa ha sido una asignatura pendiente.
Sin embargo, mi posición es que los Juegos deberíamos verlos como algo más que una competencia entre atletas que generan medallas. Son más bien, la oportunidad para mostrar una mejor imagen del país.
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Y no hablo de política, un sector donde hay mucho por corregir. Hablo de mostrarnos como un lugar seguro, un destino turístico y todo lo que contribuya a mejorar la imagen de marca país.
Nicaragua debería importarnos a todos, independientemente del ángulo desde el cual la miremos. Si no nos gusta lo que tenemos, pues debemos trabajar bien en el ámbito en el cual nos desempeñamos para hacerla mejor.
No desaprovechemos el chance de los Juegos. Son una vitrina para mostrarnos al mundo. Entre el 3 y 17 de diciembre, la atención deportiva del istmo, estará centrada en nuestro país.
