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La diabetes tipo 2 puede evitarse. Foto: LA PRENSA/Thinkstock.

Prevención de la diabetes tipo 2

“Actualmente hay más de 199 millones de mujeres que viven con diabetes y este total está previsto aumente hasta 313 millones para 2040.”

El mes de noviembre se dedica a enfatizar los cuidados de salud para la prevención, control y tratamiento de la diabetes, especialmente la tipo 2 que puede evitarse.

Este año la Federación Internacional de la Diabetes (IDF) ha destinado la campaña del día mundial de la diabetes a las mujeres. “Actualmente hay más de 199 millones de mujeres que viven con diabetes y este total está previsto aumente hasta 313 millones para 2040.”

¿Cómo prevenir la diabetes tipo 2 por la alimentación?

Lo que comemos, cuánto comemos, el horario en que nos alimentamos puede tener una influencia positiva en la prevención de la diabetes tipo 2, también la práctica de actividad física y evitar algunos hábitos de vida como consumo de tabaco y licor.

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En cuanto a alimentación debo destacar el daño que provoca el consumo de productos industrializados que contienen jarabe de maíz de alta fructosa (JMAF), muchas veces aparece en la etiqueta de ingredientes como sirope de maíz o jarabe de maíz.

Este endulzante lo utiliza la industria alimentaria en casi todo tipo de producto, en aderezos, salsas, yogur, galletas, cereales de desayuno, barras de cereal, bebidas y mucho más. Es casi imposible si se utilizan alimentos industrializados, escapar de este tipo de fructosa.

El JMAF es diferente a la fructosa natural contenida en las frutas. El JMAF se desarrolló industrialmente en la década del 60 buscando un equivalente más económico del azúcar para la producción industrial de alimentos. La ventaja para la industria es que podía ser procesado a partir del maíz que era un producto muy barato y que abundaba en Estados Unidos en esa época y ahora también. Su mayor virtud para la industria es que resulta muy barato.

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El problema con la fructosa es que solo puede metabolizada en el hígado. El cerebro, los músculos y casi todos los tejidos del organismo no pueden usarla directamente a menos que haya sido metabolizada en el hígado antes. Comer fructosa no altera mucho el nivel azúcar en la sangre y por eso se le había considerado un endulzante saludable pero este tipo de fructosa encerraba un peligroso secreto.

La clave de su toxicidad está en el daño que causa al hígado, es el denominado hígado graso o esteatosis hepática. El hígado graso es la piedra fundamental para la producción de la resistencia a la insulina y a partir de ahí dislipidemia, especialmente elevación de triglicéridos, marcadores inflamatorios, obesidad, diabetes tipo 2 y finalmente enfermedad cardiovascular.

Esta formación de grasa en el hígado puede ser el principio de diabetes tipo 2 y las enfermedades ya mencionadas, tanto en adultos como en niños y adolescentes. Con mayor frecuencia se presentan estas alteraciones a temprana edad.

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Lo más aconsejable es evitar comidas copiosas y excesos de carbohidratos, especialmente los de harinas blancas o refinadas, cargados de grasa y azúcar. Se hace necesario recuperar el consumo de alimentos naturales, suprimir drásticamente el consumo de jugos, refrescos, gaseosas, galletas, cereales de desayuno, barras de cereal, dulces, golosinas y todos los productos que contienen JMAF.

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